Las tres piezas que podremos ver en esta Trilogía Creación Colectiva son una muestra de esa genuina expresión contemporánea de la compañía
A punto de cumplir dos décadas de trayectoria, el colectivo formado por Álex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons ha desarrollado una poética propia basada en el trabajo físico del actor
El Pont Flotant plantea experiencias únicas para el público como compartir una paella con ellos mientras conversan sobre las relaciones humanas, el amor o las ilusiones en Ejercicios de amor
Ejercicios de amor, un recorrido por el teatro que acaba en paella
Los días 18, 19 y 20, Ejercicios de amor recorrerá varios espacios del teatro con una ficción que no quiere desprenderse totalmente de lo real. Los cuatro miembros de El pont flotant hablan de las relaciones a partir de sus propias relaciones, encarnando unos personajes que se llaman como ellos. Ejercicios de amor es un ‘carpe diem’ teatral pleno de un hedonismo tan natural y orgánico que traspasa el muro entre realidad y ficción a las primeras de cambio, instalándose (como ellos mismos se instalan) entre el público. Y como las relaciones no son criaturas estables, su reflejo en esta pieza está hecho también de sacudidas y vuelcos, de tanta felicidad como tensión.
Este laberinto (literal) escénico que nos propone Ejercicios de amor, este itinerario de la celebración y el festejo, es la particular manera de honrar la unión de las personas de la siempre sorprendente compañía valenciana. Y como valenciana que es, la sorpresa gastronómica final no tiene mucho misterio, pero sabe a gloria, porque todos la pueden catar. Se genera un espacio y un momento de verdad teatral alejada de la realidad cotidiana, por paradójico que parezca. Y allí juntos, degustando un plato de paella, reflexionamos a propósito de cómo se relacionan los seres humanos, cómo se dan y se quitan el amor, cómo nos ilusionamos, a veces deseándonos, a veces mintiéndonos.
La reflexión sobre la paternidad de El hijo que quiero tener
El día 21 de febrero, con El hijo que quiero tener, nos plantean una pieza teatral comunitaria, de profundo contenido social y lúdico, generada desde el humor y la ternura. Partiendo de una circunstancia personal, los miembros de la compañía valenciana –tres de ellos han sido padres y el cuarto es profesor– han querido trabajar sobre la relación intergeneracional en torno al tema de la educación, la crianza, la pedagogía, sobre el papel de padres, abuelos, maestros e hijos en el proceso de aprendizaje, sobre el valor real de las cosas, sobre lo que es o no es importante, sobre la dejadez o la neurosis de la responsabilidad, sobre el miedo y la libertad cuando está en juego el futuro de los que nos han de preceder, sobre las enseñanzas de los que acumulan más años, más experiencia, más vida y los que apenas están estrenando su existencia.
La experiencia resultante, una pieza teatral comunitaria, de profundo contenido social y lúdico a un tiempo, generada desde el humor, la ternura y el acercamiento, la escucha, la confianza y el cariño, termina por propiciar, con sus trazas de creación contemporánea, una auténtica catarsis tanto para los que la hacen como para los que la ven, disfrutan, ríen y lloran desde la butaca. Pasado, presente y futuro se encuentran en escena para tributar un homenaje de doble dirección, de padres a hijos y de hijos a padres. Ver esa comunión y escuchar esas voces propicia un brote apasionado en el corazón que te invita a romperte las manos aplaudiendo.
«¿Qué hijo quería tener mi padre? ¿Qué hijo querría tener yo? ¿Qué abuelo querría que fuera yo para su hijo? ¿Qué padre hubiera querido tener mi hijo?». Estas son las preguntas que abren una propuesta en la que Álex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons, los miembros de El pont flotant, se enfrentan desde su mediana edad a eso que ya queda lejos, la infancia, y a lo que está por llegar, la senectud. Desde esa atalaya equidistante, convocaron a una serie de personas para realizar un taller de creación, con un grupo de niños por un lado y un grupo de mayores por otro.
El turno de los más pequeños: Las 7 diferencias
Por último, los días 22 y 23 de febrero, los niños podrán vivir este espectáculo que les familiariza con otras formas de existir, a través de la música, el juego y el humor. Con una clara vocación didáctica y lúdica y una loable ambición por dibujar fielmente el mundo diverso que hoy habitamos, donde culturas diferentes están llamadas a vivir conjuntamente, este montaje de los valencianos de El pont flotant está hecho precisamente para que la armonía de esa convivencia sea un hecho incontestable. La diferencia no ha de ser un impedimento para acercarnos al otro, al que habla otra lengua, al que tiene otro color de piel, al que come otro tipo de cosas y usa otro tipo de ropas.
Las siete diferencias está concebido como un espectáculo para toda la familia, para llevar a los pequeños y familiarizarlos con esas otras maneras de existir, para explicarles que todos los hombres y mujeres venimos de un tronco común y que al diseminarnos desde África por todo el planeta, hemos ido cambiando de forma y color. Ojos alargados o redondos, labios gruesos o delgados, costumbres llamativas y sorprendentes a las que acercarse con una mirada inquieta y abierta a la experimentación.
Con el Premio al Mejor Espectáculo para Niños y Niñas de los premios valencianos de teatro de 2018, este canto a la curiosidad tiene en el lenguaje del cuerpo, la música, el juego, el humor y la mezcla de las historias reales de los intérpretes con la ficción, sus ingredientes principales, así como una manifiesta intención de reflexionar en familia sobre lo que realmente nos separa y nos une a las personas, sobre cómo nos gusta sentirnos diferentes pero cómo nos molesta luego cuando nos hacen sentir que esas diferencias nos dejan fuera.
Pau Pons y Jesús Muñoz (el 50% de El pont flotant) han creado y dirigido el espectáculo y lo protagonizan junto a Zhao Hu, Natalyd Altamirano, Ruba Barua y Seve Junior, gentes distintas con las que aprender a vivir como iguales.
El Pont Flotant
La revitalización del teatro valenciano en los últimos años tiene en la compañía El pont flotant una de sus máximas expresiones. A punto de cumplir dos décadas de trayectoria, el colectivo formado por Álex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons ha desarrollado una poética propia basada en el trabajo físico del actor, una particular relación con el espacio y el espectador, la experimentación con la realidad dentro de la ficción y la mezcla de lenguajes escénicos. Las tres piezas que podremos ver en esta Trilogía Creación Colectiva que presentamos son una buena muestra de esa genuina expresión contemporánea que no renuncia a los valores pedagógicos del teatro y que comporta una buena dosis de trabajo comunitario con personas no vinculadas al medio escénico.