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Pretty Woman – El Musical: El clásico cinematográfico ahora en Madrid

La travesía desde su estreno en el Oriental Theatre de Chicago en 2018, hasta su llegada a Madrid, ha sido una odisea musical que ha cautivado corazones en cada escenario que ha tocado. Con la notable combinación de música y letras de Bryan Adams y Jim Vallance, el libreto, magistralmente elaborado por los visionarios Garry Marshall y JF Lawton, se erige como un homenaje ingenioso y afectuoso a la comedia romántica que se ha ganado un lugar especial en los corazones de audiencias alrededor del mundo. La clave de esta adaptación radica en su habilidad para capturar el espíritu intemporal de la película original mientras infunde una nueva vida en los personajes y la historia. Lawton y Marshall han logrado la proeza de actualizar la trama para reflejar las complejidades de la época moderna, asegurando que la narrativa resuene con las audiencias contemporáneas.

 

Dirección inteligente y fiel a la historia original potenciadora de las emociones

Como todos ustedes saben, la historia nos transporta a los deslumbrantes escenarios de Los Ángeles, donde el millonario Edward Lewis se encuentra con Vivian Ward, una prostituta con un corazón de oro. Lo que comienza como un acuerdo comercial se transforma en una improbable historia de amor. A medida que Edward introduce a Vivian en su mundo de lujos, ambos se embarcan en una travesía que desafía las barreras sociales y emocionales. Finalmente, se enamorarán y formarán una pareja estable, donde destacará la influencia que ella tendrá sobre el cambio de actitud de Edward hacia los negocios.

El trabajo conjunto de Carline Brouwer, como directora, y Mariano Botindari, como director residente, merecen un elogio por su enfoque sobresaliente. En primer lugar, consiguen enfatizar la importancia de tener un sueño y luchar por él – que nos recuerda la frase de la película “Bienvenidos a Hollywood. ¿Cuál es tu sueño? Algunos sueños se hacen realidad, otros no. Pero sigan soñando” –con sensacionales números como «Esto es Hollywood». Esta temática se convierte en el latido emocional del espectáculo que perdura en las dos horas y treinta minutos de duración con descanso incluido. Su dirección no solo da vida a los personajes, sino que también dota a la producción de una autenticidad emocional que resuena profundamente con la audiencia. Además, este director – con una extensa carrera de más de 15 años como intérprete de teatro musical, bailarín y actor en las principales obras musicales de la cartelera porteña, el teatro off, la TV y el cine argentino  –  logra potenciar el carisma de los personajes y profundizar en sus sentimientos permitiéndoles brillar con luz propia en el escenario.

 

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Novedosas canciones con una banda sonora profunda y emocionante

En Pretty Woman – El musical, la relación entre las canciones y el texto recitado se entrelaza de manera brillante y cautivadora, crea un equilibrio perfecto en la narrativa, consiguiendo que los personajes se desarrollen plenamente, y permite a la trama progresar con naturalidad. El texto recitado actúa como el pegamento que une las expresiones musicales, dando continuidad a la trama de manera cohesiva y fluida. Los diálogos entre los personajes no solo avanzan la historia, sino que también enriquecen las relaciones y los conflictos. No obstante, aunque en un primer momento me costó entrar plenamente en el hilo argumental, la narrativa crece de manera gradual y terminé por sumergirme en el relato. Las canciones, meticulosamente compuestas por Bryan Adams y Jim Vallance, sirven como ventanas a los corazones de los personajes. Cada nota y letra potencian los sentimientos más íntimos, revelando capas emocionales profundas y permitiendo que la audiencia conozca a los personajes en un nivel visceral, desde la alegría hasta el dolor, ofreciendo una conexión directa con sus luchas y triunfos, como en “Escapar de aquí” o “Libre”.

La musicalidad de las letras, supervisadas por Simone Manfredini, se fusiona armoniosamente con los diálogos, creando un flujo emocional que envuelve a la audiencia y la sumerge por completo en el relato. Este éxito es atribuible a Gerardo Gardelin, al frente de la dirección musical. Este compositor, arreglador y pianista, con una prolífica carrera a sus espaldas, logra una experiencia auditiva excepcional que se destaca por su enérgico y pegajoso encanto. La música, compuesta por la talentosa dupla de Bryan Adams y Jim Vallance, se presenta como una amalgama de diferentes estilos musicales, incluso con ritmos de rock. Cada canción es una explosión de energía que captura la esencia dinámica de los personajes y la historia en sí. La banda sonora no solo complementa perfectamente los momentos emotivos de la trama, sino que también añade estratos de profundidad a las escenas más intensas, creando una experiencia sonora inolvidable para el público. Desde baladas apasionadas hasta números musicales llenos de adrenalina, esta variedad permite que la audiencia se sumerja en un viaje musical que va desde lo conmovedor hasta lo exuberantemente energético. No puedo dejar de mencionar la sensacional orquesta dirigida por el maestro Gardelin, ubicada en el foso como musical que se precie, con músicos expertos que interpretan en directo cada nota con pasión y precisión.

 

 

 

Reparto superlativo con emocionantes actuaciones

El encargado de dar vida a los personajes es un talentoso reparto entregado a la causa escénica. Encarnada magistralmente por Cristina Llorente, Vivian es mucho más que una prostituta; es un alma intrépida y luchadora por encontrar su lugar en un mundo que sistemáticamente la ha marginado. A medida que la historia se desarrolla, el público es testigo de su transformación, desde una mujer aparentemente segura pero vulnerable hasta alguien con una verdadera fuerza interior y autoconfianza. La interpretación de Llorente es conmovedora, real y auténtica, capturando su valentía, realismo y vulnerabilidad con una profundidad palpable por la audiencia. En el terreno vocal, demuestra una versatilidad de registro impresionante, una habilidad que ha perfeccionado a lo largo de su carrera, como en Ghost (2020), interpretación que le valió el Broadway World a la mejor protagonista. Aunque en las primeras escenas tardó en encontrar el tono, su voz se adapta perfectamente al carácter complejo de Vivian, llevando al público a través de un viaje emocional con cada nota y cada expresión. Debo destacar el increíble solo en “No hay vuelta atrás” con un poderío vocal y expresivo sobresaliente.

La actuación de Erika Bleda como Kit DeLuca está llena de matices, pero son sus agudos sobresalientes los que verdaderamente deslumbran al público. Con una voz que alcanza notas impresionantes, demuestra un dominio vocal asombroso que agrega una dimensión extraordinaria a su personaje. Además de su destacada habilidad vocal, el poderío y la fuerza escénica de esta actriz, participante en musicales de éxitos como La Llamada, son absolutamente cautivadores. Desde el momento en que entra en el escenario, su presencia magnética captura la atención de todos en la audiencia.

Encarnando al adinerado empresario con una elegancia innata, Berruezo logra transmitir la complejidad del personaje con una gracia y sutileza impresionantes. Su actitud reservada, aunque inicialmente impenetrable, se desvanece gradualmente revelando las capas profundas y emocionales de Edward. A medida que la relación entre él y Vivian se desarrolla, este actor – con incontables papeles en el teatro musical y series televisivas – infunde al personaje con una vulnerabilidad cautivadora, permitiendo que el público vea más allá de la fachada de éxito y riqueza. Su capacidad para equilibrar la frialdad inicial de Edward con una creciente calidez y comprensión, muestra la profundidad de su habilidad actoral. Su control vocal y su capacidad para expresar las emociones de manera sutil pero impactante añaden profundidad a las interpretaciones musicales del personaje. Su mejor número es “Tú y yo” con una sensibilidad y emotividad bárbaras.

Berruezo y Llorente protagonizan una de las parejas musicales del momento con una conexión palpable desde el momento en que pisan el escenario. Además, no se limita a la química escénica; también se extiende a la forma en que se complementan vocalmente como en “Pero ahora yo me voy” y “Contigo unidos”.

Por su parte, Rubén Yuste da vida a varios personajes que no solo están ausentes en la película original, sino que también se han convertido en puntos fuertes de este musical. Como Happy Man – el guía central de esta historia – este actor, director y productor catalán ofrece una actuación conmovedora y auténtica que sirve como el hilo conductor de la trama. Su habilidad para encarnar la esencia de este personaje es impresionante, llevando al público a un viaje emocional a medida que guía a los protagonistas a través de los altibajos de Los Ángeles. Desde, su transformación en el Sr. Thompson – el gerente eficiente y elegante del Hotel Beverly Wilshire– , añadiendo una dimensión extra de autenticidad al mundo del lujo y el glamour, hasta el excéntrico modisto de la alta confección, el señor Hollister, enriquece la historia y crea una experiencia teatral multidimensional que deja una impresión duradera en el público.

Casi sin despegarse, Natán Segado brilla en el escenario como Giulio, el aprendiz de botones, desplegando un ingenio y una vis cómica espectacular que arranca carcajadas del público con cada una de sus interpretaciones por su domino en el arte de la comedia física, y con expresiones faciales absolutamente hilarantes. Javier Ibarz interpreta a Philip Stuckey, el corruptible y sin escrúpulos abogado de Edward con pasión y determinación. Sergio Escribano da vida a David Morse, hijo del fundador de los Astilleros Morse, con inteligencia, vehemencia y desesperación. Por último, no puedo dejar de mencionar el mágico momento donde es recreada la ópera La traviata gracias a la sobresaliente interpretación de Sara Navacerrada como soprano y Adrián Quilés como tenor. La combinación de su carisma y talento vocal crea una experiencia teatral verdaderamente inolvidable con un número conjunto magistral con los protagonistas.

 

 

 

Vistosas e integradas coreografías con un conjunto para cada ocasión en una escenografía de película

La colaboración entre Denise Holland Bethke, como coreógrafa principal, y Giulio Benvenuti, como coreógrafo asociado, se traduce en coreografías sensacionales que abarcan desde lo más sutil y elegante, como el tango y el swing, hasta lo más moderno y underground. Además, no solo sirven como un complemento para los números musicales, sino que se integran orgánicamente en la trama y la acción, como cuando los protagonistas deben bailar en la cena. Me fascinó el número “No hay nadie igual” con prácticamente todo el elenco en escena jugando con el colorido de las bolsas como parte de la coreografía. El trabajo de Ivan Stefanutti en el diseño de vestuario y caracterización es verdaderamente magistral. Cada traje creado no solo viste a los personajes, sino que también cuenta una historia por sí mismo. Es capaz de transmitir la evolución emocional y el crecimiento de los personajes a través de su elección de colores, tejidos y estilos, modelos ya icónicos en la película y que siguen marcando tendencia treinta y tres años después.

El trabajo de Carla Janssen Höfelt en el diseño escenográfico es una muestra de creatividad y versatilidad. La creación de una estructura polivalente central se adapta a todos los momentos de la acción, desde el club nocturno hasta la suite del Hotel Beverly Wilshire, demostrando una habilidad excepcional para transformar el espacio escénico y crear atmósferas diversas. La inclusión de elementos móviles y el juego de alturas añaden dinamismo a la escenografía, permitiendo una transición fluida entre las diferentes escenas y proporcionando una sensación de profundidad visual. No obstante, podría haberse arriesgado algo más y jugar con videoescena para completar y complementar la ambientación. El diseño de iluminación de Vignati es crucial para establecer el tono en cada escena. La iluminación adecuada transforma por completo el escenario, realzando las emociones de los personajes y guiando la atención del público hacia donde es necesario. El uso creativo de luces y sombras, así como la capacidad para jugar con diferentes colores y tonalidades, crea una experiencia visual cautivadora. Por último, el diseño de sonido a cargo de Jordi y Albert Ballbé es esencial para garantizar una experiencia auditiva rica y envolvente para el público.

 

 

 

Pretty Woman – El Musical añade una nueva dimensión de belleza y emoción a la historia, con una dirección inteligente y fiel, un reparto talentoso y entregado y un diseño coreográfico y técnico sensacionales, permitiendo que la magia del cine se traslade al escenario en Madrid.

 

Autor: Garry Marshall & J. F. Lawton

Música y letras: Bryan Adams & Jim Vallance

Basado en la película de Touchstone Pictures escrita por J. F. Lawton

Presentado por acuerdo con Music Theatre International www.mtishows.eu

Reparto: Cristina Llorente, Roger Berruezo, Rubén Yuste, Erika Bleda, Javier Ibarz, Sergio Escribano, Natán Segado, Edgar Martínez, Ariel Juin, Tatiana Monells, Cristina Gallego, Aleix Mària, Esteban Verona, Margarida Silva, Imanol Fuentes, Elena Rueda, Lara Sagastizabal, Andrea Enrich, Carmen Prados, Sol Carner, Carlos Salgado, Raffaele Ruilosso, Ana Lagares, Raimon Ferrer

Carline Brouwer: Dirección

Mariano Botindari: Asistente de dirección/ director residente

Jorge Arqué Y Marc Gómez: Adaptación del libro

Gerardo Gardelín: Director Musical /director de Orquesta

Simone Manfredini: Supervisión Musical

Denise Holland Bethke: Coreógrafa

Giulio Benvenuti: Coreógrafo asociado

Carla Janssen Höfelt: Diseño escenográfico

Ivan Stefanutti: Diseño vestuario y caracterización

Francesco Vignati: Diseño de iluminación

Jordi Y Albert Ballbé: Diseño de sonido

Orquesta: Arnau Vilà · Miquel González · Alejandro Álvarez · David García · Jordi Franco · Toni Pagès · Àngel Valverde · Toni Mena · Gleb Kadashnikov · Carles Ratera · Pere Foved

 

 

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