Comenzaron pasando la gorra, y sacaron su nombre del Lavadero García el Moderno, porque “ser moderno en la posmodernidad es estar pasado de moda”, aseguran. Luego llegaron los premios, las sala abarrotadas y pasaron cinco años en España girando por Madrid, las islas Canarias o Mallorca. “Cada día sucedía algo que era mejor que el día anterior”, recuerdan. Arrasaron de éxito en Barcelona.
El espectáculo tiene cuarenta minutos de textos nuevos, de puño y letra de Paiva, que se añaden a una selección de clásicos de Los Modernos que la gente siempre quiere escuchar, y de una buena cantidad de gags que hace mucho que no representan, y ahora se enmarcan en un nuevo contexto.