Icono del sitio Masescena

Antonio Álamo escribe y dirige un diálogo contemporáneo a partir de La vida es sueño para la Compañía Nacional de Teatro Clásico

Imagen de un ensayo de la producción

Imagen de un ensayo de la producción

El montaje lleva a las tablas el mundo calderoniano de sueño y realidad mediante un reparto diverso en el que todos son Segismundos

En palabras del dramaturgo y director, «en la obra de Calderón, todos los personajes participan de la misma naturaleza de Segismundo, se mueven entre la luz y la oscuridad, entre el sueño y la conciencia de encontrarse en mitad de un sueño, lo cual no es exactamente lo mismo que haber despertado». Por ello, «en la obra que ahora presentamos, todos nosotros, lo que incluye, por supuesto, al público, somos Segismundos», afirma Antonio Álamo.

El montaje cuenta los intentos frustrados de ensayar La vida es sueño por parte de un pequeño grupo de actores interpretados por Helliot Baeza, Sara Barker, May Monleón, Abel Mora y Christofer Ortiz, quienes representan sobre las tablas a sus alter ego de ficción mientras desgranan sus diferentes personalidades al público en una atmósfera poética y onírica, no exenta de humor. Teatro dentro del teatro para hablar de la vida por medio de un reparto diverso que comparte un universo común, como indica Antonio Álamo. «No pueden ser más distintos. En edad, en procedencia, en su acento, en su forma de moverse y estar en el mundo, en su visión, incluso en su caparazón físico… En todo. Sin embargo, en esta pieza forman parte del mismo universo. Un universo que tiene varias dimensiones y cuyo principal reflejo es la dispar naturaleza de sus personajes: los hay que provienen de la ficción de Calderón y los hay que surgen de las brumas del sueño; otros, en cambio, fluyen entre la realidad, la ficción y el sueño, y, por último, otros vienen, literalmente, de la calle».

En el trabajo con el reparto, Antonio Álamo continúa el legado de José Monleón. Explica que «esta obra —como tantas otras cosas en el teatro español— tampoco existiría sin su clarividencia. Ahora —lo que juzgo muy positivo—, distintos creadores enriquecen el elenco de sus montajes con actores con diversidad, pero ese es un campo de acción en el que él estuvo empeñándose, al menos, desde el año 1996. Por fortuna, yo fui cómplice en alguna de esas aventuras».

Aunque el montaje tiene un reparto coral, la historia de Sara cobra especial protagonismo. La actriz Sara Barker considera que «en su personaje hay una evolución hacia una liberación, lo que hace que tenga un carácter cambiante». Por su parte, Abel Mora interpreta a Clarín, el gracioso de La vida es sueño, del que asegura que, en esta versión, se erige como «el verdadero protagonista de la historia».

Con producción de Ángela Monleón, la puesta en escena transita por el realismo y lo onírico, el humor y la poesía, por medio del trabajo de Elisa Sanz(diseño de escenografía y vestuario), Olga García (diseño de iluminación), Marc Álvarez (música original y espacio sonoro), Uma Díaz (composición de canciones) y Cristina D. Silveira y Paloma Díaz (dirección coreográfica).

Un montaje, que podrá verse entre el 19 y el 29 de enero en la Sala Tirso de Molina, en el que Antonio Álamo nos invita a ejercitarse en el arte de ver, a despertar.  

Segismundos. El arte de ver es una coproducción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y El sueño sueño producciones, con el apoyo de Compañía Danza Mobile, Asociación Cultural José Monleón y AMÁS Escena.

 

Salir de la versión móvil