Triana Lorite dirige y firma la dramaturgia de este montaje que podrá disfrutar el público madrileño del 11 de julio hasta el 17 de septiembre en el Patio del Quique
La obra del poeta granadino fue prohibida por la Dictadura de Primo de Rivera y archivada en la sección de pornografía de la dirección general de seguridad hasta que finalmente pudo representarse en 1933
“Es un viaje iniciático al desamor, donde sus tres personajes aman y desgarran al mismo tiempo dentro de un hermoso y oscuro jardín”, afirma la responsable del espectáculo
El público podrá degustar cócteles exclusivos concebidos por un equipo profesional de cocteleros
Estrenado por primera vez el 5 de abril de 1933 en el Teatro Español bajo la dirección del propio autor, Federico García Lorca, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, es uno de los textos menos conocido de la producción lorquiana, pero está considerada una auténtica joya de nuestra literatura.
Su vigencia, 90 años después de aquel estreno, la demuestra el montaje que el Teatro Quique San Francisco presenta en su sala al aire libre El Patio del Quique. “Es un viaje entre el amor y el erotismo”, asegura la directora Triana Lorite, autora también de la dramaturgia.
Decía Lorca que esta función es teatro de monigotes humanos que empieza en burla y acaba en tragedia, un recorrido entre lo ridículo y lo sublime, que llevan a cabo una criada, su señor y una joven. La decisión de la criada de casar a su señor con la joven pone en juego esas relaciones entre la conveniencia social, el amor y el deseo que encierra esta obra lorquiana. La esposa desea lo que el marido no es capaz de darle y se acuesta con otros hombres. Pero si lo que ella desea es un cuerpo, él se lo dará inventando a un amante del que ella se enamorará.
Para esta variación del tema de la joven casada con un viejo, Lorca se inspiró en las aleluyas, las populares estampas con dibujos y textos en versos de toscas rimas que se difundieron en las calles de la España de los siglos XIX y XX.
Según la directora del montaje, Lorca las transforma en “un viaje iniciático al desamor y un estético estado interno donde los tres personajes aman y desgarran al mismo tiempo dentro de un hermoso y oscuro jardín…, un amor, que como todos los amores de la literatura de Lorca, se convierte en un paseíllo entre el teatro, el dolor y la trascendencia”.
García Lorca empezó a escribir esta obra en 1922 y la consideró acabada en 1926. Su estreno estaba previsto para el 6 de febrero de 1929 por la compañía de teatro El Caracol, pero en ese periodo, durante la dictadura de Primo de Rivera, los ensayos y el estreno fue paralizado por la policía. La obra fue archivada en la sección de pornografía de la dirección general de seguridad, hasta que finalmente pudo representarse en 1933.
Esta nueva versión contemporánea de la farsa de Lorca trata sobre las turbulentas relaciones humanas que, como un cóctel molotov, mezclan la dependencia, el enamoramiento, la juventud, la madurez y el sexo de los tres personajes que protagonizan la función. Para ello, Triana Lorite ha creado un espacio escénico simbólico, de colores rojos y naranjas que representan el día, y de azul lapislázuli para la noche, con olor a nardos e incienso, en ese lugar privilegiado de El Patio de la Galileo, uno de los pocos espacios teatrales al aire libre de Madrid.
Ese ambiente parte, según la directora de Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, del de su infancia en Córdoba, el de una Andalucía descrita por Lorca que ella conoce bien: el de “las semanas santas que he vivido con esa particularidad del sacrificio, el olor del incienso, los colores oscuros, las velas, los crucificados, las vírgenes llorando, el nombre de las hermandades: la sed, la sangre, las angustias… Nombres que parecen sacados de las más profundas síntesis de la obra de Lorca”.
Las funciones del espectáculo se maridarán cada noche con cócteles especiales y exclusivos diseñados para el espectáculo por un equipo profesional de cocteleros de Fiver-Tree y servidos por La Bicicleta Café.