Así lo ha expresado la directora del espectáculo, María San Miguel, durante la presentación del mismo, en la que ha matizado que, a pesar de que está escrito en 2012, el texto es «profundamente actual» porque la desigualdad «sigue siendo la misma a todos los niveles».
«Aunque 2012 fue el epicentro de la crisis, esa crisis se ha instalado y se ha convertido en el sistema. Probablemente ahora todo esté más convulso con Trump, Bolsonaro o la ultraderecha en España, pero no ha habido tanto cambio: el sistema cada vez es más precario y la desigualdad a todos los niveles sigue siendo la misma», ha puntualizado.
Protagonizada por la actriz Nakarey y los actores Javier Amann y Mariano Estudillo, la obra, que podrá verse hasta el 1 de marzo, narra el reencuentro de tres amigos en el décimo aniversario de la desaparición de un cuarto amigo e insiste en la importancia de «cantar a la libertad a través del mundo de los afectos», al tiempo que reflexiona sobre la «desilusión» de la etapa adulta tras «el hedonismo» de la adolescencia.
San Miguel ha subrayado que en el espectáculo, habla «de manera profunda y poética» del suicidio para explicar a los espectadores «ese corte de los sueños, de las posibilidades y del trabajo» al que conduce el sistema, algo que, a su juicio, es «una violencia estructural» que se ha adquirido como cotidiana.
La directora ha destacado también su intención de reivindicar que la revolución «se hace desde las pequeñas cosas y desde el amor propio y hacia los otros» y de incidir en la necesidad de buscar los cuidados, el afecto y «todo eso que se va perdiendo». «Nos gustaría que los espectadores puedan plantearse hasta dónde se han dejado atrapar, hasta dónde han perdido la libertad en su día a día y qué pueden hacer para quebrar eso», ha resaltado.
Asimismo, ha asegurado que esta nueva propuesta, «muy enérgica y actual», para la obra de Tempest construye el relato «desde una perspectiva profundamente feminista», especialmente por todas las mujeres que forman parte del equipo.
Para la actriz Nakarey, ‘Wasted’ pretende ser «un espejo» para que los espectadores, «independientemente de su edad», se planteen si están haciendo lo que realmente quieren. «Es algo muy importante y a veces se nos olvida», ha señalado.
Un proyecto conjunto con alumnos de arquitectura
Por otra parte, San Miguel ha explicado que la iniciativa nació de una iniciativa que Nakarey y Amann plantearon el año pasado a los alumnos de primer curso de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, que presentaron un total de 20 proyectos de escenografía tras trabajar durante un curso entero «las posibilidades y conflictos» que plantea Tempest.
«Es un diálogo interdisciplinar entre arquitectura y dramaturgia. Los alumnos investigaron cómo podrían crear una escenografía para la obra y hubo 20 proyectos, Javi y Nakarey seleccionaron cinco y después, entre todos, elegimos el definitivo y más eficaz para contar», ha matizado.
Así, ha resaltado que ha sido «un reto enorme» porque es la primera vez que ella y su equipo trabajan «a la contra», ya que normalmente se plantea el trabajo desde el cuerpo y la palabra antes que la creación del escenario, y en esta ocasión tuvieron que entender «lo que estaba contando el espacio».
La dramaturga ha subrayado que el proceso de creación está «muy basado en el cuerpo y la relación con el espacio», al tiempo que ha indicado que el planteamiento de Tempest es «profundamente musical» porque «ordena las palabras» para dar «muchas pistas sobre el conflicto interno de los personajes.
Renovación generacional en el teatro
Nakarey ha lamentado que haya «mucha gente joven» que prefiere invertir el dinero en otras actividades que no son el teatro, por lo que ha animado a los millennials a «descubrir el teatro y que éste siga viviendo».
En esta línea, San Miguel ha planteado la necesidad de una renovación generacional en la dramaturgia que dependa de la gestión cultural con los artistas, así como «de más arriba» con la creación de gobiernos cuyos presupuestos en educación y cultura «sean los de un país desarrollado». «Si invirtiéramos más en educación y cultura pública y no tanto a defensa, sería mucho más fácil esa renovación de públicos», ha apostillado.
Por su parte, el director artístico del Fernán Gómez, Nacho Marín, ha afirmado que, al menos en Madrid, sí existe este relevo generacional dentro del teatro porque «hay muchas personas haciendo cosas muy interesantes».
La obra contará además con actividades complementarias, como un encuentro entre el equipo y el público programado para el próximo 20 de febrero, así como el taller ‘La musicalidad en el cuerpo, el espacio y las palabras’, que se llevará a cabo los días 25 y 26 de febrero de 16.30 a 19.30 y estará impartido por la propia San Miguel.