Desde la llegada de Ignacio García a la dirección, el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro ha tratado de prestar más atención a las compañías locales. El Teatro de sus Mercedes con el Taular es, tal vez, su máxima expresión, un éxito de dos temporadas. Con la pandemia esta colaboración se ha intensificado y el mundo del teatro encajero ha dado un paso al frente para tratar de ayudar en lo posible. Ahí no podía faltar la principal insignia de las tablas calatravas, Corrales de Comedias, cuya campaña estudiantil ha llevado al teatro, muchas veces por primera vez, a cientos de miles de chavales. Corrales de Comedias juega en casa en el Corral, de donde sale durante el Festival para hacer sus microclásicos, una cita ya habitual. En esta ocasión, sin embargo, el Festival la ha desplazado hasta el Palacio de los Oviedo, donde recreó el Corral para interpretar La discreta enamorada.
Lope estaba en pleno apogeo con esta obra, que le sale fácil, fluida, presta para la risa, para la conexión inmediata con el público. De eso sabe bastante Corrales de Comedias, compañía de repertorio, digna donde las haya, de vocación popular, como Lope, como Cervantes. Quiere esto decir que no se les esperan grandes atrevimientos en lo formal, que entienden que las obras de Lope, Calderón, Moreto o Rueda, se mantienen solas si se dicen bien, que el público se ríe y disfruta con actores que conocen su oficio, que no pretenden inventar el arroz con leche cada vez que pisan las tablas, sino dar lo mejor de sí mismos con obras de probada solvencia.
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