Con un mástil chino de 5m de altura, un cubo, un micrófono y vestido con un mono de trabajo, el clown Iván Alone, transforma el espacio escénico involucrando al público para lograr su objetivo: construir un circo del aire y ofrecer su gran número final. Es impresionante como la torpeza del técnico jugando con sus problemas reales deja paso al virtusismo tecnico del artista de circo que desafía la gravedad con la fluidez del bailarín y la audacia del acróbata. Un espectáculo sin palabras donde el absurdo del clown encuentra el virtuosismo del acróbata. Para montar un circo hacen falta más de 200 brazos, 10 camiones, agua, luz… Circoactivo solo tiene un empleado, Iván Alone… ¿Podrá un solo hombre montar un circo del aire para el gran número final? Quizás con un público que lo observe…