Santi Rodríguez se pone en la piel del protagonista, un hombre maduro, y con una vida familiar y estable que sufre un infarto que lo lleva al borde de la muerte, umbral donde repasa su propia vida y del que consigue volver porque los médicos lo reaniman a tiempo. Tras esta experiencia traumática y reveladora, se empeñará en cumplir toda una lista de proyectos pendientes, desde los más simples y veniales a los más ambiciosos. Un maduro con un exceso de motivación, unas ganas de vivir desatadas hasta el punto de la temeridad, y unas ansias desenfrenadas por aprovechar esta prórroga inesperada, sin miedo ni frenos, son los ingredientes perfectos para esta impecable comedia sobre la vida… donde se masca la tragedia. ¡No vayas a la luz!
Tras el éxito de sus anteriores monólogos, Rodríguez se sube a las tablas incorporando todos los elementos que ha ido aglutinando en todos estos años, teatro, comedia, stand up comedy… Todo ello ambientado en la habitación de un hospital donde relata con humor, un bonito diseño de luces, algo de escenografía, vestuario y bien de interpretación la segunda oportunidad que le ha ofrecido la vida.