La Gala se celebró en el Nuevo Teatro Apolo de Madrid
La congoja afloró desde el mismo momento en que las fotografías de los dos fallecidos se proyectaron sobre un escenario que guardó una absoluta sobriedad durante toda la velada. Ellos fueron los protagonistas de esos primeros momentos, cuando Amparo Climent y José Manuel Cervino les dirigieron sendas cartas de recuerdo y amor.
“Querida Asunción, hemos llorado tu pérdida”, comenzó su misiva Climent, quien rememoró que Balaguer fue una de las creadoras de AISGE y que llevaba a gala ser su socia número 3. “Pocos corazones tan grandes como el tuyo”, se dirigió a quien elogió por su “tesón y fortaleza”. “Cuidaremos de tu sitio; nos has enseñado tantas cosas; tu ejemplo vive en tu ausencia; conocerte era amarte”, fueron algunas de las frases contenidas en un texto que hizo brotar más de una lágrima entre los presentes. “Ninguno de quienes compartimos tantos momentos contigo te olvidaremos jamás. ¡Buen viaje, compañera!”, concluyó la consejera.
Por su parte, José Manuel Cervino también expresó un profundo afecto y respeto por Nicolas Dueñas: “Querido Nico, el vacío que nos dejas tiene el tamaño de un cráter. Siempre estarás entre nosotros. Nos duele tu recuerdo. Mira que eres bueno y sentimental. Te importaron más los tuyos que los perfumes del éxito”. Y se despidió de él con un sentido “un abrazo muy grande, compañero”.
Tras las emotivas despedidas llegó el turno de Emilio Gutiérrez Caba, presidente de AISGE, cuya intervención se inició, como no podía ser de otro modo, con palabras de reconocimiento a Asunción Balaguer, de quien dijo que era la “imagen de la bondad personificada”. “Su marcha nos llena de tristeza, pero nos deja sus recuerdos de persona, sus ganas de vivir”.
“Como interpretar significa entregarse, tanto al compañero de escena como a quien nos contempla desde el patio de butacas o el otro lado de la pantalla, no hay nada más hermoso que la entrega que supone trabajar en beneficio de los demás. Eso es lo que hacemos a diario, créanme, desde AISGE y la Fundación AISGE”, dijo en alusión al quehacer diario de la entidad. Abogó por el compromiso en un momento de “individualismos, egolatrías y muy pocos escrúpulos”, y pidió a los artistas que no caigan “en las garras de la autocomplacencia”, porque “el arte siempre ha estado asociado al espíritu crítico y la interpretación, al abrazo cómplice. Y esos son valores que nunca, nunca deberíamos perder”.
A continuación se dirigió a los más jóvenes, a quienes regaló unas sugerencias: “No os conforméis; nunca, en ningún caso. No seáis sumisos ni condescendientes con el poder, porque nunca en la historia del ser humano los poderosos han mostrado el menor interés sincero por la cultura. No olvidéis que en vuestras manos está la capacidad de cambiar las cosas, el rumbo de los acontecimientos; y que muchos granitos de arena terminan configurando una montaña colosal. No os rindáis, porque necesitamos de vuestro talento y buen hacer, aunque todos hayamos pensado alguna vez que a nuestro trabajo no se le prestaba la atención merecida. Y no dejéis de involucraros en el día a día de vuestro sector profesional, porque nadie, nunca, os regalará nada ni las buenas noticias lloverán como un maná del cielo”.
Rechazó las políticas reaccionarias que imperan en algunos lugares del planeta, “ahora repleto de trumps, bolsonaros y abascales”, y reclamó unión para conseguir “un colectivo más cohesionado, un mundo más solidario y un futuro un poquito más halagüeño para quienes estén llamados a sucedernos”.
Y la fiesta comenzó en el teatro de la Plaza de Tirso de Molina.
Tras la obligada ausencia del año pasado por un inoportuno catarro, Pilar Bardem, presidenta de la Fundación AISGE, volvió a subir al escenario para agasajar a “la persona más graciosa que conozco, a quien ha hecho todo el cine del mundo y mucho teatro, tanto dentro como fuera de las tablas”. Y relató una anécdota de cuando ella y Emilio Laguna, el homenajeado, trabajaron juntos en el Teatro Alfil, en cuyos camerinos, según contó, vivían algunas ratas con las que acabaron familiarizándose y congeniando. “El problema vino cuando los roedores decidieron pasear por el patio de butacas; eso ya sí que no gustó nada a los espectadores…”.
“Toma lo que quieras, que está todo pagado”, se arrancó el veterano actor vallisoletano, quien, después de pedir al público en broma que guardara silencio (“Callad, que me toca”), pronunció el discurso más extenso, pero también más hilarante de la noche. Tuvo tiempo para bromear, contar chistes, acordarse de Gloria Swanson o Ginger Rogers, recitar un poema de Manuel Benítez Carrasco, recordar los años de la Guerra Civil (“la guerra me trajo la vocación”), subrayar la precariedad de la profesión en los años en que comenzaba (“dedicarse a esto era peor que tener un hijo de soltera”) y rendir tributo a directores como Luis Escobar, Mihura o Narros y compañeros como Florinda Chico. “Si volviese a nacer, me volvería a dedicar a lo mismo. Quiero que este sea mi titular de esta noche”, concluyó en una intervención en la que hasta reprodujo un pasaje del guion de Candilejas, de Charles Chaplin.
El otro galardón de la categoría de Actor, que entregó Kiti Mánver, reconocía la trayectoria de un artista cuyo nombre ha aparecido en más de 150 carteles cinematográficos, así como en numerosas obras teatrales o series televisivas: Manuel de Blas. A sus 78 años, el intérprete pacense aseguró sentirse muy agradecido a AISGE por un premio entregado “desde la generosidad, la honestidad y la justicia”, valores que mueven a la entidad de gestión en su actividad cotidiana.
Se detuvo en contar que sus inicios se remontaban a 61 años atrás, cuando hacía doble función con un texto de Alfonso Sastre en el desaparecido Teatro Recoletos, en el que no pronunciaba palabra alguna y por el que cobraba 50 pesetas por sesión. “Este premio a la trayectoria está muy bien, porque una trayectoria son tus recuerdos. Los recuerdos hay que administrarlos sin melancolía, pero con tranquilidad, con calma. Acompañan mucho, completan la realidad”, reflexionó.
Talento a raudales desplegaron desde el atril los dos premiados en la categoría que premia la trayectoria profesional de los jóvenes actores. Esa gran dama de la escena que es Julia Gutiérrez Caba confesó sentir fascinación por un actor comprometido, “que nos ha hecho reír y estremecernos”, como Martiño Rivas.
El intérprete gallego, hijo del escritor Manuel Rivas y muy precoz en el inicio de su andadura interpretativa, protagonizó un lindo discurso en el destapó algunas elocuentes anécdotas de aquellos primeros pasos. Como cuando en una primera lectura de un texto, ya en Madrid, tuvo un pequeño encontronazo con quien le espetó que más que “un galán joven” parecía, “en todo caso, un gañán joven”. Y también se acordó de lo que le comentó su entrenador de fútbol cuando tenía 14 años durante el descanso de un partido que su equipo ganaba por tres a cero: “Tienes dos virtudes. Nadie corre tanto como tú y nadie lo hace con menos sentido”. Y añadió: “A veces tengo la sensación de correr mucho sin saber hacia dónde voy”. “Dedico este premio a Alfredo Sanzol y Miguel del Arco, a mis compañeros de Jauría; a Julia Gutiérrez Caba, que encarna todo aquello a lo que me gustaría llegar a parecerme en esta profesión…, ¡y a todos los gañanes jóvenes!”.
Cristina Plazas, actriz y consejera de AISGE, parafraseó a Mario Benedetti para dar paso a la galardonada como Joven Talento, Anna Castillo, “una actriz con mucha verdad dentro”: “Tú, Anna, eres la mejor de todas las mujeres, porque eres linda desde el pie hasta el alma”.
La actriz barcelonesa comenzó diciendo que se sentía “nerviosísima y diminuta, pero también muy halagada y agradecida”, e incluso reveló que le daba “muchísima vergüenza” ver el vídeo con una selección de sus mejores trabajos. Dedicó la estatuilla a los compañeros de profesión, a su novia y a la propia Cristina Plazas.
Catherine Allard, directora artística de IT Dansa, Jove Companyia de l’Institut del Teatre de Barcelona, rememoró los muchos momentos que ha compartido desde hace más de 40 años, cuando se conocieron en casa del gran Maurice Béjart, con el bailarín y coreógrafo español más internacional de los últimos tiempos, Nacho Duato, a quien entregó el Premio Actúa de Danza.
El bailarín y coreógrafo valenciano, que dirigió durante dos décadas la Compañía Nacional de Danza, confesó sentirse “muy, muy feliz de recibir un premio de AISGE, que hace tanto por los artistas. Desde hace 10 años vivo en Rusia y hacía mucho tiempo que no me daban un galardón en España”. En su alocución contó que muchas veces le han preguntado en qué se inspira. Y confesó que su mayor inspiración no fue Mozart, Goya o ningún otro apellido ilustre, sino siempre su abuelo, quien a los 23 años era catedrático en la Universidad de Salamanca y vivió hasta los 104 años. “Era un artista aunque no se dedicara a una profesión artística. Era tan maravilloso que en su 90 cumpleaños se disfrazó ¡de viejo! Y yo tengo sus genes”.
Duato defendió la madurez y cumplir años: “Siempre tengo amigos mayores con los que me gusta estar. Y estoy contento de hacerme mayor, porque estoy más de acuerdo conmigo mismo”. Y cerró homenajeando de nuevo a su amado abuelo: “Querido yayo, este premio es para ti”.
Al escuchar a Antonio Najarro, bailarín, coreógrafo y exdirector del Ballet Nacional de España, el público que llenaba el Teatro Nuevo Apolo fue consciente de que la mujer distinguida en la categoría de Danza era una figura de primerísimo nivel. Toda su intervención fue una muestra de admiración hacia Pacita Tomás, cuya carrera glosó: “Es un grandísimo honor premiar a quien ha dado su vida por la escuela bolera, a quien ha dado 70 años de su trayectoria a la danza. A quien ha cuidado y conservado la escuela bolera. Nacida en el barrio madrileño de La Latina, con 15 años ya había recorrido todos los teatros de España, para convertirse luego en la perfecta expresión del cante de Manolo Caracol”. Najarro no quiso dejar pasar la oportunidad de reivindicar la danza española, “un género único en el mundo”.
“Estoy muy emocionada de volverme a subir a un escenario a mis 91 años. Quiero dedicar este premio a mis inolvidables padres, a mi hijo, mi nuera, mi nieto, a mi familia y a los buenos amigos y a mi marido [Joaquín Villa], que ya no está con nosotros y con el que trabajé 55 años. ¡Joaquín, la mitad de este premio es tuyo!”, proclamó la que quizás sea la última superviviente de una de las etapas más brillantes de la danza española y el flamenco.
Actriz de voz y consejera, Silvia Sarmentera fue la elegida para glosar la figura de un colega de profesión, Javier Franquelo, por el que dijo sentir una profunda adoración: “Es un actor polifacético, camaleónico, poseedor de una voz malagueña inconfundible”, dijo de quien ha prestado sus registros vocales al malvado señor Burns (Los Simpson) o al profesor Hubert J. Farnsworth, de Futurama, entre infinidad de doblajes en 45 años de profesión. En su breve alocución, Franquelo dijo: “Me ha tocado, ¡qué se le va a hacer!”. Recordó su breve paso por la radio y el teatro y sus inicios profesionales, cuando no existía escuela de doblaje y todo se limitaba a un curso en la de cine, que estaba en la Dehesa de la Villa, en Madrid: “Ahí empezó todo”.
Ana María Simón, que reivindicó que “los actores de doblaje son por encima de todo y primeramente actores”, entregó el premio a “un ser adorable, a quien admiro y quiero desde que la conocí”, María Luisa Solá, una barcelonesa con más de medio siglo dando voz a intérpretes como Glenn Close, Susan Sarandon, Diane Keaton, Faye Dunaway, Jane Fonda, Sophia Loren y tantas y tantas otras a las que también a regalado su capacidad interpretativa y su riqueza de registros.
“¡Buff!, no te emociones, no te emociones, me dije antes de subir y estoy muy emocionada”, dijo con voz rota Solá. “AISGE, muchas gracias. Gracias por cuidar de todo nuestro colectivo con trabajo y cariño”, agradeció, para a continuación hacer una defensa de su oficio: “Los que trabajamos en doblaje somos invisibles, pero es una profesión maravillosa. Cada día hacemos cosas diferentes, hacemos lo que nos mandan los actores que están en la pantalla”. Se enorgulleció de haber conseguido contagiar a parte de su familia. De hecho, su hijo Sergio Zamora es un consagrado y reconocido actor de voz.
“Quiero compartir el premio con todos mis compañeros, con los que ya no están, con los que están y con los que están intentando abrirse camino”. Y concluyó: “He sido muy feliz trabajando en doblaje”.
Las dos intérpretes galardonadas en la categoría Actriz fueron las grandes ausentes de una gala que confiaba en contar con su presencia y en brindarle un merecido aplauso por dos trayectorias de tan extraordinaria brillantez. Una traicionera gripe impidió a Nuria Espert acercarse al Teatro Nuevo Apolo. En su lugar acudió su nieta, Bárbara Lluch: “Muchas gracias en su nombre”.
Concha Velasco, por su parte, delegó en el director de cine, Pedro Olea, quien la tuviera a sus órdenes en películas como Pim, pam, pum… ¡fuego!, la responsabilidad de recoger el galardón. No obstante, la protagonista de Filomena Marturano o Hello, Dolly! dejó grabado un vídeo en el que excusó su ausencia y expresó su alegría por el premio (“¡Qué honor tan grande! ¡Os quiero!”) y dejó alguna pincelada de humor negro: “Sé que comprenderéis que no asista, porque tengo 80 años y estoy muerta”, refiriéndose al montaje con el que en estos meses recorre toda España, El funeral.
La música de piano acompañó uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, cuando se proyectaron sobre el escenario los rostros y nombres de los socios de AISGE que han fallecido a lo largo del año. Unos instantes intensos, rotos por los aplausos espontáneos de los presentes, con los que quisieron recordar y mostrar cariño hacia los ausentes.
Abel Martín, director general de AISGE, introdujo los Premios HazTuAcción, con los que la entidad reconoce la labor de la labor de entidades u organismos admirables por su dimensión solidaria: “Sus acciones nos devuelven la fe en la humanidad y nos hacen creer que sigue siendo fuente de solidaridad, valía y coraje”. En esta XI edición se distinguió la labor de la Asociación de la Enfermedad de Dent (Asdent) y de la Federación Española de Daño Cerebral (Fedace).
Nacho Muñoz Jiménez nació con una dolencia genética rara, la enfermedad de Dent, que padecen poco más de 400 personas en todo el mundo. Con el fin de encontrar una cura para esta patología surgió Asdent, que fundaron los padres del niño, Eva y David. A su lucha diaria por la supervivencia de su hijo se han sumado el actor Santi Millán, así como el ciclista Pedro Delgado y el también actor Javier Bardem. Estos dos últimos arroparon a Eva y David, cuya “lucha personal por su hijo se ha convertido en una voz por todos los que sufren la enfermedad de Dent en el mundo”, destacó el laureado deportista.
“Estamos emocionados y agradecidos por el hecho de que nos hayáis dejado compartir nuestra lucha. Estamos embarcados en recaudar un millón y medio de euros que financien una investigación para salvar a nuestro hijo, para curar esta enfermedad. Queremos dar las gracias a las miles de personas que colaboran de forma anónima en favor de alguien a quien ni siquiera conocen”, declaró Eva Jiménez, quien confesó: “no dejo de llorar cada noche. Y hoy, cuando regrese al hotel, aunque lo he pasado muy bien, volveré a llorar”.
La segunda estatuilla de los Premios HazTuAcción reconoció la labor que desde hace casi 25 años viene desarrollando en nuestro país la Federación Española de Daño Cerebral (Fedace), cuyo lema es “Una vida salvada merece ser vivida con dignidad”. La directora general de esta entidad que trabaja por los más de 420.000 afectados que hay en nuestro país y sus familias, María del Mar Barber, recibió el trofeo de manos de Sergi Mateu, vicepresidente de AISGE. “Muchas gracias por darnos la posibilidad de ser visibles, por pensar en todas estas miles de personas que viven con secuelas incapacitantes”, agradeció la representante de Fedace.
A la actriz y consejera Susana Soleto correspondió presentar y entregar el último galardón de la noche, el Premio HazTuAcción de Comunicación, a las dos artífices del programa La script, de Movistar +: María Guerra y Pepa Blanes, quienes desplegaron el humor ácido que caracteriza a esta emisión dedicada a películas y series que nació en la Cadena SER a principios de esta década. “Es la primera gala a la que acudimos sin tomar notas”, comentó Guerra, quien recordó que las penurias laborales de los actores son aún mayores que las de los periodistas: “Sois más precarios que nosotros”. Se mostró agradecida por una distinción que, a su juicio, es “un premio a la credibilidad de un programa de mujeres críticas”.
Pepa Blanes, quien compagina la presentación de La script con la jefatura del área de Cultura de la SER, tuvo un recuerdo para las miles de personas que en el momento en que se celebraba la gala se manifestaban contra la violencia de género en toda España. Y, dirigiéndose a la audiencia, comentó: “Siempre habéis defendido la igualdad. Como mujeres y como periodistas os damos las gracias”.
Una foto de familia sobre el escenario con todos los premiados y entregadores puso fin a una fiesta que discurrió de forma ágil, pese a las casi tres horas que marcaban para entonces los cronómetros.