Nuestro protagonista —que a partir de ahora conoceremos como señor X— es un hombre sencillo, insignificante, insípido, banal, anodino,... El señor X es notario. Su vida transcurre sin que suceda nada que lo haga destacar, ni un pequeño instante, por encima del resto de los mortales. Pero un día el destino se interpondrá en su camino. Quien dice el destino, dice la policía... que lo detendrá como sospechoso de unas misteriosas muertes en el centro de la ciudad. Acusado de ser un criminal, el señor X hará todo lo posible por defenderse delante de la policía, que parece dispuesta a colgarle los muertos, y para resolver un caso que se parece más a una película que a la realidad.A pesar de que todos los indicios apuntan que ha sido obra de un profesional, de un auténtico asesino a sueldo, también parecen señalar al señor X. Habrá sido él? ¿Por qué motivo lo haría? ¿Qué puede haber pasado, para que sea un asesino? ¿Qué nos ha de pasar para enfrentarnos al deseo de matar a alguien? ...