La riqueza musical de su disco ‘La leyenda del tiempo’ contribuyó a que sea considerado todo un referente que hizo tambalear los cimientos del flamenco como era conocido hasta entonces
Miembro de la SGAE desde enero de 1982, donde tenía registradas como autor y en coautoría más de cien obras, el creador proviene de una familia canastera de tradición flamenca, sobre todo por su madre que amenizaba cualquier reunión familiar. En la fragua de los Monje eran frecuentes las visitas de los grandes cantaores andaluces de la época, con lo que el niño José se curtió escuchando a artistas de viejo cuño como Manolo Caracol, Antonio Mairena, La Perla de Cádiz, Pericón, El Chato de la Isla, Macandé o El Beni.
De niño, cantaba y él mismo se acompañaba de la guitarra, de la que era gran aficionado. Pero con solo quince años, este gitano rubio -de ahí el apodo que le puso su tío Joseico- pasó de dejar su impronta en las calles de su pueblo o en los trenes y autobuses que partían hacia localidades vecinas, y luego, en la mítica Venta de Vargas (donde coincidía con Rancapino), a fascinar en los ámbitos más flamencos de Madrid.
En uno de esos tablaos de la capital fue donde conoció a otra de las figuras más universales del flamenco, Paco de Lucía, un binomio cultural que llegó a grabar nueve discos entre 1969 y 1977 (‘Rosa María’, ‘Canastera’, ‘Arte y majestad’ o ‘Castillo de arena‘). Aunque sin duda el punto de inflexión en la carrera del cantaor isleño, cuando su estilo personal se alejó del original, algo más ortodoxo, fue con el reconocido ‘La leyenda del tiempo‘ (1979), producido por el ya experto Ricardo Pachón. Siendo un trabajo discográfico aún incomprendido por los más puristas, es el gran referente de su carrera al fusionar estilos como el rock, el jazz o el pop con su flamenco más personal, lo que hizo tambalear los cimientos de este arte tal y como era conocido hasta entonces. El disco incluía adaptaciones de poemas de Federico García Lorca, y colaboraciones con artistas de la talla de Kiko Veneno, Tomatito, los hermanos Rafael y Raimundo Amador. Todavía hoy es considerado una joya de la música de los últimos 50 años.
Éxito y reconocimientos
A lo largo de los ochenta Camarón sigue acrecentando su leyenda y, en 1987, actúa junto a Tomatito varios días en París con un éxito absoluto, algo insólito para un cantaor flamenco. En 1989 graba ‘Soy gitano‘, con la Royal Philharmonic Orchestra de Londres, el que sería el disco más vendido de la historia del flamenco. Sobre su seguimiento internacional, Juan Carmona añade que “atrajo a artistas de la talla de Mick Jagger, los componentes de U2, Quincy Jones… Este último quería hacer de nuestro genio y nuestro arte un tesoro universal, una estrella, que ya lo era para nosotros los flamencos, lo cual merecían con creces Camarón y el flamenco, el flamenco y Camarón…”.
Tras pasar junto a grupos españoles como El Último de la Fila por la Sala Palladium de Nueva York, en 1992 se reúne de nuevo con el gran Paco de Lucía para grabar ‘Potro de rabia y miel‘, su último disco publicado en vida, en el que también colaboró Tomatito, y que pudo culminarse gracias a algunos temas de repertorio grabados con anterioridad. Falleció en Badalona pero fue enterrado entre multitud de admiradores en su San Fernando natal.
Su arte y su contribución al mundo del arte jondo obtuvo el reconocimiento de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera – Premio Nacional de Cante, 1975-, el nombramiento como Hijo Predilecto de San Fernando (1992), Medalla de Oro de Andalucía, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Hijo adoptivo de La Línea de la Concepción, y IV Llave de Oro del Cante Flamenco (2000, a título póstumo), entre otras consideraciones. En 2017 se realiza el Congreso ‘Leyenda Camarón 25 años’, y este mismo año, la Galería ERA de San Fernando acogió una muestra única de fotografías inéditas del cantaor y otros artistas, obra del fotógrafo Pepe Lamarca y, además, se publica su biografía ilustrada de manos del escritor, músico e ilustrador Sete González.
A la espera de la inauguración del Centro de Interpretación Camarón en su pueblo natal, el proyecto se ha levantado junto a la famosa Venta de Vargas donde se produjeron los primeros pinitos del cantaor. La Sociedad General de Autores y Editores se hace eco ahora de su recuerdo, aún muy vivo en el alma de los amantes del flamenco, sobre todo como una figura que tendió puentes entre uno de los patrimonios más ricos del país y la mayoría de su sociedad.