Con menos presupuesto que en la edición anterior, en concreto un 20% menos, el festival se consolida, aún más, en la agenda cultural internacional, con más propuestas por edición que en otras ocasiones.
En esta edición son dos los nuevos espacios que se han abierto al público. Uno de ellos el Silo, y otro, el Palacio de los Oviedo, un espacio completamente recuperado por la Fundación del Festival cuando era un auténtico solar. Dos también son los espacios que se han dejado de utilizar por diversos motivos, como son el espacio Miguel Narros en la plaza de Santo Domingo, y la Veleta, otro espacio dedicado a la celebración del Certamen Almagro Off, ubicado este año en el Silo, con una clara mejora en cuanto a infraestructura se refiere.
El festival levantó el telón con la entrega del Premio Corral de Comedias al actor Carlos Hipólito, además de inaugurar la exposición «El arte de crear ilusiones: sonido, luz e ingeniería en el teatro barroco». A ambos actos asistieron el ministro de cultura, José Guirao; el consejero de cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Ángel Felpeto; el presidente de la Diputación de Ciudad Real, Ángel Caballero; y el alcalde de Almagro, Daniel Reina. Todos ellos coincidieron en apoyar la cita manchega en futuras ocasiones. El broche a los actos de inauguración del festival lo pusieron la Asociación Folclórica Tierra Roja y la compañía Ibérica de Danza, así como los versos recitados por Carlos Hipólito, en un espectáculo gratuito celebrado en la Plaza Mayor.
El Hospital de San Juan, y como sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, nuevamente presentó sus producciones. En esta primera etapa El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, con un reparto de lujo compuesto por Raúl Prieto, Pepe Viyuela y Mamen Camacho, entre otros.
El Patio de Fúcares presentaba dos producciones de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Una de ellas, El banquete, producción que ha calado muy fuerte en los espectadores de Almagro. El reparto estaba compuesto por tres actores consagrados como Gonzalo de Castro, Lola Baldrich y Manuela Velasco. Pablo Béjar, Jimmy Castro y Aleix Melé, actores de la Joven Compañía de Teatro Clásico completaban el reparto. Los empeños de una casa fue el otro montaje que la Joven Compañía propuso en este espacio.
La Antigua Universidad Renacentista (AUREA) abría su programación con el montaje de La cueva de Salamanca, dirigido por Emilio Gutiérrez Caba. Francia visitaba este espacio con su fantástica versión de La vida es sueño. La picaresca estuvo presente de la mano del escudero Marcos de Obregón, interpretado por Juanma Cifuentes y música de Juan Carlos de Mulder. La música estuvo presente con el espectáculo Música a dos que reunió a la Banda de Música de Almagro y a la Banda de la Asociación Musical El Verger de la Comunidad Valenciana.
El Teatro Municipal inauguró la 41º edición del festival con la obra De lo fingido verdadero de Palmyra Teatro y KATUM Teatro. Una edición más el Barroco Infantil acaparó el espacio. Títulos como El libro andante, Los imperios de la luna, Aventuras de Don Quijote, La ratita presumida, Una tempestad y Feroz, fueron las propuestas que concursaron en el certamen, alzándose con el triunfo la obra Aventuras de Don Quijote, además de conceder dos menciones a Feroz y El libro andante.
El Silo acoge en este momento y hasta el día 25 de julio el Certamen Almagro Off. Una colección de nuevas propuestas, versiones y visiones de nuestros clásicos.
El Claustro del Museo del Teatro acogió las actividades gratuitas Berenjenas con queso (encuentros en torno al patrimonio teatral barroco español); Que ayer maravilla fui: Simón Suárez; el encuentro poético Almagro íntimo; Que ayer maravilla fui: Gustavo Tambascio.
La Plaza Mayor no se mantuvo al margen de las celebraciones del festival. Soñemos, alma, soñemos otra vez, el lema de este año del festival, abrió el espacio gratuito. Coplas y romances de cordel del Grupo La Ruina tomaba la plaza como en el propio Siglo de Oro se hiciera. El original Karaoke Barroco ponía la nota de humor para todos aquellos que quisieron ser actores de textos barrocos por un día.
Todo Lope (o casi) y De pícaros, truhanes… y actores, fueron las propuestas para el teatro en los barrios.
Varias han sido las exposiciones que se pueden ver durante el festival, e incluso una vez que termine el mismo. Así, en la Iglesia de San Agustín puede contemplarse la exposición El arte de crear ilusiones: sonido, luz e ingeniería en el teatro barroco. El Espacio de Arte Contemporáneo alberga la exposición Los espacios de la luz. Legado de Simón Suárez. El Museo del Encaje y la Blonda custodia la exposición Autorretrato en tres jornadas con vestuario teatral diseñado por Lorenzo Caprile. La Artesanía tradicional de Colombia, país invitado de la presente edición del festival, también tiene su exposición en el Parador de Turismo. Por último, La Iglesia de San Blas acoge la ficción sonora La cueva de Don Quijote.
El Palacio de Valdeparaíso ha sido testigo de los encuentros Barroco de ida y vuelta y Una palabra a tiempo. Por último, destacar los talleres y encuentros celebrados en torno a la edición del festival, dotándolo de lo académico que lo caracterizó en sus inicios. En este sentido se ha podido disfrutar del taller El teatro verso a verso, impartido por Vicente Fuentes. Las XLI Jornadas de Teatro Clásico de Almagro han estado dedicadas al universo cómico de Agustín Moreto en su IV Centenario. Este capítulo se cerraba con las Jornadas organizadas por la Fundación UNIR tituladas El Siglo de Oro en construcción.
A pesar de este dilatado programa, la 41º edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro continúa.