A partir del próximo 30 de agosto se podrá disfrutar en la Sala Principal del Pavón hasta el 8 de octubre
La obra relata cómo el reputado autor John D’Agata escribe una crónica sobre la tasa de suicidios en Las Vegas para una de las mejores revistas del país. Emily, su redactora jefa, encarga al becario Jim Fingal la verificación de hechos del escrito pero pronto se encuentra con un “pequeño” problema: gran parte de ellos se los ha inventado. Lo que empieza como un trabajo más, pronto se convertirá en una hilarante historia sobre los límites que separan la libertad narrativa de la ficción.
«Así son las cosas y así se las hemos contado». De este modo cerraba el informativo de la noche un conocido presentador de TV de este país. Pero esas mismas cosas no parecían ser «así» en el informativo de la competencia. Entonces, ¿qué cosas son ciertas? ¿Puede la imprecisión narrativa de unos hechos viciar el trasfondo de una noticia? ¿A partir de cuántos errores se convierte en falsa? Aquí radica la piedra angular sobre la que se sustenta un debate ancestral y que ha dado de comer desde hace siglos a profesionales de la comunicación de todo el mundo, ya sean de medios impresos, televisivos o digitales. Si los hechos no fueran más que una sucesión de fechas, nombres y cifras, no nos haría falta más que un solo periódico, canal de televisión o portal de noticias digital. Curiosamente, los países totalitarios en los que esto se da son caldo de cultivo para las “fake news”, enviando un mensaje único e incontestable -bajo pena de cárcel- de que “así son las cosas”. Realidad vs. Autenticidad. Hechos empíricos frente a la falta de precisión de los mismos con el fin de transmitir con mayor “verdad” una historia. Partiendo de un caso real, Hechos y Faltassintetiza este debate con acierto y lo lleva a escena combinando magistralmente inteligencia, comedia y actualidad.