Este título se presenta como una explosiva fusión de comedia y misterio dispuesto a capturar la esencia del teatro más audaz y entretenido. La obra, representada en el Teatro Reina Victoria hasta el 20 de octubre, destaca por su ingenio y su capacidad para mantener al público al borde de sus asientos como un cóctel equilibrado de talento de un elenco estelar y una propuesta narrativa audaz.
“Remátame otra vez” nos introduce a un mundo lleno de secretos y sorpresas. Cristóbal Salgado (Jesús Cabrero), un carismático explorador con una vida mediática deslumbrante y muchas miserias ocultas, invita a su mansión a tres figuras cruciales de su vida: su mística ex amante Camila Serrano (Beatriz Rico), el empresario Guillermo Relincha (Juanjo Cucalón) y su bondadosa exesposa Ágata (Diana Lázaro). La cena en la lujosa mansión se convierte en un caos cuando un apagón lleva a la muerte de uno de los presentes. A partir de este momento, la trama se convierte en un juego de sospechas y giros inesperados, con el muerto incluso asumiendo un rol crucial en la resolución del misterio bajo la atenta mirada del mayordomo (Ángel Ruiz), convertido en detective. La pregunta que queda en el aire es: ¿quién NO es el asesino?
El libreto es una brillante amalgama de comedia y misterio, que rinde homenaje tanto al humor absurdo de los Hermanos Marx como a la astucia de las novelas detectivescas de Agatha Christie. Rodrigo Sopeña y Alberto Papa-Fragomén, quienes ya han dado muestras de su maestría en títulos como “Que Dios nos pille confesados”, han creado una obra capaz de equilibrar magistralmente estos dos mundos aparentemente dispares. La estructura del libreto permite que la trama policial se desarrolle con rigor, mientras que los elementos cómicos y absurdos se integran de manera orgánica, aportando un dinamismo único a la narrativa. El humor es uno de sus puntos más destacados. Los diálogos están cargados de ingenio y agudeza y los momentos cómicos surgen de manera natural a partir de la situación, sin forzar el ritmo de la trama. Los gags y las situaciones absurdas no solo sirven para provocar la risa, también enriquecen el desarrollo de los personajes y la evolución de la historia. Cada broma y cada comentario ingenioso se entrelazan con la trama de misterio, creando una experiencia tanto divertida como intrigante.
El libreto también brilla en su habilidad para presentar un enredo policial sólido. A pesar del humor predominante, la narración mantiene una estructura clásica de misterio, con pistas, sospechas y revelaciones para mantener al público en vilo. La maestría de Sopeña y Papa-Fragomén radica en su capacidad para tejer estos elementos de manera que la comedia no disminuya la tensión del misterio, sino que la complementa. Este equilibrio entre el humor y el suspense es lo que convierte a “Remátame otra vez” en una obra excepcional, para disfrutar tanto de risas como de un desafío intelectual.
En cuanto a la dirección, Alberto Papa-Fragomén demuestra una maestría en el arte de combinar la tradición del misterio con el absurdo. Su enfoque permite que la comedia y el suspense se complementen de manera natural, sin que uno opaque al otro. Su batuta se distingue por su ritmo preciso y su habilidad para mantener a los personajes en un equilibrio perfecto entre lo serio y lo ridículo. La química entre los actores y el enfoque dinámico del director, con aspectos cercanos al vodevil, aseguran que cada momento, desde los más dramáticos hasta los más cómicos, se aproveche al máximo. La dirección no solo coordina una trama compleja también eleva la ejecución de la obra a un nivel de entretenimiento puro, para mantener, nuevamente, a los espectadores inmersos en la trama hasta el último segundo.
La química entre los actores y sus interpretaciones aportan una dimensión invaluable a la trama. Su actuación conjunta es una de las mayores fortalezas de la obra, con un elenco que maneja tanto el humor como el misterio con una destreza impecable.
Jesús Cabrero se destaca como Cristóbal Salgado, el trotamundos aventurero y explorador con una gran presencia mediática. Su interpretación es un equilibrio perfecto entre el carisma y la profundidad emocional, mostrando a un hombre con un pasado turbio que lentamente emerge a lo largo de la trama y se mantiene muy vivo. Y hasta ahí puedo leer. Este incombustible actor de cine y series televisivas aporta una mezcla de dignidad y vulnerabilidad a su personaje, haciendo que la complejidad de Salgado se sienta auténtica y cautivadora. Ángel Ruiz, en el papel de Jacinto, el leal mayordomo, brilla con una interpretación que recuerda a grandes parejas cómicas como El Gordo y El Flaco o Abbott y Costello. Su Jacinto, aunque leal y de buen corazón, es sorprendentemente inepto, convirtiéndose en un improvisado detective cuya falta de cerebro genera situaciones absurdas y cómicas. El ganador en 2017 al Premio Max al mejor actor por la obra de teatro “Miguel de Molina al desnudo” canaliza la esencia de personajes como el Inspector Clouseau de Peter Sellers, ofreciendo una actuación tanto hilarante como entrañable y destacando como una de las mejores interpretaciones cómicas de la incipiente temporada teatral.
Por su parte, Diana Lázaro da vida a Ágata, la exesposa científica y de mente prodigiosa de Salgado. Su interpretación es una mezcla de sofisticación, con parche incluido, y determinación, añadiendo un contraste intelectual y emocional al elenco. Lázaro (“El otro lado de la cama”, “La importancia de llamarse Ernesto”) aporta profundidad a su personaje, haciendo que Ágata sea una figura compleja y fascinante en el entramado de misterio. Beatriz Rico interpreta a Camila Serrano, una ex cantante de ópera convertida en mística y amante de Salgado. Rico (“Antes muerta que convicta”, “Palabras encadenadas”) entrega una actuación vibrante y fresca, llena de matices y excentricidad, que hace de Camila una figura memorable y enigmática. Su habilidad para combinar el dramatismo con momentos de humor absurdo enriquece la dinámica de la obra. Por último, Juanjo Cucalón completa el elenco como Guillermo Relincha, el amigo y antiguo socio de Salgado imposibilitado en una silla de ruedas. Su interpretación de un empresario campechano con un pasado financiero turbio aporta una presencia sólida y un toque de realismo a la comedia. Cucalón (“Mil novecientos setenta sombreros”, “Rif (de piojos y gas mostaza))” maneja el equilibrio entre la seriedad y el humor guasón y canalla con habilidad, contribuyendo al entramado intrigante de la historia.
El diseño de escenografía de Asier Sancho es una obra maestra de detalle y atmósfera. Con una meticulosa atención a los detalles, la escenografía no solo crea un entorno visualmente impresionante, sino que también evoca la esencia clásica del juego de mesa Cluedo. La mansión donde se desarrolla la trama está diseñada para capturar tanto el lujo como una sutil sensación de claustrofobia, añadiendo una capa adicional de tensión y misterio para enriquecer la experiencia teatral. Por último, el diseño de iluminación de Ezequiel Nóbili complementa maravillosamente el escenario. Los destellos de luz y fundidos a negro, utilizados para señalar eventos clave y cambios en la trama, son particularmente efectivos al generar momentos de impacto dramático. Nóbili maneja la iluminación con una habilidad que mantiene la claridad y la atmósfera adecuada, asegurando que el público pueda seguir cada detalle de la acción.
Autores: Rodrigo Sopeña y Alberto Papa-Fragomén
Dirección: Alberto Papa-Fragomén
Reparto: Jesús Cabrero, Ángel Ruiz, Beatriz Rico, Juanjo Cucalón, Diana Lázaro
Diseño de escenografía: Asier Sancho
Dirección técnica: El Plan de Backstage
Diseño de iluminación: Ezequiel Nóbili
Diseño de vestuario: Sonia Costa
Diseño cartelería: Javier Naval
Producción: Carla Molinari
Producción ejecutiva: Patricia Santamarina y Carlos Sobera
Una producción de Natari Producciones y Pentación Espectáculos
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