La casa es nuestro territorio sagrado. Es ese lugar donde decidimos quién tiene la entrada VIP y quién se queda afuera en la fila. El refranero anima a no juzgar un libro por su portada y nunca ha sido más cierto. Resulta que las personas que dejamos entrar no siempre son lo que aparentan. Algunas parecen angelitos, pero llevan cuernos invisibles, y otras, que podrían intimidar al mismísimo diablo, resultan ser los más adorables. Si desean saber más y poner nombre y cara a estos personajes pueden visitar el Teatro Muñoz Seca. Ahora bien, tengan cuidado con quién dejan cruzar el umbral, porque, ya se sabe, las sorpresas en casa son como cajas de chocolates... ¡nunca sabes lo que vas a conseguir!...