Después de sorprendernos con la celebración del Festival en septiembre, ¿qué ha sido lo más complicado de la programación de este año?
Lo más difícil ha sido, precisamente, hacerlo. Pensar que se hacía, porque contra todo pronóstico las fechas en las que habitualmente se celebraba, junio, era complicado celebrarlo, por no decir, imposible poder desarrollarlo. Hemos tenido que repensar que este Festival tenía que buscar otras fechas, con todo lo que eso conlleva. Además de pensar otras fechas, las condiciones en las que se debe desarrollar ya sabemos todos cómo van a ser. Por encima de todas las dificultades, finalmente se va a poder hacer.
¿Se ha sacrificado algo más, además de la fecha?
Bueno, se ha sacrificado algún espacio. Hay dos espacios muy emblemáticos en el Festival, que son San Jorge y las Veletas. El espacio de San Jorge, al ser más pequeño, lo hemos tenido que sacrificar. Al tener muy poquito aforo, y tener que mantener las distancias de seguridad, más el 50% del aforo, hacía muy difícil poder llevar a San Jorge el Festival. Se decidió, por tanto, como espacio al aire libre, las Veletas, que es el espacio más grande.
La programación y las actividades, ¿siguen siendo las mismas?
Si, si, las mismas. Igual. Es una programación que se va a desarrollar a lo largo de dos semanas, del 9 al 20 de septiembre. Una programación en la que hemos llevado a cabo toda la programación que se hubiera elaborado en el mes de junio. Para nosotros eso era muy, muy importante. No hemos sacrificado compañías, con lo que eso conlleva, no sacrificar empresas. Cuenta con quince compañías, en la sesión de escena clásica. Siete de ellas son extremeñas. El resto son compañías nacionales y grandes proyectos de la escena del teatro clásico. Alrededor de estas funciones hay una serie de actividades paralelas que se desarrollarán con motivo del Festival.
¿Cómo se verá reducido el aforo?
Hoy por hoy sólo podremos abarcar el 50% del aforo. Tal y como nos indica la ley. Ese será el aforo con el que vamos a contar. No sé qué pasará en septiembre, si se podrá contemplar todo el aforo. Pero a día de hoy, sólo podemos decir que habrá un 50% de aforo.
¿Vais a visitar algún festival antes para ver cómo se desarrolla?
Es muy importante el desarrollo del Festival de Mérida. Como bien sabes se realiza en la provincia de Badajoz, en nuestra región. Efectivamente iremos a ver cómo se desarrolla y cómo se organiza, aunque las medidas son muy similares todas. Es verdad que los primeros festivales que se pongan en pie son los que marcarán el camino.
Como directora del Festival de Cáceres, ¿qué esperas al final de esta atípica edición?
Lo que espero, sinceramente, sobre todas las cosas, es que el público esté tranquilo, se divierta, y venga a visitarnos. Que sea una edición más. Yo siempre digo que hay que seguir organizando las actividades que antes normalmente hacíamos. Es verdad que hay que ser más responsables, pero es verdad, también, que estamos más informados. Todos sabemos lo que tenemos y lo que no tenemos que hacer. Y lo que espero y deseo es que el público acuda, esté tranquilo, que se divierta y que pueda disfrutar de esta edición.
¿Cuáles son los espacios donde se podrá ver teatro dentro de la ciudad?
Este año contaremos con varios espacios. Uno de ellos, es nuestra sede, el Gran Teatro de Cáceres. Como he comentado anteriormente, la plaza de las Veletas. Contaremos también con el espacio de la Concatedral de Santa María y la Iglesia de la Preciosa Sangre (Iglesia de San Francisco Javier), que es donde se desarrollarán los conciertos de música clásica. Tendremos, también, el Corral de las Cigüeñas para la noche golfa, y el patio de un palacio de Cáceres, el Palacio de Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno; y la plaza de Santa María al aire libre.
¿Cómo nos invitarías, a los que no pertenecemos a la región de Extremadura, para disfrutar de vuestro festival?
Os diría que vengáis a conocernos, si es que antes no habéis venido a disfrutar de nuestro Festival. Es un Festival que está hecho con las mejores compañías, para que podáis disfrutar y pasar unos días inolvidables en uno de los entornos más bonitos de España, y que estaréis seguros. Lo único que podrá pasar es que disfrutéis de una noche mágica en el entorno de la ciudad de Cáceres y su Festival.
Llama poderosamente la atención la imagen que habéis presentado este año del Festival…
Para nosotros siempre ha sido muy importante la imagen del Festival. Hace varios años se tomó la decisión de invitar en cada edición a un artista o varios artistas extremeños, de cualquier disciplina, a participar en el Festival, poniendo la imagen que creyera conveniente, la que él quisiera. Este año se invitó a un artista cacereño, Tete Alejandre, que es fotógrafo. Él ha diseñado esa preciosísima imagen, que son dos. Un perro y una perra que son Calixto y Melibea, como nosotros le llamamos. Es una imagen preciosa, él es un buenísimo artista, y la imagen tiene el protagonismo que nosotros siempre le hemos querido dar. Este año tenemos la suerte de disfrutar de este precioso trabajo.
Para finalizar, Silvia nos comenta que “en momentos tan complicados como este, donde la gente está aún muy contenida, desde el Festival de Teatro Clásico de Cáceres queremos lanzar ese mensaje de tranquilidad. Decir que los teatros y los festivales son, hoy en día, espacios muy seguros. Que pueden ir con toda tranquilidad. Que se acerquen, que disfruten, y que pasen un festival agradable, organizado con todo el cariño, precisamente, para todos los que nos visiten”.
Un poco más de la edición XXXI
El teatro se ofrece en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres como refugio frente a la situación derivada de la pandemia del coronavirus. Un refugio en el que uno observa un mundo en orden o en desorden, pero a salvo de la realidad, aunque ese mundo sea el de la propia realidad. Unas fechas inéditas en septiembre y unas medidas preventivas para que el disfrute de los espectadores sea pleno marcan una trigésimo primera edición que mantiene intacta su potencia teatral. Las gentes del teatro vuelven con una constancia imaginativa a extraer lecciones de los clásicos, a verlos con ojos de hoy. O a ver el hoy con los ojos de ese pasado de ficción que hablaba en su tiempo de hechos, sucesos que recorren bajo diferentes ropajes la historia de la humanidad hasta el presente. El feminismo, las ‘fake news’ o ese concepto tan popular de la España vacía se manifiestan en algunos de los montajes de este año, en que Extremadura aporta siete de los quince espectáculos de la sección principal, La escena clásica. Y así se abre un festival de doce días ininterrumpidos de espectáculos, con el estreno de El carro de los cómicos de la legua, una evocación de los actores ambulantes. La presencia de Shakespeare como autor destaca en la edición de 2020, que presenta cuatro obras del dramaturgo inglés. Tito Andrónico, producción de Teatro del Noctámbulo, Ricardo III, que produce El Pavón Teatro Kamikaze, Romeo y Julieta en versión del Teatro Clásico de Sevilla y Hamlet, por la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura. Si Shakespeare es un mundo en sí mismo, la sociedad prebarroca española representa otro en mutación, del que el festival dará cuenta en renovadas versiones de dos obras del canon literario: La Celestina y Libro de Buen Amor, a cargo de los grupos extremeños La Escalera de Tijera y Guirigai, y otras dos de Jerónimo Bermúdez fundidas en Nise, la tragedia de Inés de Castro por Nao d’Amores dentro de su proyecto de rescate del legado teatral del Renacimiento. Una de las aportaciones más sugerentes del festival es la manera en que se da la vuelta a la tradición clásica con una escritura contemporánea. Es lo que hacen Ron Lalá y la Compañía Nacional de Teatro Clásico en Andanzas y entremeses de Juan Rana: reconstruyen la vida de uno de los actores más famosos del Siglo de Oro mediante escenas de textos clásicos. También prueba fortuna Alfredo Sanzol con La ternura, una obra actual pasada por el tamiz del Shakespeare de La tempestad o el Sueño de una Noche de Verano. Y del pasado, José Luis Esteban rescata espíritu y acciones del Quijote que trasvasa en Don quijote somos todos al presente del pueblo donde nació Alonso Quijano. Los talleres para niños inciden en la creación de máscaras y marionetas y se suman al espectáculo de títeres y los cuentacuentos que ha preparado el festival para ellos. La exposición de este año recoge una colección de vestidos que, a su modo, reflejan una especie de pugna entre el gusto francés y el español del siglo XVIII. Este conciso recuento pretende incitar de nuevo a buscar refugio (consuelo, dicha, alegría o evasión) o respuestas en el teatro clásico, como un modo de compromiso del espectador consigo mismo y su sociedad.