Desde la infancia hasta la vejez, estamos inmersos en una red de conexiones, cada una con su propio peso y significado. ¿Qué papel juegan nuestras amistades en este intrincado entramado? ¿Cómo influyen en nuestra percepción del mundo y en nuestro sentido de identidad? Estas cuestiones encuentran eco en la sala Max Aub de Naves de Matadero, donde la historia se despliega como un espejo de nuestra propia realidad. En este espacio de exploración y reflexión, nos adentramos en los laberintos de la amistad para descubrir las verdades ocultas que yacen en el corazón de nuestras relaciones más cercanas.
Tras su estreno el pasado mes de enero en Avilés y después de completar una extensa gira nacional, esta coproducción de Teatro Español, ProduccionesOff y Vania nos introduce en la dinámica semanal de dos parejas que se reúnen para cenar todos los jueves desde hace más de doce años. En un recóndito restaurante esperan impacientemente Nicolás (David Lorente) y Elisa (Malena Alterio), una de las parejas, quien ha llegado puntualmente, mientras que sus amigos aún no aparecen. El misterioso y recurrente retraso de estos últimos desencadena una serie de preocupantes reflexiones entre ambos, quienes comienzan a cuestionar el verdadero lugar que ocupan en la vida de sus amigos y si estos realmente se interesan por ellos.
La colaboración entre los talentosos dramaturgos, Matías Del Federico y Daniel Veronese, da como resultado un libreto excepcional y cautivador que sobresale como uno de los mejores ejemplos de comedia dramática en la escena teatral contemporánea. Desde el inicio, el público se sumerge en una trama llena de suspense, emoción, lances dialécticos y humor ácido e inteligente. El ingenio y originalidad del libreto son evidentes en cada diálogo y situación, permitiendo al elenco y al espectador explorar las complejidades de las relaciones humanas de una manera auténtica y conmovedora. Además, con la maestría en que Del Federico –Bajo Terapia y Casados sin hijos– y Veronese –Cuerpos en deseo y Tres hermanas– manejan el humor y el drama demuestran su profuso conocimiento del arte teatral y su destreza para capturar la atención desde el primer momento hasta el último.
El texto contiene una interesante amalgama de elementos del teatro del absurdo, con situaciones surrealistas y diálogos fuera de lo común, dentro de un contexto de verosimilitud sorprendentemente realista donde los personajes y sus relaciones están fundamentados en la realidad. No obstante, desde mi óptica, el desenlace no responde con la coherencia narrativa establecida hasta ese momento, diluyendo la autenticidad que previamente había logrado. Cada uno de los protagonistas es complejo, multidimensional y tiene su propia voz y viaje emocional, lo que añade hondura y riqueza a la narrativa y permite al público identificarse con ellos y sentir empatía hacia sus dilemas y conflictos. Esta combinación única de lo absurdo con lo verosímil crea una experiencia teatral intrigante, destacando el talento y la originalidad de ambos dramaturgos.
A través de digresiones y silogismos, la obra abre las puertas a una interesante reflexión sobre la dinámica de las relaciones interpersonales, su impacto en la vida cotidiana y el complejo entramado de la amistad; a su vez, invita al respetable a cuestionar su propio lugar en el mundo y la importancia que otorga a sus conexiones personales. Este enfoque reflexivo, impregnado en cada escena y diálogo, se erige así como un espejo teatral que nos incita a examinar nuestras propias amistades y a comprender mejor el valor de la compañía y la camaradería en nuestro viaje por la existencia.
La dirección de Daniel Veronese es un componente fundamental para el éxito de la obra; con su vasta experiencia y su aguda comprensión del arte y psicología teatrales, guía magistralmente al elenco y da vida a la visión creativa de Matías Del Federico en el escenario. Su enfoque meticuloso se refleja en cada aspecto de la producción, desde la escenografía que nos sitúa en el interior de un restaurante hasta la iluminación correcta e intimista de Pedro Yagüe, crea un ambiente que envuelve al público y lo sumerge por completo en la trama. Además, su trabajo para encontrar el equilibrio entre la comedia y el drama es excepcional, permitiendo que la obra transite de momentos de hilaridad a instantes de profunda reflexión con fluidez y naturalidad. Veronese también demuestra un talento innato para trabajar con el elenco, sacando lo mejor de esta pareja de actores. Su dirección precisa y su atención al detalle son evidentes en las dinámicas y relaciones entre los personajes.
Malena Alterio, conocida por su versatilidad y habilidad para encarnar una amplia gama de roles, ofrece una interpretación sensacional como Elisa. Con una mezcla de humor y vulnerabilidad, esta archiconocida y premiada actriz da vida a una mujer atrapada en una maraña de inseguridades y secretos. Su capacidad para transmitir la lucha interna de su personaje, así como su deseo de encontrar su lugar en el mundo, es verdaderamente conmovedora, atrapando al público en su viaje de autodescubrimiento. Por su parte, David Lorente entrega una actuación igualmente impresionante en el papel de Nicolás. Con su carisma natural y su dominio del timing cómico, este actor y docente con innumerables apariciones televisivas se destaca como un hombre común consumido por una vida monótona. Su habilidad para equilibrar la frustración y el humor, así como su evolución a lo largo de la obra, desde la resignación hasta la determinación, es verdaderamente notable, logrando crear un personaje completamente creíble y entrañable.
La actuación conjunta de Alterio y Lorente eleva la calidad de la actuación y se distingue por sus pausas dramáticas calculadas –utilizadas magistralmente para crear tensión y anticipación, y atrapar al público en el conflicto emocional de la pareja–, su complicidad palpable e interrupciones naturales propias de las discusiones cotidianas de una pareja. Además, los diálogos entre ellos son verdaderamente para enmarcar, con una escritura ingeniosa y perspicaz que revela las complejidades de su relación. Las descripciones de la pareja de amigos, aunque no estén presentes físicamente en el escenario, son tan vívidas y detalladas que prácticamente se convierten en personajes de la representación, añadiendo una capa adicional de profundidad a la historia y enriqueciendo la experiencia teatral para el público.
Libreto: Matías del Federico y Daniel Veronese
Dirección: Daniel Veronese
Reparto: Malena Alterio y David Lorente
Diseño de iluminación: Pedro Yagüe
Diseño de espacio: escénico Elisa Sanz
Diseño de vestuario: TallerEs
Dirección de producción (Producciones Off): Ana Guarnizo
Producción ejecutiva (Producciones Off): Mónica Regueiro
Una producción de Teatro Español, ProduccionesOff y Vania