Masescena - Opinión

AÑO VII  Número 319

01 OCTUBRE 2023

Miércoles, 13 de julio de 2022. Día 14.

El 13 de julio era un día de tarta y champagne hasta que mi padre dejó de cumplir años. Entonces se convirtió en un día de mierda. El mundo se empeña en jodernos la vida. Eso lo dice Sor Juana Inés de la Cruz mucho mejor. Escribe “En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?” y resuena potente porque hay debajo una verdad a la que todos podemos acceder. No solo es que quede mejor que “Me estás jodiendo la vida”, es que es más verdad: eso es literatura.

Martes, 12 de julio de 2022. Día 13

Pues ya hemos pasado la mitad de nuestro periplo festivalero. Nos quedan solo doce días. Hay muchas cosas que siguen igual que siempre: hace calor, mucho calor, hay espectáculos buenos, otros no tanto y estamos esperando uno fabuloso, Pogacar parece imbatible aunque su equipo flaquea, España pierde con Alemania, sean chicos o chicas, los políticos se hacen fotos y discuten entre ellos para que creamos que son muy diferentes, agosto espera agazapado el final del Festival… Luego hay otras cosas, pocas, que cambian. Entre ellas, que a José Vicente Gómez, el infatigable director de El Taular, el guarda forestal, el encargado de las rutas senderistas almagreñas y bolañegas, le han dado un premio por la primera obra de teatro que ha escrito. Lo convocaba la Asociación de Amigos del Patio de Comedias de Torralba, la Asociación para el Desarrollo del Campo de Calatrava y la Diputación. De las tres instituciones solo me interesa la primera, las otras dos, que deberían ser ayudas, son obstáculos, creen que el dinero es suyo. No lo es, pero les dejamos que actúen como si lo fuera y así nos va. Pero vamos a lo nuestro, el premio tenía como leit motiv (la RAE quiere que lo escribamos junto, a veces no se entiende a la RAE), el mundo rural y José Vicente ha ganado un áccesit (la RAE quiere que escribamos accésit, pero yo no he pronunciado eso en mi vida, a veces no se entiende a la RAE aunque tenga razón) con El Alcornocal. No la he leído, pero dice José Vicente que va sobre la vida rural en esa pedanía de Piedrabuena. El domingo, yendo de Candeleda a Piedrabuena pasé, por primera vez en mi vida, por el desvío que conduce a El Alcornocal. Es, desde luego, un lugar aislado. Dice el INE que tiene 126 habitantes. Dice José Vicente que tiene un bar. Habrá que visitarla algún día.

Lunes, 11 de julio de 2022. Día 12.

Cuando acabe el Festival mi carnicero se va una semana de vacaciones. “Cuando acabe el Festival” es una frase que se repite mucho en Almagro, porque el Festival es como la Navidad por estos lares, que puedes creer o no, pero que marca el ritmo vital colectivo, es un ritual laico. Este lunes nos quedamos sin obras de pago. Hay en la programación de este año más huecos de los habituales y de los deseables. El Hospital, buque insignia de la armada encajera, se queda sin representaciones hasta el viernes, cuando llegará Lo fingido verdadero. Es solo un ejemplo.

Domingo, 10 de julio de 2022. Día 11.

El estilo es algo misterioso, inaprensible, indefinible, pero fundamental para la creación. La voluntad de estilo es la voluntad de crear, pero, al mismo tiempo, ha de ser natural, tiene que pasar desapercibido para el autor, que no puede sacrificar la verdad en el altar del estilo. Mi tío Cristóbal, que era carpintero con estilo, es decir, ebanista, lo definía mucho mejor y más sucintamente: “Es muy difícil ser figura” y te guiñaba un ojo. Xavier Albertí tiene voluntad de estilo. Lo vimos el año pasado en El príncipe constante. El estilo de Albertí tiende hacia la contención y el minimalismo: no moverse, no gritar, hablar claro porque el texto es poderoso, no enturbiarlo con la escenografía, no agitarlo, servirlo puro. O no tanto. Este año ha puesto la dramaturgia a Adolfo Marsillach soy yo, que quienes lo vieron afirman que transitaba la peligrosa raya que va del minimalismo a la nada, y El burlador de Sevilla.

Sábado, 9 de julio de 2022. Día 7.

El sábado no lo pasé en Almagro, sino en Gredos, aguja de marear todas las Españas que han sido y que serán. Celebrábamos la amistad. Entre el grupo de amigos, dos jovencitos, velando armas para comenzar la universidad, una vez superada la EVAU madrileña. Los que compartimos horas y aulas con los chicos y chicas de su edad, sabemos que no todo está perdido, que hay esperanza, por mucho que nos quejemos.

“Mucha mierda”, en el argot teatral, se suele decir a las compañías o cuadros artísticos antes de salir a escena. Según nos han contado, esto viene de largo. Y es que la expresión tiene su origen en los siglos XVI y XVII cuando el público asistía en coche de caballos al teatro (corrales de comedias). Al llegar a la puerta del recinto, mientras bajaban del coche, el animal hacía sus necesidades allí mismo, por lo que cuando estaba a punto de empezar la representación un miembro de la compañía se asomaba y miraba la cantidad de excremento depositada. Cuanta más había, más gente de dinero se encontraba entre el público; algo muy importante, porque como no se cobraba entrada, su sustento dependía del dinero que, concluida la función, los espectadores lanzasen al escenario.

La compañía castellanomanchega Producciones Telón estrenó en el Corral de Comedias de Almagro su propuesta Lope, la comedia por llegar, escrita por A. Arnel y dirigida por Juanma Cifuentes. La producción, enmarcada dentro de la 45ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, sedujo a un público necesitado de comedia y de humor.

Viernes, 8 de julio de 2022. Día 9

Ayer fui un día largo, que amaneció en Madrid y terminó en La Solana, pasando por Almagro. Tanto viaje incluyó dos acontecimientos inusuales: el inmoderado consumo de cerveza sin alcohol (hasta tres) y la experiencia de ver Cielo Calderón o La vida es sueño según Lorca. El primero es siempre el incumplimiento de una promesa, un quiero y no puedo; el segundo fue un quiero y puedo o un puedo porque quiero y sé, las tres características de la divinidad calderoniana.

Miércoles, 7 de julio de 2022. Día 8

El Festival ha puesto dos días de descanso, como si fuera el Tour o el fútbol moderno, que no sé si es muy flojito o es que nos marca el camino con el cambio climático. Ahora, en todos los partidos, desde mayo a octubre, hacen cooling breaks, pausas para refrescarse. Estoy por pensar que la evolución se ha acelerado considerablemente. Los niños de antes éramos como camellos, podíamos pasar un desierto sin beber hasta encontrar la siguiente fuente herrumbrosa. Los de ahora, no. Se han adaptado y tienen que beber cada cinco minutos si están fuera de casa. En casa pueden pasar sin hacerlo días. O tal vez sean los padres los que hemos evolucionado o involucionado. Anyway, que estamos bárbaros, como soy muy bien mandao, en el cooling break, tenía la intención de refrescarme de Festival, pero como tengo poca memoria, no lo hice.

Miércoles, 6 de julio de 2022. Día 7.

Por la mañana estuve en el mercadillo. Hacía más de un año que no iba, pero nada había cambiado. Fui a los puestos de siempre e hice las bromas de siempre. Funcionaron como siempre, porque a los vendedores les interesa hacer como si uno fuera gracioso. En realidad lo que quieren es tu pasta y si tienen que pagar con unas pocas sonrisas, pues se paga. A cambio, hacen lo que les viene en gana. Que quieres tres o cuatro pimientos, pues sales con seis. Pides un kilo de melocotones, los mejores por supuesto, y te llevas 1,8. Lo pone en la báscula y cuando lo pesan te lo dicen, como regodeándose: pasa un poco del kilo, ¿qué? Así que les haces una broma para vengarte, ellos se ríen y se llevan tu parné. Para llevarte un kilo tienes que pedir cuarto y mitad, que es una terminología que me abruma y me fascina. ¿Qué manera de contar es esa? Lo entenderías si todos estuviéramos embarazados, porque es sabido que el preñamiento produce un trastorno en la parte del cerebro que lleva los cálculos y pasas a hacerlos en semanas e incluso días, pero sin estarlo…

Martes, 5 de julio de 2022. Día 6.

Vi al dire Ignacio García bajar de un coche muy pequeñito, un Smart, que quedó aparcado en la puerta de Valdeparaíso como si fuera un anuncio. Enfrente, junto a la fachada de Torremejía, dos furgonetas, una de ellas de una empresa de Villarrubia de traslados medicalizados o algo así. Viene, parece, el alcalde rudo, Mauricio Fernández. Valdeparaíso, Torremejía, la inflación de los apellidos, tan empobrecedora para la mayoría como la otra. O el fetichismo. Son dos edificios preciosos que contribuyen a dibujar el rincón más bello de Almagro, ese que durante años Natalia Menéndez se empeñó en tapar durante el Festival. A Natalia le debemos algunas de las mejores ideas para revitalizarlo, pero lo de poner allí un escenario donde se representaban las obras más populares no fue una de ellas.

Lunes, 4 de julio de 2022. Día 5.

Me he puesto Extremoduro para escribir esta crónica. Canta el Robe So payaso. Lo he tenido que quitar porque no hay quien escriba con música. “A ver qué dice después…”, desafía el cantante extremeño. Y eso pienso yo, que a ver qué digo de los payasos. No soy muy original, pero a mí, como a Stephen King y a tantos chavales de los sesenta y setenta, los payasos nos dan miedo. También da miedo Stephen King cuando pone cara de Stephen King. Y más si piensas que pasa sobrado de los setenta años. Los de ayer no daban miedo, pero porque los espectadores éramos un montón, pero los de Mayorga te los encuentras tú solo por la noche y solo piensas en alcantarillas, globos y maldad a raudales corriendo por las tranquilas calles de algún lugar de Maine. Sin embargo, los payasos de Mayorga sobre un escenario, el del Hospital de San Juan, nos hicieron reír con El diablo cojuelo. Eran payasos catalanes, de Velvet Events, que en colaboración con la Compañía Nacional se han lanzado a llevar a escena la obra de Vélez de Guevara, “una comedia genial, pero mala”, como la definen sobre las tablas Martínez (el payaso cojuelo) y sus compañeros.