La escena teatral contemporánea se enriquece constantemente con propuestas que navegan entre lo cotidiano y lo absurdo, y “Piel Fina” se erige como una de ellas. Esta comedia ácida e ingeniosa consigue tocar un tema que, aunque familiar y aparentemente trivial, desencadena reflexiones más profundas sobre las verdades no desveladas y las consecuencias de soltarlas sin filtros. Con un elenco dinámico y un texto afilado, este título presenta una historia sencilla pero cargada de tensión emocional, donde el humor se convierte en el catalizador de incómodas revelaciones.
La trama nos presenta a Nacho (Leo Rivera) y Miranda (Ángela Chica), una joven pareja, que visitan a sus amigos Eloi (Francesc Ferrer) y Sonia (Laura Pau), quienes acaban de tener a su primer hijo, el pequeño Miguel. Todo parece marchar con normalidad en esta velada, hasta que un comentario casual, casi inocente de Nacho —»El bebé es muy feo»—, transforma la atmósfera de relajada cordialidad en una espiral de incomodidad y silencios tensos. A partir de esa primera grieta, los resentimientos, los reproches, las inseguridades y las verdades mantenidas ocultas hasta la fecha comienzan a aflorar, desnudando las fragilidades de sus relaciones.
Uno de los mayores aciertos del texto del tándem formado por Carmen Marfà y Yago Alonso es su habilidad para transformar una situación aparentemente insignificante en una exploración feroz sobre la honestidad, las apariencias y las relaciones humanas. La trama, por tanto, logra desencadenar una sucesión de acontecimientos que amplían el horizonte dramático, transformando desacuerdos menores en grandes enfrentamientos en los que todos los personajes se ven inevitablemente implicados. Los diálogos, ágiles y afilados, nos ofrecen un espejo de la vida moderna y destacan por su rapidez e ingenio, llenos de respuestas agudas y tensiones bien dosificadas.
Por otra parte, el libreto invita a reflexionar sobre el papel de la verdad en nuestras interacciones. ¿Debemos ser siempre sinceros, sin importar las consecuencias? O, como parece demostrarse en escena, ¿hay ocasiones en las que el silencio o las mentiras piadosas son necesarias para mantener la armonía? La obra deja la pregunta abierta, ofreciendo momentos de profunda introspección entre risas nerviosas y momentos de hilaridad. En definitiva, “Una piel fina” pone de manifiesto la vulnerabilidad inherente a las relaciones humanas, mostrando cómo nuestras expectativas y percepciones personales condicionan la forma en que nos relacionamos. Con un humor mordaz y situaciones llenas de comedia, la obra también explora temas profundos como el perdón, la empatía y la importancia de aprender a reírnos de nosotros mismos, incluso cuando los conflictos parecen insalvables.
La dirección también recae en Marfà y Alonso, sin duda, uno de los pilares que sostiene el éxito de la representación. Con un ritmo frenético y un manejo impecable de los tiempos cómicos, la obra nunca pierde su energía. Las transiciones entre las escenas de comedia ligera y las cargadas son fluidas, lo que permite que el humor y el drama coexistan de manera natural sin sentirse forzados. Otro de los logros de los directores es su capacidad para extraer lo mejor de su elenco. Cada actor brilla con luz propia. La dinámica coral es esencial para la obra y aquí todos los personajes juegan un papel crucial en el desarrollo de la acción. Nadie queda relegado a un segundo plano; todos aportan una energía única que enriquece la interacción en escena.
El reparto se destaca por su complicidad y precisión, cuyo resultado es en una actuación conjunta dinámica y cohesionada. Leo Rivera brilla con una naturalidad asombrosa, haciendo de su personaje, por más excéntrico, bocazas o surrealista que parezca, alguien completamente creíble. Su habilidad para encarnar este tipo de roles es tal que el público acepta sin cuestionamientos todo lo que dice. Ángela Chica, por su parte, maneja con destreza un personaje complejo, en un primer momento distante, pero que va ganando peso con el avance de la trama, desestabilizando a todos con su interpretación precisa y medida. Francesc Ferrer aporta una profunda contención emocional a su rol, mostrándonos a un personaje que, aunque aparenta ser serio y distante, está profundamente afectado por lo acontecido a su alrededor, manteniendo una tensión interna que explota en el momento justo. Por último, Laura Pau interpreta a una madre atormentada con los cambios emocionales y físicos de su reciente maternidad, entregando una actuación cómica pero cargada de verdad. Su papel es una representación hilarante pero honesta de los desafíos que enfrentan las mujeres tras el embarazo.
El diseño escenográfico de Elisenda Pérez, con una terraza acogedora y minimalista, no solo facilita el dinamismo de los actores, también se convierte en un escenario simbólico, casi como un ring donde los personajes lanzan y reciben golpes emocionales. Los pocos elementos centrales permiten que la acción fluya sin interrupciones, resaltando la tensión latente entre ellos. La iluminación de Ciru Cerdeiriña complementa a la perfección este espacio, con luces íntimas que refuerzan los momentos de mayor vulnerabilidad y acercan al espectador a las emociones más profundas de los personajes. En conclusión, “Piel Fina” se apoya en una acertada dirección artística que potencia el conflicto entre los protagonistas, ofreciendo una mezcla impecable de comedia y reflexión, donde el espectador se cuestiona hasta dónde llega el poder de la verdad en nuestras relaciones.
Dramaturgia y dirección: Carmen Marfà y Yago Alonso
Reparto: Leo Rivera, Laura Pau, Francesc Ferrer y Ángela Chica
Diseño de escenografía: Elisenda Pérez
Diseño de iluminación: Ciru Cerdeiriña
Trailer y contenido audiovisual David González | 2VISUAL
Diseño de vestuario: Nídia Tusal
Fotografía y diseño gráfico: Javier Naval
Producción ejecutiva: Rocío García Cano
Producción: Bitó
Distribución: ConTablas Distribución