El punto de partida es el mismo, Antígona desafiando la ley para enterrar a su hermano Polinices, pero el texto de David Gaitán modifica personajes y la relación entre ellos, el conflicto entre las leyes humanas y las divinas e incluso el desenlace trágico final universalmente conocido. Ni están todos los personajes de la Antígona de Sófocles, ni tan siquiera todos son personajes de Sófocles, Hémón ya no es hijo de Creonte, el coro de ancianos troca en juvenil, ni confiemos en que las muertes serán las mismas al final de la función. Incluso los conflictos clásicos planteados por Sófocles se reequilibran para, aún presentes, ceder protagonismo al debate sobre la democracia, sobre el que gira esta nueva Antígona de David Gaitán.
La de Gaitán no es la Antígona de Sófocles, pero es justo reconocer que tiene más fuerza, más intensidad y más espíritu de Antígona que otras versiones que, aún manteniendo la pureza de la trama, se pierden en los meandros del aburrimiento y la banalidad. Quizá habría sido conveniente avisar en el propio título de que lo que va a ver sobre las tablas no es la Antígona de Sófocles.
Creonte es el centro vital sobre el que palpita la Antígona de Gaitán. Un Creonte con aroma a Trump y a los nuevos populismos, a chabacano y a egocéntrico, a la crisis de una democracia de slogan y de encuestas, que en su versión española, frente a la original mexicana, deja en un segundo plano la tragedia de los estudiantes desaparecidos que fue causa motriz de la versión original, para acercarse a la realidad política española de sobreactuaciones y excesos retóricos. Apoyada en una interpretación soberbia de Fernando Cayo, el nuevo texto integra desde el discurso filosófico y moral a la socarronería chabacana, arrancando carcajadas impulsivas que el público ahoga al caer en la cuenta de haber caído en la trampa de la salvajada incorrecta. Brillante en un papel complejo que debe ser capaz de infundir el terror del tirano y al mismo tiempo arrancar las risas del bufón.
Destacables también las interpretaciones de Irene Arcos (Antígona) y Clara Sanchís (Sabiduría) como representantes del idealismo heroico y teórico, respectivamente, contrapuestas al pragmatismo de Ismene (Isabel Moreno) y Hemón (Jorge Mayor). Terriblemente bello es el monólogo de Elías González ante Antígona en la noche previa a su ejecución en la que el guardaespaldas enmascarado muestra la cotidianidad familiar del verdugo. El público, con sorpresa final, se convierte de manera natural en el coro de esta tragedia, participando de una manera natural en el desarrollo de la obra.
Una escenografía caótica como la vida misma, con profusión de sillas en distintos tamaños y barroca en objetos, con pendientes y rampas, en constante equilibrio precario, presidida por el cadáver colgado de Polinices, que evoca a las Hanging Figures de Juan Muñoz.
Una propuesta trepidante, con mucho ritmo escénico, con excelentes interpretaciones y que en cada carcajada contiene cargas de profundidad. Sigue siendo Antígona, a pesar de distanciarse tanto de la versión original y del hollywoodiano “happy end”.
Ficha Técnica: 18 de septiembre de 2021. Teatro Principal de Alicante. V Festival Internacional de Teatro Clásico de Alicante. Obra: Antígona – Texto y Dirección: David Gaitán – Intérpretes: Irene Arcos, Fernando Cayo, Clara Sanchis, Elías González, Isabel Moreno y Jorge Mayor – Producción: El Desván Producciones, Festival Internacional de Mérida y Teatro Español.