Masescena - Paco Mir: "He buscado la máxima expresión con los mínimos elementos"

AÑO VII  Número 345

28 MARZO 2024
EL DIRECTOR SE ENCUENTRA EN LOS TEATROS DEL CANAL CON SU PARTICULAR VISIÓN DE EL PERRO DEL HORTELANO DE LOPE DE VEGA HASTA EL 18 DE SEPTIEMBRE

Paco Mir: "He buscado la máxima expresión con los mínimos elementos"

Paco Mir estrenó en Almagro hace dos años la producción que ahora ha llegado a los Teatros del Canal. Una visión muy particular sobre El perro del hortelano de Lope de Vega. Una visión muy particular no en cuanto al texto, sino en cuanto a su reparto, pues la obra del siglo de oro se resume a cuatro intérpretes, que serán los encargados de dar vida a todo el reparto. Y hacen lo que pueden.

Pero no sólo el reparto será reducido. La escenografía y decorado se verá resumida a unos cuantos elementos que estratégicamente ubicados nos transportarán a un lugar u otro de la acción. Paco Mir lo cuenta para Masescena en esta entrevista que nos acerca a la obra y a su director.

 

¿Por qué El Perro del Hortelano y Lope de Vega?

Completamente de casualidad. Yo lo que quería era ir a Almagro a estrenar. Tenía una idea paralela. La obra son unos actores y unos técnicos que quieren montar, in extremis, una obra de teatro. La trama la tenía, porque la había preparado para un Romeo y Julieta con dos actores. Y me dije, ¿por qué no estrenar en Almagro? Ahí me puse a revisar comedias que se adaptasen a esta estructura que tenía adaptada de los técnicos. Y la que mejor se adaptaba a mi idea de cuatro personajes, es decir, cuatro actores, era El perro del hortelano.

 

Quería estrenar en Almagro, y, además, lo hace en el Corral de Comedias. ¿Cómo fue esta experiencia?

Fue un gustazo que no te puedes ni imaginar. Porque una cosa es ver las fotos del Corral de Comedias, y otra muy distinta es estar en el escenario, tan cerca del público, y sentir esa cercanía con el público. Fue realmente emocionante. También fue muy bonito empezar con la luz del día y acabar con las luces de escena y de noche. En la primera parte de la obra había unos efectos de luces que no funcionaban porque era de día. Me sentí, también, un poco partícipe de la vida de Lope, porque seguro que este hombre estuvo allí. Fue muy emocionante.

 

¿Cómo se le ocurre coger una obra de Lope de Vega y reducirlo a cuatro actores? Antes comentaba que ya lo había hecho con una obra de Shakespeare reducido a tan solo dos

Por necesidad. Cuando hice Romeo y Julieta venía de unas funciones de niños en inglés, escolares. Ya había hecho un Hamlet para cinco actores. Pero cinco actores resultaba muy caro de mover. Entonces surgió el Romeo y Julieta con dos. Yo mismo me hice el reto porque no había ninguna salida.

Tal y como está la producción en precario, y más en Andalucía, esos cuatro actores me pareció que eran los esenciales para tener a la pareja de amantes típica, y sobre esto me forcé a crear toda la dramaturgia, que tampoco ha sido tan complicado.

 

La función tiene pocos elementos escenográficos, ¿verdad?

Tiene poco y tiene mucho. Ellos juegan con que no tienen nada, y lo tienen que inventar todo con lo que encuentren en el teatro. Incluso hacen broma con el espacio vacío de Peter Brook. Hacen más broma porque dicen que imitan una función de Flotats que vieron, y la copian. Y nadie les puede decir nada, porque si la ha hecho Flotats nadie les puede criticar, porque están haciendo exactamente lo mismo.

Hay mucho ingenio, y con dos escaleras somos capaces de hacer cualquier cosa. He elaborado una escenografía de la imaginación en la cual yo coloco dos escaleras bien montadas, y el actor dice que están en el dormitorio de la duquesa, y la gente se ríe, porque lo entiende perfectamente. Ve el esfuerzo que hemos hecho de imaginación. Y ven cómo estas escaleras se convierten en laberinto, en barra de bar, en biblioteca, en pinacoteca, en mil cosas… Esta complicidad tan Tricicle es la que he sabido mantener. De tener al público como un aliado más, como alguien que juega con nosotros.

 

El perro del hortelano Paco Mir Canal 2022Una imagen de la función de "El perro del hortelano" de Lope de Vega 

 

¿Qué pretendía con esta función? La gente se lo pasa bien, verdaderamente bien.

La gente se lo pasa bien con lo que yo hago. Es lo normal, es lo que yo espero. Pero creo que se lo pasa mejor que nunca con Lope de Vega. Yo me he sorprendido. No me lo esperaba tanto. Como el texto está arreglado, bien arreglado, hemos quitado cualquier cosa que pudiera entorpecer una oída normal y actual del público, porque hay veces que Lope como no lo leas con un diccionario al lado no sabes lo que te está diciendo. Hemos eliminado estos tropiezos de escucha. Hemos eliminado, evidentemente, bromas antiguas, guiños antiguos que se han eliminado o se han adaptado. Por lo tanto, el texto entra muy bien y el público lo entiende perfectamente. El público ríe mucho con Lope. Y esto es lo que más me ha gustado.

 

¿Cómo ha sido el trabajo con los actores?

Muy fácil. Un poco más complicado con nuestra última incorporación, Paqui Montoya. Ella entró la última porque diez días antes de comenzar la gira la otra actriz contratada tuvo que atender otros compromisos que había adquirido con anterioridad. Cuando todos tenían la obra casi completa ella estuvo sin dormir para poderse poner al día.

Todos se conocen mucho, porque han trabajado en el Teatro Clásico de Sevilla. Hay mucha complicidad entre ellos. Los cuatro son muy cómicos. Los cuatro han hecho muchos cursos de clown. Aunque hacen un teatro textual no están tan alejados de Tricicle, de la movilidad.

 

¿Qué pretende con esta función?

Pretendo lo mismo que pretendía Lope de Vega. Entretener. Que el público pase a la sala y haga un viaje sin acordarse de los problemas externos. Y que disfruten del texto. Sobre todo porque hemos hecho un texto respetuoso. Que disfruten con el texto clásico a través de un teatro moderno, bien combinado, entendiendo las cosas inteligentes que hay en la función. Es una obra que hace crecer al público, gracias a Lope de Vega, sobre todo.

 

Si tuviera que destacar un acto o un pasaje de la obra, ¿cuál sería?

Hay dos roturas de escena. Cuando creemos que la función está marchando, y no hay ningún problema, de repente todo se para porque tiene que entrar el marqués. Y así se anuncia. Pero pasan 15 segundos, 20 segundos, y allí no entra nadie. Los actores se miran y se preguntan ¿quién hace de marqués? Se vuelve a romper la escena en estas idas y venidas del sacrosanto clásico al mundo real. Están muy enjabonadas durante el espectáculo.

 

EL PERRO DEFINITIVAS 3Imagen de la obra dirigida por Paco Mir 

 

¿Ha tenido posibilidad de ver qué reacción tiene el público?

Del todo. Casi he estado en todas las funciones. El público se muere de risa. Desde el segundo cinco, en el que los técnicos indican que son 32 en la compañía, y solamente han llegado dos, ya tenemos al público en el bolsillo, y hacen, y hacemos, lo que queremos con él.

 

¿Qué tiene Paco Mir encima de la mesa como proyectos? Por otro lado, ¿qué espera del público de los Teatros del Canal de Madrid?

Encima de la mesa tengo dos proyectos. Uno de ellos es, ya que estoy metido en el clásico, Rinconete y Cortadilla, una versión trans del Cortadillo. También es un reto, que dos intérpretes puedan hacer la cantidad tan grande que hay de personajes en Cortadillo. Estará dentro de la línea de El perro del hortelano, buscando la máxima expresión con los mínimos elementos.

Del público del Canal espero lo que siempre he obtenido en los otros montajes. He hecho montajes que siempre me han ido muy bien. Hemos acabado llenando siempre los teatros. He estado con La ópera de cuatro notas, Las bodas de Fígaro, con Don Mendo… Realmente siempre me ha ido muy bien. Espero que sigamos en esta línea.

 

Para finalizar, ¿cómo llega el teatro a su vida?

Llega, también, de casualidad. No era muy teatrero de pequeño. Mi vida estaba más enfocada al cine. De pequeño yo dibujaba y también me gustaba el cine. De hecho estudié cine. Pero lo primero que me impacto fue “Le grand magic circus”. Llegaron a Barcelona cuando yo tenía dieciséis años o así, y se anunciaron con una valla en la calle. Y la valla era el magic circus que llamaba poderosamente la atención. Que una obra de teatro se anunciase en la calle pensé que tenía que ser la bomba, porque si se gastan tanto dinero en anunciarse… Fui a verlo y me quedé tremendamente impactado con el morro que tenían, con esta osadía de hacer lo que les daba la gana, cuando querían y como querían. Pero ahí se quedó parado. Después de un par de años, vino un payaso americano afincado en Europa, Jango Edwards, que también venía con esta desfachatez de hacer con el público lo que quisiera. Aquí ya me animé a hacer un curso de mimo para ver si me gustaba la cosa. Entré y de repente me encontré dentro del mundo del teatro.

 

Para cerrar, ¿qué le pide a la profesión del teatro?

A la profesión no le pido nada. Le pido a la gestión del teatro. Le pido más facilidad para tener bolos. Mejor reparto de las ayudas. Yo que estoy viviendo en Andalucía ahora veo la precariedad de las producciones andaluzas que con dos pesetas hay que hacer las cosas. Pero eso no es lo peor, lo peor es que cuesta mucho conseguir bolos. Yo vengo del privado, privado. Tricicle, sin subvenciones. Hemos tenido la suerte de vivir de nuestros bolos. Ahora me cuesta bajar al mundo terrenal y ver que aunque quieras actuar no hay bolos. Es todo tan complicado, aun teniendo una obra con premios y nominaciones. Es una mala gestión que no sé cómo se arregla. Pero creo que es el gran problema. Muchas veces los bolos se los llevan siempre los mismos, y la gente por descubrir se pasa el día llamando a puertas.

 

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