Fallida recuperación de "Con quien vengo, vengo"
A Calderón conviene oírle bien, porque esconde bombas en muchos versos. El Calderón imperial y ultracatólico convive, en la misma obra, con el plantador de semillas subversivas. Basta recordar a Clarín en La vida es sueño, el tipo cuya espada vale tan poco que puede dársela a cualquiera, así que se la entrega al nobislísmo Clotaldo. El drama calderoniano se eleva sobre el tópico. Pero también lo hace la comedia, donde a Calderón se le recuerda menos, vayan ustedes a saber por qué, ya que algunas de sus mejores obras figuran en este apartado. Ya hemos tenido ocasión de disfrutar en esta edición del Festival Internacional de Teatro Clásico La dama duende en estonio. En el AUREA pudimos Con quien vengo, vengo, mucho menos conocida, pero en la misma línea. Su gracioso, Celio, no quiere revelar a quién sirve y le responde a don Sancho (don Sancho alrededor de 1630 debía resonar igual que ahora), que es criado de Dios: “Si Dios todo lo ha criado/ ¿quién no es criado de Dios?/ Y si argumentos tan buenos/ no os dejan asegurado,/pruebo que soy su criado/ en que es a quien sirvo menos”. Esas tenemos en esta obra maestra del enredo y del disfraz, en la que la oscuridad parapeta y alienta las confusiones de identidades y en la que los nobles se enamoran de los criados, aunque resulte que no lo son.