Masescena - Iván Villar: “Mi pasión y amor por la danza me lleva a elevar nuestro folclore a lo más alto posible”

AÑO VII  Número 345

28 MARZO 2024
VILLAR SABRÁ EL PRÓXIMO 4 DE OCTUBRE SI SE ALZA CON LA PRECIADA MANZANA EN LA CATEGORÍA DE MEJOR INTÉRPRETE MASCULINO DE DANZA

Iván Villar: “Mi pasión y amor por la danza me lleva a elevar nuestro folclore a lo más alto posible”

Iván Villar es finalista de la XXIV edición de los Premios Max de la Fundación SGAE como mejor intérprete masculino de danza por la obra Leira. Él reconoce que quedó muy sorprendido cuando le dieron la noticia. “No me lo esperaba y por otro lado es un orgullo que me reconozcan el trabajo de todos estos años. Ya son más de veinte años dedicados profesionalmente a la danza y al folclore gallego. Fue una gran sorpresa y estoy agradecidísimo porque hayan pensado en mí, encantado”.

En 1996 entró a formar parte del Ballet Galego Rey de Viana, en el que permaneció hasta el 2006. Trabajó con el Centro Coreográfico Galego en Vacuo, con una coreografía de Maruxa Salas. En 2008, para la compañía Entrecaixas, coreografió Miniaturas, consiguiendo el premio José Manuel Garrido en el Maratón de danza de Madrid.

En 2010 coreografió el espectáculo Danza e contradanza para la compañía CONTRA2, con Nelson Quinteiro, y en 2011, estrenó el espectáculo infantil Papirolexias.

Se incorporó a la compañía Nova Galega de Danza en 2009. Desde entonces, ha participado en los espectáculos Tradicción, Dez, Son y Leira.

 

¿Qué cuenta Leira, la pieza por la que ha sido nominado?

Leira es un homenaje al minifundio gallego, al trabajo, a la tierra, al sudor, a la alegría, al esfuerzo, a la repetición. Es un viaje interior por nuestro asado más cercano. El campo, ese trabajo repetitivo, giratorio, de esfuerzo, pero que tiene sus recompensas. Simboliza muy bien ese pequeño homenaje que queremos hacer a los trabajadores del campo.

 

¿Qué destacaría como intérprete de danza en este trabajo, y que le ha valido ser finalista de los premios?

Creo que el esfuerzo ordinario y continuo a lo largo de estos años, la pasión por lo que amo, que es la danza, y sobre todo nuestro folclore. Eso es lo que me mueve a seguir la pasión por la danza y llevar nuestro folclore lo más alto posible, porque creo que se lo merece, y es un gran desconocido a nivel nacional e internacional.

 

Me habla de folclore, danza tradicional… ¿Cómo es esa fusión entre la danza más actual, más contemporánea, y el folclore gallego?

La compañía Nova Galega de Danza lleva haciendo una fusión de la danza tradicional y la danza contemporánea hace casi veinte años, solo que en este trabajo lo que quisimos hacer es diferenciar los dos estilos en esta obra, y que la obra en sí fuera la propia fusión, no los movimientos. Para ello visitamos muchos grupos de danza tradicional, de ver por dónde podíamos encajar, con Iker Gómez, que fue el coreógrafo de la pieza, todo el material y la idea que traía, con lo que son nuestras raíces. Fue un trabajo muy duro pero precioso, muy bonito. Está dando sus resultados.

 

Leira 93Imagen de "Leira", producción de Nova Galega de Danza

 

¿Nova Galega de Danza es la continuación del Ballet Galego Rey de Viana?

No es la continuación, pero Nova Galega de Danza no existiría si antes no hubiera existido el Ballet Galego Rey de Viana. Los fundadores de Nova Galega de Danza, Jaime Pablo Díaz, el director actual, y Vicente Colomer, que fueron los que iniciaron la compañía, los dos partieron del Ballet Galego Rey de Viana. Los conocí allí, eché allí nueve años, y era como una fábrica de bailarines y de folclore, pero no sólo basado en el folclore, sino que teníamos una base clásica, contemporánea… una evolución de ese folclore. No es una continuación porque no tiene nada que ver. El Ballet Galego Rey de Viana lo que hacía era más “estampas” de la cultura gallega (los marineros, la cosecha)… Eran estampas muy claras en distintas coreografías. Nova Galega de Danza cuida más el movimiento y lo que es esa esencia, sin crear una estampa clara, sino creando un espectáculo completo, como es Leira, que tiene una referencia clara a Galicia, pero no necesariamente. Por ejemplo, el anterior espectáculo, Son, tenía referencias de danza contemporánea, flamenco y danza tradicional gallega. Trabajamos con gente del mundo del flamenco. Y en los anteriores espectáculos hacíamos fusión en el movimiento, pareciéndose un poco más a la esencia del Ballet Galego Rey de Viana. El Rey de Viana fue el germen de todo esto, realmente.

 

¿Qué le falta al mundo de la danza actualmente?

Desde mi visión personal, creo que se está apoyando mucho la danza, se buscan creadores… pero si quieres ser intérprete y no tienes la necesidad de crear algo nuevo, no tienes posibilidad de tener compañías grandes en las que poder audicionar. La gente que sale de los conservatorios, muy bien preparada y gente muy buena, no tienen opción nada más que a montar su propia compañía, proliferando los dúos, los solos… pero compañías grandes no hay. Hoy el Rey de Viana sería inviable. Sólo mantener aquellos 36 bailarines sería imposible. Pero compañías de mediano formato estaría bien, con seis o diez bailarines y que den oportunidad a los intérpretes. Sería necesario, aparte de la distribución y proyección exterior de lo nuestro.

 

¿Cómo se ve Nova Galega de Danza fuera de España?

Hemos estado en Latinoamérica bastante. Perú, Colombia, México. Fuera de allí, pisamos Shangay, Israel, Roma, Reino Unido… En estos quince años que llevo en la compañía tenemos una aceptación maravillosa. No nos podemos quejar ni de la reacción ni de la cantidad de público que nos visita en cada función a la que nos vienen a ver. La gente se acerca al teatro a vernos, nos conocen más, ya son unos añitos los que llevamos. Leira ha tenido muy buena aceptación, Son, también, aunque por desgracia actuamos más fuera de España que en España porque era una producción grande, cara, y fue hace seis años, un momento que no era el más idóneo para este tipo de producciones.

 

Si recogiera el premio el próximo día 4 de octubre, ¿qué se premiaría? ¿Su labor personal o al colectivo?

Sin duda alguna se premia al colectivo. Yo puedo ser un buen intérprete, pero sin el apoyo de las compañías donde estuve trabajando, y de las agrupaciones que a través del asociacionismo hacen una recogida de nuestro folclore, mis profesores, los cursos… sin eso realmente yo no podría haber llegado a estar donde estoy. Y sin la oportunidad de poder mostrar tu trabajo en las compañías donde trabajas es complicado llegar hasta aquí. Por eso digo que es un premio colectivo, y muy colectivo.

 

¿Qué producción y qué coreógrafo son los que personalmente más le han marcado?

Como digo tengo tres pilares. Mi pilar inicial fue el profesor que me llevó al Ballet Gallego, el que me cogió a los cinco años, Ricardo Rey Silva, un gran amante del folclore. Es el que enfocó mi carrera. Otro pilar fue el trabajo con Maruxa Salas. Yo venía de trabajar un folclore muy fuerte, pero verdaderamente quien me introdujo en el mundo contemporáneo y quien consiguió que me interesara por la danza contemporánea fue ella. El espectáculo Vacuo en el Centro Coreográfico Galego fue un antes y un después en mi carrera profesional. A raíz de ahí comencé a estudiar danza contemporánea en el conservatorio y a prepararme más. Después hice flamenco y otras disciplinas. Por último, y también al principio, Jaime Pablo Díaz, director de Nova Galega de Danza por su capacidad de creación, de visualizar y llevar los espectáculos al éxito partiendo de la nada en numerosas ocasiones, y sacar espectáculos tan potentes con tan poco.