Además, otras siete funciones contarán con acciones orientadas a la inclusión a través de servicios de audiodescripción, programas de mano adaptados y una intérprete de lengua de signos
Estos tres espectáculos forman parte de los 25 que ha programado Teatralia entre el 4 y el 27 de marzo. En total son 119 funciones de 15 espectáculos nacionales y 10 internacionales en Madrid y en otros 27 municipios de la región. Esta abundante presencia del festival más allá de la capital, con 54 funciones, refleja el compromiso del gobierno autonómico de descentralizar la cultura y ponerla al alcance del mayor número de espectadores posible.
Es especialmente destacable la labor integradora que lleva a cabo la Compañía Psico Ballet en Su realismo. Su numeroso elenco, de entre 15 y 20 bailarines, es uno de los cuatro pertenecientes a la Fundación Psico Ballet Maite León, de Madrid, una organización no lucrativa privada constituida en 1986.
Su trabajo se centra en la formación escénica de personas con diversidad física, psíquica, intelectual, del desarrollo y/o sensorial mediante un método inventado por la bailarina, coreógrafa y madre de una hija con discapacidad intelectual Maite León, que comprende clases de danza, teatro, música, percusión, canto, maquillaje facial y corporal.
La Compañía Psico Ballet se ha especializado en espectáculos familiares y la componen 40 bailarines con y sin diversidad, divididos en dos elencos. Si sus primeros espectáculos eran fuertemente reivindicativos, posteriormente evolucionaron a otros más visuales y educativos, especialmente dirigidos a la población infantil y juvenil. Entre ellos figuran Entropía (1992), Un mar de sueños (2009), Jet lag (2014) y Su realismo (2018).
Haciendo un juego de palabras entre surrealismo y realismo, Su realismo se inspira en la estética del movimiento surrealista desarrollado en los años veinte del pasado siglo y rompe el concepto de belleza, a través de un recorrido onírico de imágenes inspiradas en los grandes creadores de esta corriente organizado en distintas piezas.
La obra, dirigida por Gabriela Martín León, resalta la importancia de la libertad artística y la liberación mental sobre los cánones estéticos y corporales, poniendo en contradicción las normas estéticas, la racionalidad o la objetividad. Para ello, recurre al absurdo y a la idea de transformar la realidad.
Alas es un espectáculo de títeres y un actor, que cuenta la historia de unos niños que sintieron la necesidad de transformar su mundo. La trama se sitúa en un futuro distópico en el que los habitantes de un espacio indeterminado son fusión de ser vivo y máquina. Una sociedad únicamente centrada en la productividad en la que sus integrantes están atrapados por la rutina y la exigencia. Un personaje humano con alas, Ángel, interpretado por un actor con discapacidad intelectual, rompe el patrón y arrastra consigo a los personajes de la comunidad y les muestra otro camino vital.
Este espectáculo es la última creación de la compañía Títeres de María Parrato. La veterana formación fue reconocida con el Premio Nacional que otorga el Ministerio de Cultura en el año 2016. Alas se plantea como un juego de niños y tiene como objetivo romper estereotipos, etiquetas y diferenciaciones. Manos o cuerpos, objetos o máquinas, movimiento o quietud, luces o sombras… Iguales o diferentes.
Basada en una historia real, Depois do silêncio (Después del silencio) une danza, teatro físico y lengua de signos para narrar la experiencia de una joven ciega y sorda, a la que una profesora enseña la lengua de signos con la que comunicarse con el mundo exterior.
La obra fue gestada por la compañía brasileña Os Buriti a partir de un montaje basado en el texto teatral The miracle worker, que reconstruía la relación que mantuvieron la niña Helen Keller, que vivió entre 1880 y 1960, que fue escritora y activista social, y su docente, Anne Sullivan.
Durante parte de su infancia Keller no pudo comunicarse, hasta que sus padres aceptaron la ayuda de Anne Sullivan, una profesora que se quedó ciega, pero que consiguió recuperar la vista después de una serie de cirugías. Sullivan le enseñó la lengua de signos a Keller a través del tacto.
Las dos se convertirían en iconos del movimiento por los derechos de las personas con discapacidades auditivas y visuales. “La idea era también reflexionar sobre qué ha sucedido desde entonces en estos más de 100 años, para entender si ha habido algún tipo de evolución en el mundo de la accesibilidad», afirma Eliana Carneiro, directora del espectáculo.
El montaje incorpora a una actriz sorda, Renata Rezende, una decisión que defiende Carneiro. “Hay millones de personas con todo tipo de discapacidades en el mundo. ¿Y por qué nos mantenemos alejados de ellos o no vivimos con ellos? ¿Por qué no los vemos en las obras artísticas?”.
El espectáculo no solo pretende contribuir a la reflexión de jóvenes y adultos sobre el tema de la accesibilidad y visibilidad de las personas con discapacidad, sino también ser un ejemplo de inclusión a través del encuentro de actrices oyentes y sordas en el escenario.
Otras acciones por la inclusión
En relación con la discapacidad intelectual y diversidad funcional, Teatralia realizará una serie de acciones encaminadas a su atención, facilitando en algunos espectáculos la audiodescripción para personas con discapacidad visual (Rumbo Rodari), programas de mano adaptados, de lectura fácil, para personas con discapacidad intelectual (Alas, Doodle Pop, Su realismo y Glob) y un intérprete de lengua de signos española (¿Cuándo viene Samuel? y El hombre que plantaba árboles).
Además, en su compromiso de llegar a todos los públicos, el festival acerca el teatro a aquellos niños y niñas que por diversas circunstancias no pueden acudir a los espacios escénicos. En este sentido, la compañía Teatro de Pavel Šmíd, de República Checa, será la encargada de propiciar unas jornadas de teatro inolvidables para estos niños que viven circunstancias adversas, bien por estar en hospitales, o por convivir con sus madres en centros de internamiento.