En su segunda temporada, después de la aceptación de la crítica y, lo que es más importante, de los espectadores, Carlos Mesa, autor y director, continúa llenando la sala con una comedia que en una primera capa abarca una amplia gama de temas relevantes y actuales como la fama, la religión, el amor, la amistad y la apariencia física, que poco a poco van moldeándose y encajándose en el tema central: el físico, la obesidad y la aceptación social. Aquí radica la primera de las virtudes de esta obra y sirve para demostrar la valentía y el compromiso de este joven director, con más de una de una decena de textos de corta y larga duración en su haber. Este compromiso se evidencia con la plasmación en un libreto de experiencias y luchas, sumadas a decepciones, por conseguir un cuerpo ideal que, no me atrevo a afirmar que son invisibilizadas en el mundo cultural y en la sociedad en general, pero sin duda no han sido tratadas en los escenarios ni abordadas en su totalidad.
En la breve sinopsis conocemos alguno de los diez personajes que intervienen en la acción con una pregunta: “¿Qué tienen en común Satanás, una estrella de cine, dos monjas, una lesbiana convertida a la fuerza, las ganas de follar y un donut?” Con el paso de los minutos, el espectador irá entendiendo el punto de unión y el propósito del director de conseguir que escenas, a simple vista independientes, se enreden hasta dar lugar a un espectáculo completo, cargado de atrevimiento y trasgresión. Ahora bien, desde un punto dramatúrgico, esta variedad de personajes y situaciones desdibuja el hilo argumental y dulcifica la intensidad de la trama pudiendo haber explotado, todavía más, los roles centrales de las protagonistas.
El fin último de cualquier comedia es la diversión y, valoraciones personales aparte, este propósito es conseguido, vistas las risas y carcajadas de los presentes. Mesa, con éxitos anteriores como La Noche del Año o Desátame introduce frases ingeniosas y situaciones desternillantes donde muchos vamos a sentirnos identificados, o ¿acaso no hemos empezado una dieta para adelgazar y el primer día ya nos hemos venido abajo? El humor, por tanto, es la mejor arma de lucha para generar empatía y conciencia sobre los problemas y prejuicios que las personas con cuerpos considerados «fuera de los estándares» pueden experimentar. Los diálogos, de apariencia absurda pero con profundo trasfondo, y las interacciones entre los personajes son un reflejo de las luchas y desafíos a los que se enfrentan las personas que luchan contra la gordofobia en la vida real. Además de este propósito humorístico, tiene un carácter reflexivo que podemos resumir en un mensaje de empoderamiento y autoaceptación, desafiando los estereotipos y prejuicios asociados al cuerpo. Todo ello nos permite crear un espacio donde poder reír, reflexionar y, en última instancia, abrazar la importancia de sentirse, quererse y aceptarse como uno es, independientemente de los estándares externos.
Las encargadas de pasar de las musas al teatro y repartir el turrón, sin azúcar por supuesto, son dos conocidas actrices que han ganado popularidad gracias a sus videos y contenidos en redes sociales sobre el movimiento bodypositive, que en román paladino busca desafiar los cánones de belleza restrictivos y promover la aceptación y el amor propio de todos los cuerpos. Por tanto, quién mejor que Mara Jiménez y Teresa López para “ser gordas que hacen de gordas, pero que pueden ser todo”, como ellas mismas afirman.
Las dos protagonistas, interpretadas magistralmente por ambas actrices, despliegan una química envidiable en el escenario, lo que contribuye a mantener una atmósfera divertida y amena durante los setenta y cinco minutos de duración. Me gustaron especialmente los roles adoptados por cada una de ellas, mientras Jiménez aporta templanza, serenidad y una actitud amigable, López Cerdán es puro nervio y ándate con ojo si te la encuentras después de un día a régimen. Pero sin duda, lo que hace únicas a estas actrices y enriquece el libreto es que ellas mismas son las caras visibles de muchas personas que han experimentado la gordofobia y han luchado por superarla. A lo largo de la obra, nos van mostrando un viaje hacia la autoaceptación, enfrentando los desafíos y los obstáculos que se les presentan en el camino, siendo el monólogo final una de las mejores escenas y el mejor resumen de lo descrito anteriormente. Por ello, su determinación y valentía pueden servir de ejemplo e inspiración para el público.
La puesta en escena en simple pero funcional y con escasos elementos consigue un ambiente atractivo y dinámico que encaja a la perfección con el tono de la obra sin distraer la atención de las actuaciones centrales. Por último, la iluminación intimista creada por Sergio Benito y las sugerentes fotografías y diseños de Nat Enemede son los últimos engranajes para hacer de esta comedia una obra de culto.
Gordas es una comedia irreverente, ácida y pionera sobre los cánones de belleza restrictivos y la importancia de sentirnos, querernos y aceptarnos como somos, en una sociedad con déficit de inclusión e igualdad
Dramaturgia y dirección: Carlos Mesa
Reparto: Mara Jiménez y Teresa López
Iluminación: Sergio Benito
Fotografía y diseño: Nat Enemede
Espacio sonoro: Sara Aguado
Ayudante de producción: Alejandro Gil
Producción ejecutiva: Isabel Verdú y Carlos Mesa
Producción: Bendita Inocencia