Sleepwalk Collective inunda el Corral con piscinas vacías, danza, videojuegos y terrores contemporáneos
Estos tres conceptos, aparentemente distantes entre sí, se cruzan dramáticamente con los videojuegos. O así lo plantea la compañía que a través de una serie de piscinas imaginadas, dispuestas como diferentes pantallas de un videojuego retro, desborda una secuencia de monólogos íntimos. Cuatro mujeres habitan la escena, sumidas en la catarsis que las conduce a una epifanía, susurran y ejecutan sus confesiones. La piscina se concibe así como una especie de utopía artificial que desbloquea el siguiente nivel una vez conquistada la revelación.
Camilla Vecco Haddad, Iara Solano Arana, Nhung Dang y Rebeca Matellán serán las encargadas de dar voz a las inquietudes de esta generación, a través de una dramaturgia creada por ellas mismas y Sammy Metcalfe. Al mismo tiempo, la naturaleza fluida y melancólica de estas Epifanías, combinadas con el diseño hipnótico de luz y sonido, a cargo de Metcalfe y Alex Fernandes respectivamente, y la puesta en escena de textos y coreografías cautivadoras ofrecerán un contrapunto complejo al tono y valores machistas y triunfantes de los videojuegos convencionales.
Pero la compañía insiste. No se trata de una obra más sobre discurso contemporáneo y feminista. “Estamos buscando reflejar una pluralidad de voces contemporáneas, y estamos interesados particularmente en cómo las voces masculinas pueden filtrarse a través de un elenco 100% femenino, abordando las ambigüedades y complejidades de género que estos actos presentan y subvirtiendo los conceptos tradicionales de masculinidad y poder a través de la erotización, de la reformulación de la sexualidad masculina heterosexual como sensual y pasiva”, explican.
Swimming Pools sumerge la mirada en las cuestiones existenciales de una nueva generación y como tal utiliza lenguajes contemporáneos. Por un lado, la piscina vacía como preventiva de las ruinas futuras de nuestra civilización moderna, una escenografía que lleva la firma de Iara Solano. Por otro lado, la danza y el movimiento sobre el escenario, que apropia movimientos de animales marinos, la natación sincronizada y los bailes de Hollywood de los años 60. Toda una serie de coreografías ideadas por Alice Tatge. Al movimiento se suman las proyecciones audiovisuales, un lenguaje visual del espectáculo que explora diferentes formas de presentar a los jugadores (personajes, mapas de nivel y barras de energía, etc). Por último, la dramaturgia de la obra, pensada de forma multilingüe y que se sucede de forma repentina entre escenas con la ayuda de subtítulos completamente integrados en el lenguaje visual de la puesta en escena.
El proyecto parte de una nueva fase en el trabajo de la compañía: a medida que han comenzado a distanciarse de las estrategias lo-fi y diy propias de la creación a pequeña escala que han definido la primera década de su trabajo colaborativo, y se han acercado a prácticas y estructuras mayores, más expansivas y ambiciosas. Swimming Pools es una coproducción del Teatro de La Abadía de Madrid y el Teatro Calderón de Valladolid y cuenta con el apoyo del Gobierno Vasco, Battersea Arts Centre (Londres), Graner (Barcelona), Arts Council England, y Shift Key-Europa Creativa.