Bienvenidos a la elegante pero frívola sociedad victoriana de Oscar Wilde. Con esta adaptación, el Teatro Pavón se convierte en un portal a un mundo donde la identidad se esconde tras un nombre y la verdad se entrelaza con la apariencia. Esta producción con coqueteos musicales promete no solo arrancar carcajadas, sino también ofrecer una reflexión sobre las máscaras que todos llevamos y los absurdos convencionalismos sociales.
Como todos ustedes saben, la trama gira en torno a las aventuras y desventuras de John Worthing (Pablo Rivero) y Algernon Moncrieff (Ferran Vilajosana), dos caballeros de la alta sociedad victoriana con una doble vida. John, conocido como «Ernesto» en la ciudad, está enamorado de Gwendolen Fairfax (Júlia Molins), la prima de Algernon. Esta, fascinada por el nombre «Ernesto», corresponde a sus sentimientos, sin saber la verdadera identidad de su amado. Algernon, intrigado por la doble vida de su compañero, decide adoptar también el nombre «Ernesto» y visita la casa de campo de John, donde conoce a Cecily Cardew (Paula Jornet), su pupila. Cecily, al igual que Gwendolen, se enamora del supuesto «Ernesto», añadiendo más confusión a la trama. La situación se complica aún más con la llegada de Lady Bracknell (Silvia Marsó), la imponente y controladora madre de Gwendolen, quien desaprueba la unión entre su hija y John. A esto se suman las intervenciones de Miss Prism (Gemma Brió), la institutriz de Cecily, y el Reverendo Chasuble (Albert Triola). El lío está servido.
El libreto original de Oscar Wilde es una obra maestra de la comedia de enredos, repleta de ingenio, ironía y una aguda crítica social. En esta producción, la traducción de Cristina Genebat logra captar a la perfección la esencia del texto original, ofreciendo un equilibrio entre el lenguaje victoriano y una interpretación más acorde y accesible con el público moderno. Habiendo visto producciones anteriores de esta obra –como la realizada por Ramón Paso en el Teatro Lara (2023) –, es evidente que esta versión destaca por su frescura y vigencia aun habiendo transcurrido casi un siglo y medio desde su estreno. La traducción de Genebat no solo respeta el espíritu mordaz y la brillantez verbal de Wilde, también introduce sutiles matices que resuenan con las sensibilidades actuales. Los diálogos afilados y las réplicas ingeniosas se suceden a un ritmo vertiginoso, manteniendo al público cautivado en cada momento.
Más allá de la comedia superficial, la obra del dramaturgo inglés sigue siendo sorprendentemente relevante en la sociedad contemporánea. En un mundo donde la imagen y la apariencia juegan un papel crucial en la forma en cómo nos percibimos a nosotros mismos y a los demás, el libreto, y más concretamente esta adaptación, arroja una mirada irónica y crítica sobre la naturaleza de la identidad y la autenticidad. Los personajes de John y Algernon, con vidas duales bajo diferentes identidades, reflejan la tendencia moderna de construir y trabajar perfiles fragmentados en redes sociales. La obsesión por la imagen y la percepción pública se entrelaza con la necesidad de mantener una vida privada separada, ¿les suena de algo? Además, la obra aborda temas universales como el amor y el matrimonio, explorando cómo las expectativas sociales y las convenciones pueden influir en nuestras relaciones personales. La búsqueda de la felicidad y la autenticidad en medio de las expectativas sociales sigue siendo hoy día una lucha revolucionaria.
En esta encantadora versión, la dirección de David Selvas brinda una perspectiva fresca y audaz de la comedia de Wilde. Lo más notable de su trabajo es la capacidad para infundir a la obra una sensación de libertad y espontaneidad, como si no estuviera dirigiendo un clásico, sino simplemente permitiendo que los personajes y la trama se desenvuelvan de forma natural. Esta sensación de frescura y autenticidad se suma al encanto y la relevancia de la producción, convirtiéndola en una propuesta altamente recomendada. El también actor de teatro, cine y televisión logra mantener el ritmo de la acción sin letargo; con su batuta dinámica y enérgica garantiza que la comedia de enredos fluya sin problemas, manteniendo la atención del espectador desde el inicio. De hecho, hay cambios de escenografía y apariciones visualmente atractivas, gracias al trabajo de Pere Faura en la coreografía y el movimiento. En esta adaptación, también observo un enfoque centrado en el papel de la mujer, destacando la fortaleza y la independencia de los personajes femeninos y haciendo hincapié en cómo toman las riendas de su propio destino. En definitiva, su enfoque audaz y liberador da vida a un clásico venerado, mientras que su atención a los temas contemporáneos y su mantenimiento del ritmo asegura que la obra siga siendo tan notable y emocionante como siempre.
Sin duda alguna, otra seña de identidad de esta producción es la inclusión de elementos musicales a cargo de Pere Jou y Aurora Bauza, con Paula Jornet como compositora de la música original. Esta elección no solo complementa la acción en el escenario, también potencia el ambiente dinámico y enérgico presentes en la producción. Las letras, especialmente los estribillos, sirven para resaltar la carga crítica del libreto de Wilde. Un ejemplo destacado es la canción «Hablar por Hablar». Estas canciones afiladas y melodías contagiosas, perfectamente integradas en la acción, se convierten en una extensión natural del ingenio y la sátira empleados por el dramaturgo en sus diálogos. Al principio, debo admitir, consideré que esta aproximación pudiera ser arriesgada y, seguramente, no esté exento de críticas entre los puristas del teatro.; sin embargo, tras presenciar la obra, me sorprendió gratamente encontrar que el enfoque adoptado le confiere un aire fresco sin desentonar con la esencia original.
Para lograr que funcionen armoniosamente todos los engranajes es imprescindible contar con un reparto coral y entregado como el dispuesto. Cada miembro del elenco ofrece una interpretación genuina de sus papeles, que contribuye a la cohesión y la fuerza del espectáculo en su conjunto. Pablo Rivero cautiva al público con su versatilidad y profundidad interpretativa. Como John Worthing, ofrece una combinación perfecta de seriedad encanto y rectitud mostrando la dualidad del personaje con una habilidad impresionante; mientras que como «Ernesto» despliega un carisma y una picardía irresistibles para el espectador. Este conocido actor televisivo domina cada arista del personaje, desde sus preocupaciones existenciales hasta sus instantes más cómicos, y firma una actuación sobresaliente. Júlia Molins cautiva al público con su elegancia natural en el papel de Gwendolen Fairfax. Su interpretación es sofisticada y llena de vitalidad, capturando a la perfección la determinación y la pasión del personaje. Esta actriz, con trabajos audiovisuales y más de una decena de montajes, crea una Gwendolen convincente y compleja, navegando con gracia entre la coquetería y la sinceridad en sus interacciones con los demás personajes. Su química con Rivero es palpable, y juntos tejen una atmósfera de tensión y complicidad.
Ferran Vilajosana ofrece una interpretación carismática y llena de humor en el papel de Algernon Moncrieff. Su actuación es dinámica y enérgica, al infundir a su personaje una mezcla irresistible de cinismo y encanto. Este actor, con más de veinte producciones teatrales en Catalunya y siete en Madrid, domina el arte del sarcasmo y la ironía, entregando cada línea con un timing cómico impecable. Es el encargado se sostener el bunburismo o el arte de poner pretextos. Como contraparte de Rivero, Vilajosana crea una dinámica fascinante en el escenario y contribuye a la química y el ritmo ágil de la producción. Por su parte, Paula Jornet brilla en el papel de Cecily Cardew, con una interpretación encantadora y llena de vitalidad. Su actuación es fresca y auténtica, capturando la inocencia y la determinación del personaje con una gracia natural. Su conexión con Ferran Vilajosana es palpable, con momentos de humor y ternura que hacen que la relación entre Cecily y Algernon cobre vida en el escenario. Por si no fuera suficiente, es la encargada de dar pie a los momentos musicales; de ahí que haya sido condecorada por los Premios de Teatro de Barcelona como actriz revelación y en su faceta como compositora, reconocida con el Premio de la Crítica y el Premio Butaca 2018 a la “Mejor música original”.
Por su parte, Silvia Marsó, a quien siempre es un gusto verla en escena, brilla en el papel de Lady Bracknell, aportando una presencia imponente y una fuerza magnética a cada escena en la que aparece. Su interpretación está llena de matices, al combinar la rigidez de la alta sociedad victoriana con destellos de cinismo, ironía y sarcasmo. La también cantante y productora teatral demuestra un dominio excepcional del lenguaje y la expresión corporal, logrando que cada palabra y gesto de Lady Bracknell resuenen con autoridad y carisma en el escenario. Gemma Brió ofrece una interpretación conmovedora y cómica en el papel de Miss Prism. Combina la ternura y la sabiduría del personaje con toques de humor y excentricidad. La también dramaturga y fundadora de la compañía LES LLIBERTÀRIES, donde forma parte, crea una Miss Prism memorable y simpática, que añade un toque de calidez y humanidad a la producción. Por último, Albert Triola aporta un halo de calidad y comicidad al papel del Reverendo Chasuble. Su actuación es divertida y entrañable, capturando la bondad y la torpeza del personaje con encanto y simpatía. Como Lane, mayordomo de Algernon, muestra servidumbre y discreción, aunque sin perder el humor seco con ironía, sagacidad y una sutil crítica social.
El diseño de iluminación, a cargo de Mingo Albir, realza cada matiz de la obra, creando atmósferas que reflejan tanto la frivolidad como la profundidad de los valores morales de la época. Albir utiliza la luz para dirigir la atención del público y resaltar los momentos clave con transiciones fluidas y, así, mantener el ritmo ágil de la producción. Su habilidad para jugar con sombras y contrastes añade una dimensión visual que complementa y enriquece el texto de Wilde con una experiencia envolvente y visualmente impactante. Por su parte, Jose Novoa crea un espacio escénico funcional y evocador, transportando al público a la elegancia de la era victoriana. Su diseño es ingenioso y versátil, al permitir cambios rápidos y efectivos entre diferentes escenarios, desde los salones de la alta sociedad hasta los tranquilos jardines del campo. El espacio escénico de Novoa no solo proporciona un telón de fondo atractivo, también facilita la interacción y el desarrollo de los personajes, apoyando la narrativa de manera sutil pero efectiva. ¡Larga vida a Wilde!
Dramaturgia: Oscar Wilde
Dirección: David Selvas
Reparto: Silvia Marsó, Pablo Rivero, Júlia Molins, Ferran Vilajosana, Paula Jornet, Albert Triola y Gemma Brió
Traducción: Cristina Genebat
Diseño de espacio escénico: Jose Novoa
Diseño de iluminación: Mingo Albir
Diseño de espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos
Diseño de vestuario: María Armengol
Caracterización: Paula Ayuso
Coreografía y Movimiento: Pere Faura
Dirección Musical: Pere Jou y Aurora Bauzá (Telemann Rec.)
Música original: Paula Jornet
Ayudante de dirección: Sandra Monclús
Ayudante de vestuario: Raquel Ibort