La propuesta insular nos ofrece un escenario casi vacío, solo ocupado por un graderío que sirve para todo. No es fácil, porque Calderón exige puertas que se abren y cierran, gente oculta, sustos y sorpresas, que quedan algo descafeinadas por culpa de los escenarios minimalistas que tan de moda están. Más que probablemente tratando de hacer de la necesidad virtud. 2RC le saca partido a la escasez, de cualquier manera. La acción trascurre, fundamentalmente, en el jardín de Julia, que ama a Astolfo, pero que es pretendida por el tirano, el duque Federico de Sajonia, el “Rayo”. Ahora no suena a casi nada eso, como mucho a chuleta, pero en 1637, en pleno apogeo del de Olivares, tendría su punto de atrevimiento. El duque cree matar a Astolfo, pero en realidad está vivo, escondido y convertido en fantasma por culpa de los malos entendidos. Paralelamente asistimos a los amores de Carlos, el mejor amigo de Astolfo, y Laura, su hermana. Y a los vanos intentos del pícaro criado Candil y la criada Porcia. Todo arquetípico, todo bien medido, todo en su sitio.
La principal pega de la representación de 2RC fue que el elenco se mostró irregular, con algunas actuaciones por debajo de la media. Un vestuario algo naif, pero con encanto, la actuación musical de un terceto discretamente arrinconado, y la voz de la soprano Alicia Ramos, que interpreta a Porcia, compensaron lo anterior.
En definitiva, una buena noticia poder ver El galán fantasma, en una representación correcta, poco atrevida pero entretenida. La obra la dirige Rafael Rodríguez y la interpretan Zuleima Valido, Alicia Ramos, Carlos de León, Toni Báez, Luis O’Malley, Lili Quintana, Guaxara Baldassarre, Miguel Ángel Maciel y Albano Matos. Los músicos son Laura Espino, Jorge Rubiales y Ximo Martínez.