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El Teatro Central de Sevilla pone en escena ‘Elektra.25’, de Ricardo Iniesta/Atalaya, y la danza ‘Lettre d’amour’, de Pau Arán y Alberto Conejero

Imagen de la producción "Elektra.25"

Imagen de la producción "Elektra.25"

Atalaya quiere recuperar aquel primer montaje, pero con importantes cambios y aportaciones y con el número 25 como vértice de la iniciativa: se refiere a los años cumplidos de aquel proyecto, a que será el 25º montaje de Atalaya, a los 25 siglos desde el nacimiento de Eurípides y a los 25 años desde la muerte de Heiner Müller, con cuyo ‘Elektratext’ comienza este espectáculo.

La obra gira en torno a la espiral de violencia (muerte-venganza-muerte) que se perpetúa en la casa de los Atridas. La venganza es el elemento central de las diferentes versiones y uno de los grandes males de la Humanidad: 2.500 años después sigue propiciando tragedias y calamidades a muy diferentes escalas, desde la doméstica a la planetaria; la pieza interpela al espectador como preguntándole “¿usted qué haría en tal caso?”.

 

Orestes al comienzo 

Partiendo de la dramaturgia que creó su hermano Carlos, Ricardo Iniesta introduce novedades como situar al personaje de Orestes al comienzo, lo que contrastará con el desconocimiento de dicha presencia por parte de las protagonistas Elektra, Crisótemis y Klitemestra; también aparecerá al final, perseguido por las Erinias, de manera que su parricidio no quede indemne y no sea glorificado. Por otro lado, se introduce un nuevo coro que aparece en más de una ocasión, conformado por las doncellas de palacio, que en su mayoría recelan de Elektra.

Estas nuevas aportaciones elevan la complejidad de la trama, simple en exceso en la primera versión. La dramaturgia potencia el protagonismo del Coro en sus diferentes versiones: Coro narrador, Coro de mujeres micénicas, Coro de sirvientes de Klitemestra, Coro de doncellas de palacio, Coro de Erinias, Coro del pueblo de Micenas. Dirigida por Ricardo Iniesta e interpretada, entre otras y otros, por Silvia Garzón, María Sanz y Raúl Vera.

 

‘Lettre d’Amour’

La sala B ofrece la siempre excelsa danza del coreógrafo y bailarín Pau Aran. Sobre textos del poeta limeño César Moro y con la dramaturgia del premiado Alberto Conejero, Pau Aran baila sobre el deseo, entendido como el hambre del que está ausente. ¿Cómo se baila para alguien que está ausente? ¿Cómo se baila lo que todavía no existe? Mediante el movimiento el bailarín se hace esta pregunta y concibe el espectáculo como «una comunidad de solitarios», una unión de talentos combinados para introducirnos en el mundo de un creador y pintor surrealista desconocido.

 

Pau Arán

Desde el año 2006 baila con el ensemble del Tanztheater Wuppertal-Pina Bausch y ha actuado en más de veinticinco coreografías de la artista alemana. Por sí mismo desarrolla un lenguaje del movimiento propio en varios proyectos multidisciplinares, como éste; la actriz Consuelo Trujillo es la encargada de recitar los versos en escena.

 

César Moro

César Moro fue el nombre artístico que Alfredo Quíspez-Asín Mas (1903-1956) extrajo de una obra de Ramón Gómez de la Serna y con cuyo heterónimo vivió y creó al margen de cánones y preceptos y formuló un lenguaje propio en castellano y francés, durante una vida corta y apasionada que transcurrió entre Lima, París y México. Los secretos de la condición humana, y especialmente los misterios del amor, están en el centro de su obra.

El dramaturgo de esta pieza, Alberto Conejero (autor de piezas teatrales como ‘Todas las noches de un día’, ‘La piedra oscura’ o ‘La geometría del trigo’, entre otros), se ha basado especialmente en ‘La tortuga ecuestre’, las ’Cartas de amor a Antonio’ (1939) y la obra de 1942 ‘Lettre d’amour’, todo ello junto a elementos biográficos de un escritor y artista plástico que tuvo una relación especial con la danza, a la que no se pudo dedicar a causa de una lesión.

La obra es una coproducción del Grec 2020 Festival de Barcelona, con el apoyo de L´Animal a L´Esquena, Centro Dramático Nacional-Residencias de Creación, nunArt Gràcia y Nave 73. Con música de Chabuca Vargas y Bach, entre otros.

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