Durante más de una década, ‘La Caja de Luz’ fue un bello animal mitológico, un sueño que habitaba en las conversaciones, un punto de llegada a este diez de diciembre. Esta noche de luna llena atrasada, tras la puerta de la Fundación Antonio Pérez, parece latir el corazón de una criatura recién llegada al mundo. Una ópera a punto de nacer espera tras el portón de madera de lo que fuera convento de clausura, con todas las connotaciones que ello pueda tener, convertida en hoy en Caja de Luz. Muchas personas más hubieran deseado acudir, pero el aforo apenas sobrepasaba el centenar, una exclusividad que aumentó si cabe el disfrute de cada uno de los segundos. Homo sum....