Masescena

Florinda Chico, un torrente dramático y una vis cómica envidiable

Mi primer contacto con ella fue en la gira de la revista ¡¡¡Tu cita con la risa!!!, én el año 1991, con música de F. García Morcillo y libreto de E. Bariego. Ahí compartía escenario con Fernando Esteso, autor también del libreto, y un joven Manolo Cal. El cartel lo completaban la vedette Liana Maurich, Aquilino de la Rosa, y el Ballet Modern Shock. Un espectáculo de dos horas de duración que hacía pases de tarde y noche. Ahí pude comprobar, entre cajas, la potente atracción de esta gran actriz con el público. Cuando Florinda salía a escena el teatro lleno aplaudía sin que su característica voz hubiera comenzado a sonar.

 

FT14907 Autor Cabrera Florinda Chico

 

Lo que el público ha podido llegar a reír con las ocurrencias de esta mujer. Aunque algunos están convencidos de que en alguna ocasión han trabajado realmente en el servicio doméstico, Florinda Chico es, simplemente, una excelente actriz de nuestro cine y nuestro teatro que, por una de esas casualidades de la vida, y por las exigencias del cine nacional, se especializó en su momento en papeles de empleada del hogar. El caso es que hizo tan bien su trabajo que son miles los que la recuerdan con la cofia y el delantal, plumero en ristre, sacando el polvo de los muebles mientras habla de algún “chinchorreo”.

 

 

Todo ello se debe, sobre todo, a su intervención en la serie de televisión La casa de los Martínez, donde encarnaba a una chacha. Pero su carrera no se limita, ni mucho menos, a estos papeles. Trabajadora incansable, Florinda ha hecho de todo hasta alcanzar la fama, ha participado en todos los géneros habidos y por haber en el mundo del espectáculo, y si algo la caracteriza es el hecho de haber querido ser artista desde muy, muy jovencita.

 

 

Nacida en Don Benito en 1926, antes de dedicarse al mundo del espectáculo trabajó como secretaria de la ONCE, pero también estaba empeñada en triunfar en el teatro. Debutó a los veintiún años con la revista La blanda doble, en Madrid. Empezó de chica de conjunto, la única salida que tenía una muchacha nacida en un pueblo en el que no había grupos de teatro. Un día preguntaron quién quería ir a Barcelona con una de las dos compañías que representaban la obra, y ella se apuntó enseguida, por ganas de conocer la ciudad condal. La primera vez que pudo decir una frase en el teatro fue cuando una vedette se escapó con su novio y cambiaron los papeles. Entonces pidió que le dejaran decir una frase, porque no quería bailar ni enseñar las piernas. Así de casual fue su ascenso al puesto de actriz, y a partir de entonces empezaron a darle pequeños papeles.

 

 

Cine, teatro, televisión y zarzuela. Estos son los géneros en los que ha trabajado Florinda Chico. Su fama se debe también a su aparición en La casa de los Martínez, y desde entonces se la asocia con la también actriz Rafaela Aparicio, a pesar de que cada una ha hecho su carrera por su cuenta. Juntas han intervenido en las películas Dos chicas de revista, Y al tercer año resucitó, entre otras. En el teatro, eran tía y sobrina en Mi tía y sus cosas. Florinda Chico intervino también junto a la gran vedette Cerlia Gámez en la revista La estrella trae cola. Al margen de todo ello, su carrera se desarrolla sobre todo en los escenarios teatrales de toda España. Por todas las ferias, como ella misma reconoció en un programa de televisión española conducido por el periodista José María Íñigo. Entre sus obras más divertidas y populares se encuentran Los ángeles de Via Veneto y La Mamma. Muchos son, pues, los trabajos de categoría de Florinda Chico que, sin embargo, seguirá siendo en nuestra memoria una de las “chachas” de España, lo cual no le molestaba en absoluto.

 

 

 

Breves datos

Trasladada a Madrid, emprendió su carrera artística sobre las tablas en representaciones de Revista. Sus primeros grandes éxitos le llegan con la obra El huevo y la revista La blanca doble (1947), junto al trío cómico Zori, Santos y Codeso, después de llamar la atención de su compositor Jacinto Guerrero. En los años siguientes, se incorpora a la compañía de Celia Gámez y conquista importantes triunfos en el género como La Cenicienta del Palace, Las siete llaves, Cinco minutos nada menos, Las cuatro copas y Los cuatro besos. De la revista pasa a la actuación teatral dramática cuando en 1955, María Fernanda Ladrón de Guevara cuenta con ella para La Papirusa. Seguirían años de trabajo sobre los escenarios, con obras como Los caciques (1962), de Carlos Arniches, El sol en el hormiguero (1966), de Antonio Gala o La enamorada del rey (1967), de Valle-Inclán.

En 1968 crea su propia compañía, con la que estrena ¡Cómo está el servicio! (1968), de Alfonso Paso,​ y más adelante se incorpora a la de Lina Morgan, con la que actúa en Pura, metalúrgica (1975) y Casta ella, casto él (1977). Actuó también en El sol en el hormiguero, de Antonio Gala; Jaque a la juventud (1965) de Julia Maura, El escaloncito (1970), en el Teatro Maravillas;​ Los malhechores del bien, de Jacinto Benavente; Julieta tiene un desliz (1982) o La rosa de papel y La cabeza del Bautista, de Valle-Inclán.​ En 1985 triunfa de nuevo con Mi tía y sus cosas (1985), interpretando a la sobrina de Rafaela Aparicio. Representó su última obra en 2004, dando vida a la Reina Isabel II en Que me quiten lo bailao (la reina castiza), de Rafael Mendizábal.

 

Cine

Aunque debutó en el cine en 1953, con la película Pasaporte para un ángel, de Javier Setó,​ no fue hasta la segunda mitad de los años sesenta cuando alcanzó una enorme popularidad llegando a convertirse en una de las más habituales actrices secundarias del cine español.

No tardó en adoptar un estereotipo, muy determinado por su físico de matrona corpulenta, que reflejaba la mujer castiza y en muchos casos chabacana y que la encuadraba en papeles de “señora estupenda” o, sobre todo, ama de casa o chacha gruñona junto a Rafaela Aparicio. Los papeles que representó reiteraron, pues, un arquetipo que encontró encaje en películas cómicas muy del estilo de las que rueda Mariano Ozores, a cuyas órdenes llegó a trabajar en 22 títulos.

En ocasiones, sin embargo, se apartó del género cómico, con incursiones en filmes de factura dramática como Gusanos de seda (1976) de Francisco Rodríguez, Cría cuervos (1976), de Carlos Saura o La casa de Bernarda Alba (1987), de Mario Camus.

 

Televisión

En su filmografía es también habitual encontrarla formando tándem artístico con Rafaela Aparicio, que se encasilló en papeles similares, con la que coincidió por primera vez interpretando a sendas criadas en la serie de TVE La casa de los Martínez (1967). Habitual también en series de televisión, intervino en La tía de Ambrosio (1971), Los maniáticos (1974), Este señor de negro (1975-1976), de Antonio Mercero, Taller mecánico (1991), El sexólogo (1994), Makinavaja (1995-1996) y La casa de los líos (1996-2000).

 

Algún dato curioso

Según las malas lenguas, o las buenas, su corpulento físico se debió a una fuerte crisis amorosa. No obstante, el destino le tenía reservada una grata sorpresa. En la compañía de la actriz Lina Morgan trabajaba un técnico bastante más joven que ella, que pronto le robó el corazón y del que nunca se separó hasta el día de su muerte, en 2011, a la edad de 84 años. El joven, actualmente no tan joven, se llama Santos Pumar. 

 

 

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