El Teatro de La Abadía rescata la obra de grandes escritoras del siglo XX para establecer un diálogo con las creadoras escénicas del momento. Es el caso de El sillón K. Cartas desde el olvido, una obra dedicada a una de nuestras grandes escritoras de principio del siglo pasado. Carmen Conde. En 1935 la escritora comienza una relación epistolar unidireccional con Katherine Mansfield, fallecida doce años atrás. Estas cartas, de una viva hacia una muerta, emanan fascinación y una complicidad que no entiende de tiempo, distancia o idioma y que, con una belleza mágica, difumina la frontera entre la vida y la muerte.
La obra se vertebra a través de estas cartas y se completa con el cuerpo poético de ambas escritoras, fragmentos del diario de Katherine Mansfield y con el discurso de entrada a la RAE de Carmen Conde. Esta producción que mezcla el español y el inglés, el teatro y la danza, la obra epistolar y poética, será interpretada por la actriz Manuela Velasco y la bailarina Estela Merlos.
En palabras de la directora, Paula Paz
“Cuando me topé, en una librería, con las Cartas a Katherine Mansfield de Carmen Conde, me quedé hechizada, de pie, ante el libro, hojeando e imaginando ya esta obra de teatro.
¿Cómo podía ser que siendo referente literario y la primera mujer que ingresó en la RAE, no la hubiésemos leído y estudiado en el colegio? ¿Que la mayoría de las personas a las que mencionaba su nombre no la hubieran leído y que para algunas incluso fuera una total desconocida?
No podía quitarme de la cabeza a estas dos autoras, unidas por unas cartas unidireccionales. Ambas, mujeres superlativas, de extraordinario talento, que abrieron camino a pesar de las dificultades y que se entregaron en cuerpo y alma a la poesía.
Las cartas vuelven para poner el foco en otro tándem de magníficas escritoras. Ya pusimos encima de este escenario las cartas entre Carmen Laforet y Elena Fortún.
Esta vez el reto era mayor si cabe. ¿Cómo poner en escena otro epistolario y esta vez de una viva a una muerta, de una española a una anglo-neozelandesa, en español y en inglés?
Vuelvo a mis orígenes. La danza.
Darle vida no solo a través de la palabra, sino servirnos del cuerpo, el movimiento, la danza para acariciar el ritmo, las imágenes, la literalidad y la abstracción, las historias que subyacen en los poemas, la vida y la obra.
«He concebido El Sillón K como un monólogo epistolar o un “diálogo con una muerta”, es un poema a dos voces, en dos idiomas y con dos lenguajes. El teatro y la danza. El cuerpo y la palabra”.