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Año VIIINúmero 379
23 NOVIEMBRE 2024

«El tiempo entre costuras, el musical»: un relato de superación en tiempos de amor y guerra

Imagen de una escena del musical
Imagen de una escena del musical

Vidas truncadas por decisiones erróneas, amores tóxicos, guerras fratricidas o un sinfín de contratiempos difíciles de olvidar. Vidas truncadas, sí, pero no arruinadas. La fortaleza, capacidad de sacrificio y la lucha por conseguir sueños llevan a sobreponerse y seguir hacia delante. De esto y mucho más en un tiempo entre costuras nos habla este musical ubicado en Espacio Ibercaja Delicias.

Benditas novelas capaces de hacernos viajar y casi sentir como propio lo descrito en sus hojas. Novelas como la escrita por María Dueñas, traducida a 40 idiomas y con más de diez millones de ejemplares vendidos. En El Tiempo entre costuras conocemos la vida de Sira Quiroga, una  joven modista que deja atrás una vida en Madrid llena de oportunidades para embarcarse con un nuevo amor furtivo en una nueva ciudad, Tánger. Allí sufrirá el abandono, la soledad y la inmundicia y se verá obligada a trasladarse a Tetuán, la capital del Protectorado español en Marruecos, con el fin de ganarse la vida y poder pagar sus deudas. Con argucias inconfesables y ayudada por amistades de dudosa reputación, forja una nueva identidad y logra poner en marcha un selecto taller en el que atiende a clientas de orígenes remotos y presentes insospechados. Su repentino éxito fruto de su trabajo le lleva a codearse con altas instituciones, viajar al Madrid pro-alemán de la inmediata posguerra y a una Lisboa cosmopolita repleta de espías en un amiente prebélico y casi sin saberlo, su presente y destino estará ligado a la diplomacia.

 

Construcción músico-teatral atractiva, atrayente y con enorme respeto y fidelidad

Como podrán apreciar, el relato es de una belleza y profundidad mayúsculas y la sola idea de convertirla en un musical, un enorme acierto atribuible en primera instancia a Dario Regattieri, productor de beon. Entertainment,  y cuya versión ha sido compuesta por Iván Macías y escrita por Félix Amador. Ambos han colaborado mano a mano en éxitos absolutos como ¿Quién mató a Sherlock Holmes? y El médico, el musical y en esta ocasión han vuelto a demostrar el poderío de la fusión de un buen libreto y banda sonora. Comenzando por el texto, la primera gran dificultad de Amador es condensar las más de 600 páginas en una construcción músico-teatral atractiva y atrayente sin perder la esencia principal. Este trabajo ha sido llevado a cabo con claridad, inteligencia, genialidad y enorme respeto y fidelidad al teto primigenio. Los tempos de la representación son perfectos y la estructura muy adecuada. Ambos elementos son esenciales al tratarse de un relato con lugares, fechas y personajes de lo más variados y variopintos. En las más de dos horas de duración se recoge de forma sensacional las vicisitudes de la protagonista, su fortaleza emocional y, en definitiva, su recorrido vital. Otra de las esencias de esta adaptación es haber sabido potenciar y plasmar los valores de la novela sobre el escenario como la capacidad de superación, la fortaleza femenina y el amor maternal como ejemplo de feminismo, la lucha de identidades del ser y querer ser y en definitiva del sentimiento que mueve el mundo, el amor por uno mismo y hacia los demás.

 

Melodía embriagadora, vibrante y atrayente con un leitmotiv reconocible y cautivador

La música corre a cargo de Ivan Macías, académico de la Academia Nacional de Artes Escénicas y un portento de la música con reconocimiento nacional e internacional. Su amplia trayectoria y conocimientos musicales los pone al servicio de una melodía embriagadora, vibrante y atrayente. El recorrido emocional y físico de la protagonista también se aprecia en los estilos musicales empleados, desde los ritmos exóticos de oriente, pasando por la calidez y sensualidad hasta algunos más modernos y castizos. Tal y como afirma el propio Macías, “gracias a esta partitura somos capaces de trasladar al espectador a cada uno de los escenarios creados por María Dueñas en su novela”. Cumple con creces este cometido y a su vez, es capaz de mantener un leitmotiv reconocible durante todo el espectáculo que lo hace aún más atrayente y cautivador. Continuando con la música, cabe destacar el exquisito trabajo de la orquesta en directo de siete músicos y el talento de Lawrence Aliganga, como director.

 

Equilibrio entre las frases declamadas y cantadas, con dirección meticulosa y exquisita y coreografías vistosas y virtuosas

Las canciones, como no puede ser de otro modo, son uno de los pilares de cualquier musical y el principal elemento de recuerdo. El acierto sigue siendo pleno y la ejecución vocal supervisada por María José Santos sobresaliente. Por hacer una pequeña matización, considero que hay un exceso de tesituras agudas en detrimento de otras más graves. El equilibrio de las frases declamadas y cantadas es perfecto. El texto recitado sirve para dar agilidad a la trama y el cantado para potenciar, aún más, y dar rienda suelta a los sentimientos de los protagonistas. Además, ambas formas son compatibles en un bello diálogo recitado-cantado. Resulta difícil destacar momentos concretos de la representación, porque cada uno de ellos tiene un sentido propio, pero tanto el de la llegada a Tánger de la protagonista con “Libertad”, como el de su partida a Madrid o el del final de la misma son quizá los más icónicos. Como ocurre con la música, todas las letras están impregnadas del lugar, la cultura y el ambiente a las que hacen referencia. Desde el holgorio de los festines hasta el desgarrador grito por la guerra.

Con independencia del género seleccionado, es necesario la figura de un guía sobre lo representado en escena y esa es labor de Federico Barrios Fierro, al frente de la dirección. Su trabajo –como nos tiene acostumbrados en espectáculos anteriores como “West Side Story”, “Cabaret” o, “Nine– es solvente, de meticulosidad exquisita y ahonda en la claridad del relato. El reparto aprovecha todo el espacio, dejándonos escenas paralelas a ambos lados del proscenio, juega con las alturas y no hay ápice de entropía escénica. Mientras visionaba la representación, me abstraje de las letras, músicas y canciones para centrarme en la estructura y coordinación y, permítanme el tópico, todo marcha como la seda. El éxito de la buena ejecución de lo descrito anteriormente, también está en la vistosidad y virtuosidad de las coreografías, de nuevo atribuibles a Barrios y a Félix Romero, como asistente coreográfico. Todos los movimientos, como tampoco podía ser de otra manera, son acompasados, limpios y sin margen para el error con un despliegue de técnicas, desde las grupales y distributivas hasta las folclóricas e individuales.

 

Reparto de alto nivel vocal y escénico con una de las mejores interpretaciones del teatro musical

Sin duda alguna, otro de los motivos para asistir a este espectáculo musical es el nivel vocal y escénico del elenco. Los 21 actores y actrices están a un altísimo nivel y cada uno de ellos pone su sello personal. Todas las miradas están puestas en Laura Enrech, en el papel de Sira, como protagonista; pues está presente en casi la totalidad de las escenas. No exagero si asevero que estamos ante una de las mejores interpretaciones musicales de los últimos años.  Enrech –quien pese a su juventud cuenta con papeles enDirty Dancing, la “La Verbena de la Paloma” y “Anastasia”no titubea ni un solo segundo, sabe mostrar el coraje y capacidad de superación y, desde mi óptica, evoluciona con su personaje. En el aspecto vocal deslumbra con su chorro de voz y facilidad para los agudos y tiñe de fuerza y ternura tanto a su personaje como a la obra en su conjunto. En este viaje le acompaña Marcus Logan, periodista británico, corresponsal de guerra durante la contienda española, interpretado por Joselu López, a quien tuve la oportunidad de ver en “24 horas mintiendo” y “El jovencito Frankenstein”. Con su porte, discreción y saber estar mantiene la figura de gentleman y poco a poco va ganando peso en la representación hasta protagonizar un asombroso dueto con Enrech a la altura de cualquier otra pareja icónica de musicales. El alter ego de este personaje podría ser Ramiro, quien traiciona a Sira dejándola abandonada y sin dinero. En ese papel, Alberto Scarlatta, borda la actitud malvada e insidiosa y nos abre las puertas de la vida de Tánger, en una escena musical de lujuria y desenfreno.

El camino de la protagonista no se entendería sin tres mujeres fundamentales: Dolores –su abnegada e inteligente madre, interpretada por Noemi Mazoy, quien protagoniza uno de los momentos musicales más trágicos y desgarradores–, Candelaria –dueña de la pensión y estraperlista interpretada por María Gago, responsable de introducir momentos cómicos, junto a Camila (Sheila Paz), y aportar el toque castizo con palos flamencos– y Rosalinda Fox– joven inglesa, amante de Juan Luis Beigbeder, Alto Comisario de Tetuán, interpretada por una elegante y estilosa Silvia Álvarez–. Mención especial para Ricardo Soler, en el papel de Da Silva, interpretando un asombroso solo musical muy cercano a la versión portuguesa de la bossa nova. Nil Carbonell, un terremoto escénico con aire fresco como el dibujante y ayudante de la protagonista y la seriedad y contundencia de Fernando Samper como Gonzalo Alvarado, padre de Sira.

La construcción escenográfica, diseñada por Ricardo Sánchez Cuerda, es ideal, inteligente y funcional, formada por estructuras móviles laterales, dejando la parte central libre y acompañada de dos escaleras movibles. Todo ello propicia elegantes entradas y salidas desde diferentes ángulos, dando sensación de profundidad y cambios de escenas. En la vistosidad y elegancia del musical tiene un papel central los diseños de vestuario del prestigioso modista y figurinista Lorenzo Caprile, adaptados para cada ocasión, ayudado por la dirección de vestuario de Marietta Calderón y caracterización de Aarón Domínguez.  Por último, tanto el cuidadoso diseño de sonido por Javier Isequilla y la correcta iluminación de Felipe Ramos nos terminan de introducir en este apasionante viaje musical.

En El tiempo entre costuras se embarcarán en un viaje vital, mientras el mundo entraba en guerra, en un espectáculo musical conmovedor, elegante y sofisticado con un reparto sobresaliente, una exquisita dirección y una música embriagadora

 

Productor Ejecutivo – Darío Regattieri

Compositor musical – Iván Macías

Escritor autor del libreto – Félix Amador

Autora – María Dueñas

Director y Coreógrafo – Federico Barrios Fierro

Directora Vocal – María José Santos

Asistente de coreografía – Félix Romero

Escenógrafo – Ricardo Sánchez Cuerda

Diseño de Vestuario – Lorenzo Caprile

Dirección de Vestuario – Marietta Calderón

Diseñador de Sonido – Javier Isequilla

Director Técnico – Pablo Santos 

Jefe de Producción – Héctor Otones

Director Orquesta – Lawrence Aliganga

Diseñador de Caracterización – Aarón Domínguez

Reparto: Laura Enrech, Joselu López, Ricardo Soler, Silvia Álvarez, Noemí Mazoy, María Gago, Pablo Badillo, Nil Carbonell, Xenia García, Jana Gómez, José Guélez, Rocío Margón, María Martín, Julio Morales, Sheila Paz, Ernesto Pigueiras, Antonio Recuerda, Amparo Saizar, Fernando Samper, Alberto Scarlatta y Tamara Suárez

 

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