Paula Paz, directora artística del Cervantes Theatre, dirige este montaje basado en el epistolario De Corazón y alma, que recoge las cartas escritas durante años entre la autora de la novela Nada y la autora del personaje infantil y juvenil Celia
El espectáculo podrá verse del 26 de enero al 5 de febrero en el Teatro de La Abadía y los días 10 y 11 de febrero en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares
El Cervantes Theatre de Londres, primer y único teatro de la capital británica dedicado a la promoción de la cultura española, produce Cartas Vivas dentro del marco homónimo apoyado por la Fundación Banco Santander, comprometida con el rescate literario, y la Universidad de Exeter. Está liderado por su catedrática Nuria Capdevilla. Cartasvivas.org recupera la voz de autoras y pensadoras del siglo XX, pioneras en su época, fundiendo cine, teatro, literatura y educación
¿Cuándo se dio la primera carta y por qué? ¿Qué hizo que una escribiera a la otra? ¿Qué unía a estas mujeres de distintas edades? ¿Qué interés se tenían, cuando una centraba su escritura en un personaje infantil y la otra buscaba nuevas formas narrativas que respondieran a su complejo mundo interior? La admiración. Estas dos escritoras se admiraban profundamente: «Desde que yo tenía siete años y empezó Celia a publicarse en blanco y negro (…) he tenido la costumbre de hablar contigo a solas y hacerte mis confidencias. Eres mi amiga de la infancia«. Al fin y al cabo, Laforet sí encontró un referente en otra mujer escritora, «la Fortún». Comienza así una larga relación de amistad que va sin duda más allá de la escritura.
Saldar una deuda con nuestras escritoras
«La motivación fundamental de este montaje es volver a sacarlas a la luz», afirma Paula Paz. «No están en la posición que les corresponde, dentro del canon literario de nuestro país. Ni tienen el reconocimiento. Hay que darles voz y visibilizar tanto su obra, como su escritura y su vida. Es un homenaje y una forma de saldar una deuda que tenemos con ellas«, concluye.
El epistolario comienza con una Carmen Laforet en plena crisis creativa cuando está trabajando en su segunda novela, al tiempo que tiene que enfrentarse muy joven al cuidado de sus hijos. En ese momento, Elena Fortún, tras el suicidio de su padre, necesitada de dejar un legado, se convierte en su mentora. Pero, ¿les unía algo más? «Es difícil poder etiquetar la relación que mantenían ambas mujeres, sería injusto. Lo que hay es una clara admiración de ambas», afirma Paula Paz. Es cierto que Elena Fortún, en una autobiografía que ella misma no autorizó, Oscuro Sendero, habla de identidad y género, pero también es conocida su alta espiritualidad y religiosidad. Quizás, esto hace aún más interesante la relación platónica epistolar que ambas mantenían, que va más allá de posibles etiquetas innecesarias.
Las cartas han sido el único material dramático y escénico de Cartas Vivas, ese es el «reto mayor» de este montaje. «Quería que las palabras de Carmen y Elena tomarán vida. Que esas palabras se levantaran del papel y nos abrieran una ventana a sus habitaciones, a sus universos, que se acaban encontrando», explica la directora española afincada en Londres. «Lo complicado era poner en escena ese espacio en el que estas mujeres se encuentran, porque no se hallan en un lugar físico, se encuentran en ese espacio abstracto que es el intercambio de las cartas y, por tanto, de sus ideas, sus vivencias y sus anhelos».