Embarcarse en la década de los cuarenta se convierte en una odisea repleta de reflexiones, desafíos y esos inevitables problemas lumbares que parecen surgir de la nada. Aunque por fuera uno pueda lucir impecable, el cuerpo, cual memoria de opositor, no perdona. Tanto si eres de los afortunados que aún no has alcanzado este hito o, por el contrario, te encuentras inmerso en esta decena, una visita al Teatro Fígaro se presenta como una precaución necesaria para cuidar tu salud y evitar que los achaques te sorprendan de repente. Avisados quedan....