El espectáculo se dio a conocer rápidamente en Argentina por su calidad, por la fuerte identificación del público con su historia personal, y por la forma conmovedora en que está hecho, recuperando la esencia más pura del teatro. Pero también por la estrategia utilizada por primera vez en Argentina: el actor promociona en los medios de comunicación que, al terminar la función, espera en el vestíbulo. Si a algún espectador no le gustó el espectáculo, le devuelve el dinero de las entradas.
“Mi abuelo decía que ‘el mundo era de los que se animaban a perder el equilibrio’”, explica Dayub sobre el origen de este espectáculo, que habla “de la juventud, de la finitud de la vida, de los lazos familiares y de lo que nos lega la sangre. Pero fundamentalmente, del ímpetu con el que hay que vivir el presente”.
Dirigido por César Brie, el actor argentino repasa en escena historias de su familia encarnando a personajes como su abuelo o su abuela, que emigraron de Italia a Argentina, o a él mismo cuando abrazó, de joven, la profesión de actor.
“El espectáculo -asegura Dayub- podría llamarse El encantador, El ilusionista, o El corazón del niño Dayub. Es una forma soñada de compartir mi historia, deleitando, ilusionando, divirtiendo”.
Nacido en 1960, Mauricio Dayub empezó a trabajar con asiduidad en la interpretación en el cine y la televisión a mediados de los años ochenta. De 1997 es su primer gran éxito teatral, El amateur, escrito por él mismo. En 2011 protagonizó otro de sus celebrados papeles teatrales en Toc Toc. Ambos los mantuvo durante varias temporadas en la escena argentina hasta el éxito de El equilibrista.