El ingenio de Yllana es tan sorprendente como sus propuestas teatrales, cada una más innovadora, atemporal y cautivadora que la anterior. Con un talento sin igual para combinar elementos clásicos y contemporáneos, esta compañía de humor gestual ha apostado una y otra vez por su capacidad por reinventarse y conquistar los escenarios con obras desafiantes para la imaginación y el agrado del público. Por sencillo que parezca, se ha erigido como un pionero indiscutible en el arte de combinar música y humor en el teatro. A lo largo de su trayectoria, ha explorado la sinergia entre ambos elementos de manera magistral, revelando la música no solo como acompañante de la historia, sino como eje central de su propia narrativa cómica. Desde el hilarante PaGAGnini hasta el encantador Maestrissimo, Yllana demuestra su creatividad sin límites. Con un humor tan afilado como sus actuaciones, vuelve una vez más con esta propuesta musical, y no es una amenaza, solo una promesa de diversión y entretenimiento sin igual.
En esta ocasión, seguimos la historia de un músico, cuyo talento excepcional despierta envidia y admiración entre sus colegas. Este músico, cuyo nombre es aún un misterio, sueña con alcanzar el prestigioso título de «Maestríssimo», reservado solo para los más virtuosos de la época. Acompañado por un cuarteto de cuerdas compuesto por hábiles intérpretes, cada uno con su personalidad única, nuestro protagonista se embarca en una emocionante aventura musical y cómica. Juntos, enfrentan desafíos musicales y personales mientras intentan abrirse camino en un mundo altamente jerarquizado, donde la competencia es feroz y las intrigas están a la orden del día. Sin quererlo, abordan temas como la ética, la creación, la originalidad y el valor del arte en la sociedad, al mismo tiempo que repasan momentos cumbre de la música clásica.
La genialidad creativa de Yllana se fusiona magistralmente con la inventiva de Rafael Boeta, cuyo libreto desafía las convenciones y despierta risas desde el primer momento y carcajadas incontenibles. Con su talento narrativo, Boeta teje una trama repleta de humor y situaciones hilarantes que mantienen al público cautivado en cada escena. Sus diálogos ágiles, las situaciones disparatadas y la lucha de egos impregnan a la perfección el talento de los intérpretes para la comedia gestual y la música, creando así un auténtico festín para los sentidos y la mente.
En este contexto, la dirección artística de Juan Ramos y David Ottone destaca como un ejemplo de maestría y visión escénica. Con meticulosa atención al detalle, logran dar vida a cada elemento del espectáculo, desde la escenografía ondulante en el foso hasta el vestuario de época diseñados por Tatiana de Sarabia. La capacidad de ambos para integrar la estética de diferentes períodos históricos con el humor y la música es impresionante, logrando una experiencia teatral única y emocionante. Además, su habilidad para trabajar en estrecha colaboración con el elenco y el equipo técnico garantiza una ejecución impecable de la visión creativa en cada función.
En el ámbito musical, el espectáculo sobresale por la aparente facilidad para aunar una amplia gama de estilos, desde el rock y el pop hasta la muñeira, la jota, el flamenco, el folk, el pasodoble, el sirtaki o el vals. Lo realmente fascinante de esta fusión es cómo logran incorporar melodías reconocibles de manera fluida en la trama, añadiendo un toque de familiaridad y diversión. No contentos con ello, sorprenden con su habilidad al extender, acortar y jugar con las tonalidades de las melodías de una manera sorprendente y divertida, dadas las ovaciones finales. Este enfoque se realiza con un profundo respeto por la música y una creatividad desbordante. Incluso el recurrente sonido del teléfono móvil, desgraciadamente presente en el patio de butacas, forma parte de esta ingeniosa manipulación musical. Al simular el conocido politono de un Nokia, compases del ‘Gran Vals’ de Tárrega, los artistas lo interpretan de manera ingeniosa, combinándolo con otras melodías que se entrelazan de forma magistral a lo largo de la obra.
Los intérpretes Eduardo Ortega, Jorge Fournadjiev, Isaac M. Pulet y Jorge Guillén «Strad» son los protagonistas de este concierto y deslumbran con su maestría y destreza en el escenario. Cada uno de ellos aporta un talento excepcional tanto en la ejecución musical como en la actuación teatral, creando una sinergia única que eleva la calidad del espectáculo a niveles extraordinarios. Con una técnica impecable y una pasión palpable por su arte, estos virtuosos y carismáticos músicos cautivan al público con cada nota interpretada y cada gesto desvelado. Su versatilidad les permite transitar con facilidad entre diferentes estilos musicales, desde lo clásico hasta lo contemporáneo, demostrando una versatilidad impresionante y una capacidad para adaptarse a cualquier desafío escénico.
Jorge Fournadjiev se destaca en su papel de músico en segundo plano, sacando risas y complicidad con el público mientras muestra el potencial de su violonchelo con un solo fascinante. Por otro lado, Jorge Guillén «Strad» encarna a un músico egocéntrico en búsqueda constante del reconocimiento del público, pero fuera del escenario muestra un espíritu de compañerismo. Eduardo Ortega e Isaac M. Pulet juegan con sus roles desatando momentos cómicos a lo largo de la historia de la música y nos deleitan con su dominio del piano. En definitiva, son la sinfonía perfecta de talento, humor y destreza, afinando cada nota con maestría y convirtiendo cada escena en una melodía inolvidable.
En Maestrissimo, el escenario se convierte en un pentagrama donde el humor, la maestría musical y la creatividad componen una sinfonía única que deleita a todos los sentidos, ofreciendo una experiencia teatral memorable y llena de diversión
Idea original, creación y dirección: Yllana
Dirección artística: Juan Ramos y David Ottone
Intérpretes: Eduardo Ortega, Jorge Fournadjiev, Isaac M. Pulet, Jorge Guillén “Strad”
Diseño de iluminación: Fernando Rodríguez Berzosa
Diseño de sonido: Luis López de Segovia
Escenografía y Diseño de vestuario: Tatiana de Sarabia
Diseño de maquillaje: Sara Vares
Atrezzo: Gonzalo Gatica
Coreografía: Carlos Chamorro
Texto: Rafael Boeta
Luthier: Fernando Muñoz
Producción: Fran Álvarez
Diseño gráfico:
Daniel Vilaplana