El autor del libreto, Pau Barbarà Mir, nos invita a pasear por las calles de Madrid y descubrir a cuatro personajes con sus respectivas vidas. Una fotógrafa (Mireia Òrrit) decide acudir a una discoteca para olvidar la ruptura con su pareja. A la salida, coincidirá con un joven bohemio obsesionado con las películas de Hugh Grant (Àlex Sanz). Por otro lado, una pija adinerada recién independizada de casa de sus padres (Erika Bleda) se encontrará con un chico ambicioso (Pascual Laborda) absorbido por el trabajo.
Después de su gran acogida en la ciudad condal, el joven dramaturgo Barbarà Mir aterriza en Madrid con esta adaptación cargada de alegría, vitalidad y cercanía. El género musical es uno de los más complejos al coordinar texto, música, canciones y coreografía sin posibilidad de fallo en ninguna de estas disciplinas. En Madrid 24H todos estos elementos se encuentran integrados a la perfección con un resultado escénico notable.
En lo relativo al libreto, el relato no puede ser más actual y cercano con historias que, seguro, nos identifican. Como bien deja entrever la obra, la vida está llena de momentos cotidianos que nada tienen que envidiar a las tramas de los clásicos cinematográficos y teatrales. De hecho, con esta representación, el también actor catalán demuestra que cuatro historias corrientes pueden ser el nudo conductor de un musical en Madrid. Los habitantes de esta ciudad, Madrid, no nos damos cuenta del ritmo frenético diario y lo difícil de ser puntual, aunque quizá no sea tan negativo llegar tarde, si eso supone pararse a pensar en lo que realmente uno quiere o necesita para ser feliz. Reflexiones personales aparte, los tempos de la representación no terminan de convencerme por la lentitud en la evolución de una trama poco compacta y una interrelación de los personajes algo difusa. Sin embargo, es tal la cercanía con el público, la actualidad de las reflexiones y la frescura en la representación que estas observaciones pasan desapercibidas.
Barbarà Mir también está al frente de las canciones cargadas de sentido, simbolismo y emoción. Todas acompañan a la perfección la evolución del libreto, sirven de vía de escape de los sentimientos de los protagonistas, además de ser pegadizas. Un arduo trabajo complementado con la adaptación de Xènia Reguant y los arreglos de Dídac Flores, que da como resultado una comedia musical inteligente y sensible. Como todo musical de renombre, este también cuenta con música en directo gracias al virtuosismo de Víctor Elías al piano.
La dirección recae en Marc Flynn y Dídac Flores, grandes conocedores del teatro musical, capaces de plasmar todo el significado y simbolismo antes expuesto, clarificar el relato y exprimir al máximo los encuentros y desencuentros de los protagonistas. Las dimensiones limitadas de la sala off del Teatro Lara podrían suponer una dificultad para los movimientos del elenco, pero de ningún modo sucede; estos son limpios y acompasados y gracias a una inteligente y estudiada puesta en escena consiguen aprovechar hasta el último de los espacios sin caer en entropía escénica. Flynn (Anastasia, El despertar de primavera) y Flores (El rey León, Dirty Dancing) diseñan escenas a ambos lados del proscenio, saben jugar con la parca, sencilla y funcional escenografía de Jordi Bulbena, con videoescena incluida, y se atreven con el juego de alturas en un momento concreto de la representación. Este gran trabajo también es compartido con las coreografías diseñadas por Rubén Yuste, que a pesar de su sencillez son vistosas y coordinadas.
Otro de los motivos para asistir a Madrid 24H es el joven y experimentado elenco capaz de llevar el relato a la máxima potencia, inyectar verdad a lo ocurrido en escena y potenciar los juegos de roles e idiosincrasias de cada uno de sus personajes, tareas nada sencillas de implementar. En el terreno vocal están a un altísimo nivel y destacan por la correcta ejecución de la difícil técnica del parlato. Mireia Òrrit da vida a Carla, una estudiante de arquitectura por obligación y amante de la fotografía por vocación, incapaz de superar su ruptura amorosa. Òrrit imprime a su personaje y a la obra en su conjunto dulzura, bondad y bonhomía. Estos atributos traspuestos al terreno vocal son convertidos en delicadeza, agudos sobresalientes y, en definitiva, una voz angelical. Por su parte, Àlex Sanz se mete en el papel de su tocayo, un joven amante de los musicales y repetidor de los estándares de conducta de sus protagonistas. Sanz es el verso suelto de la función, capaz de hacer reír y causar lástima al espectador y aportar un aire bohemio, soñador y reivindicativo.
Pascual Laborda se viste de Mario, un ejecutivo de manual que vive por y para trabajar entre las cuatro paredes de su despacho. El actor, encorsetado en su traje, replica a la perfección la sensación de agobio y ansiedad causada por su esclavitud al trabajo y exteriorizada con su marcada gestualidad facial y corporal y graves bien afinados. Una vez liberado de sus ataduras, destaca por su semblante tranquilo y actitud disfrutona. Y hasta aquí puedo leer. Por último, Erika Bleda interpreta a Julia, una pija afincada en el barrio de Salamanca capaz de sobrevivir gracias a la tarjeta de crédito de su padre. Este personaje algo insufrible sobre el papel, Bleda lo convierte en hilarante e histriónico y arranca la carcajada del espectador. Su evolución es brillante y sorprende con su envidiable chorro de voz. Una voz que marca el camino de la valentía y libertad y nos demuestra que la ciudad es el mejor plató para dar lo mejor de nosotros mismos.
Madrid 24H es un musical alegre, vital y cercano teñido de comedia donde cuatro talentosos jóvenes nos invitan a ser libres, valientes y, sobretodo, felices
Dirección: Marc Flynn y Dídac Flores
Coreografía y adjunto de dirección: Rubén Yuste
Dramaturgo: Pau Barbarà Mir
Reparto: Mireia Òrrit, Àlex Sanz, Erika Bleda, Pascual Laborda y Víctor Elías
Arreglos musicales: Dídac Flores
Escenografía: Jordi Bulbena
Adaptación de canciones: Xènia Reguant