El dramaturgo catalán se acerca de nuevo a Chéjov en La gaviota tras la sorprendente Vania (Escenas de la vida), para hablar de amor y de teatro
Rigola cuenta en esta ocasión con Mónica López, Irene Escolar, Roser Vilajosana, Xavi Sáez, Nao Albet y Pau Miró, quienes interpretan a sus personajes, pero también a ellos mismos
Melisa Fernández sustituirá a Irene Escolar durante los días 20 y 22 de septiembre, y Óscar de la Fuente a Xavi Sáez los días 11 y 27 de septiembre
Un nuevo acercamiento al texto de uno de los autores más destacados de la literatura rusa y exponente del naturalismo moderno, para hablar sobre amor y teatro. Para ello, tres actrices (Mónica López, Irene Escolar y Roser Vilajosana), un actor (Xavi Sáez), un actor-dramaturgo-director (Nao Albet) y un autor-director (Pau Miró), hablan en el escenario sobre sus deseos y sobre su amor por el teatro. Los seis protagonistas aparecerán en escena sin vestuario, con la misma ropa con la que llegan al teatro y sin ninguna voluntad de simular que son rusos del siglo XIX; pero mantienen las tramas y los conflictos principales que propone el texto original.
El espectador encontrará en esta versión libre la estructura de La gaviota, dado que sigue el orden de la pieza original. Pero, en esta ocasión, sus protagonistas, se dedican al arte. Y así, nos hablarán del amor no correspondido y de la frustración de la búsqueda utópica del hecho artístico último. De la insoportable ligereza del ser: es decir, como todas las grandes obras de Chéjov, de remover el corazón y el cerebro entorno al existencialismo.
Para Rigola, el teatro, debe ser ese “lugar en el que el público es interpelado por las personas que hay sobre el escenario para remover aquello que reconocen en sí mismos. Un espacio en el que los que están encima del escenario mezclan su vida con los personajes de una pieza clásica como es La gaviota”. Rigola, uno de los dramaturgos más innovadores del siglo XXI, como ha demostrado al frente del Teatro Lliure, Teatros del Canal o de Bienal de Venecia, se acerca de nuevo a Chéjov después de haberlo hecho ya con la sorprendente Vania (Escenas de la vida).