Además de este increíble periplo por los teatros de ópera (que proseguirá después del Teatro Real), avalan la calidad de la producción los varios premios que ha recibido, entre los que destacan el Premio Campoamor, en Oviedo, en 2011, o el prestigioso Franco Abbiati, en Italia, en 2012.
El director de escena burgalés aleja la ópera del enfoque pintoresco y traslada su trama a Ceuta durante los años 70, espacio fronterizo propicio al universo del contrabando y la marginación, en que la situación de los protagonistas se presenta con desgarro, remitiendo al desconcierto que provocó el estreno de la obra en París, en 1875, cuando el público rechazó su drama casi naturalista.
Georges Bizet, profundamente decepcionado con la mala recepción de su ópera, cansado y enfermo, moriría tres meses después, con apenas 36 años, sin intuir que su Carmen, precursora del verismo italiano, se convertiría en una de las óperas más queridas del público de todo el mundo.
Siguiendo la estela de García Lorca, que pedía a los actores que mostraran ‘los huesos y la sangre de sus personajes’, Bieito demanda a los cantantes y al coro una interpretación visceral, en que la seducción, la pasión, el sexo, el maltrato, la humillación, el machismo, los celos y la sinrazón llegan al espectador con una violencia emocional y un ritmo trepidante, potenciados por la vida al límite en ese submundo hiperbólico, no exento de una inquietante poesía, que recuerda a Quentin Tarantino o Martin Scorsese.
En el Teatro Real tres repartos de reconocidos cantantes-actores darán vida a la ópera de Bizet, encabezados por las mezzosopranos Anna Goryachova, Stéphanie d’Oustrac y Gaëlle Arquez (Carmen), los tenores Francesco Meli, Andrea Carè y Leonardo Caimi (Don José), las sopranos Eleonora Buratto y Olga Busuioc (Micaëla) y los barítonos-bajo Kyle Ketelsen y Vito Priante (Escamillo) que, con el resto del elenco y el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, actuarán bajo la dirección musical de Marc Piollet, gran experto en el repertorio decimonónico francés.
Las diferentes lecturas e interpretaciones que nacen de la fabulosa partitura de Bizet y su capacidad para provocar emociones hacen de Carmen una obra siempre viva y universal.