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Elisa y Marcela: la increíble pero cierta historia de dos mujeres casadas por la Iglesia en 1901

Imagen de escena de la producción "Elisa y Marcela"

Imagen de escena de la producción "Elisa y Marcela"

“Conocimos la historia a través de amistades y asociaciones LGBTIQA+ como Nós Mesmas o el Colectivo Milhomes, que organizó una exposición en la Sala Normal de A Coruña”, explica la compañía A Panadaria. “Pero el impulso para ponerla en escena lo recibimos de Gena Baamonde, actriz, directora e investigadora”. Para documentarse fue fundamental “el minucioso trabajo de Narciso de Gabriel, historiador gallego”, así como la tesis “Sexualidades des-generadas en la práctica escénica contemporánea de nuestra directora Gena Baamonde. También hay una escena inspirada en Diane Torr, Lucas R. Platero y Cabello-Carceller que nos encanta y que creemos que funciona muy bien como puente con la actualidad”.

 

Un matrimonio aún hoy vigente

Fue en la Escola Normal de maestras de A Coruña donde se conocieron Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga. Después pasaron por distintas escuelas de los ayuntamientos de Coristanco, Vimianzo y Dumbría, intentando mantenerse lo más cerca posible. En 1901, Elisa viaja a La Coruña a convertirse en Mario: se corta el pelo, viste ropa de hombre, fuma y se deja crecer el bigote. En poco tiempo, consigue engañar al párroco Víctor Cortiella para que la bautice como Mario, y arregla todo para celebrar la boda con Marcela. Ya casadas, ambas vuelven a Dumbría, pero el vecindario y las autoridades descubren la verdad y comienzan a acosarlas. Serán detenidas y encarceladas en el Aljube de Oporto. Periódicos gallegos y portugueses difunden noticias del “matrimonio sen home”, y se multiplican las notas humorísticas y sarcásticas, pero también serán incontables las muestras de apoyo y solidaridad que reciben las mujeres durante su estancia en la cárcel. En enero de 1902 se aprueba su extradición, y Elisa y Marcela huyen a Buenos Aires. A partir de este momento, son muchas las incógnitas que rodean sus vidas. Lo que es seguro es que su acta de matrimonio sigue siendo válida: ni la Iglesia ni el Registro Civil anularon este documento de boda.

 

No más bollodramas

La elección del género para contar esta historia se debe a que “la comedia es nuestro terreno natural y también una decisión política. No nos merecemos más bollodramas ni más miedo». Una comedia que es, además, musical: “la música, siempre original y compuesta por Ailén Kendelman, es vocal tanto en Elisa y Marcela como en trabajos anteriores. La evolución siempre se ha centrado en profundizar en la música vocal, darle más matices, más riqueza y mayor complejidad técnica. Lo que venga en el futuro no lo sabemos con exactitud. Para nosotras el mestizaje entre música, movimiento y teatro nos parece lo más natural y por ahí seguiremos caminando de un modo u otro”.  

A juicio de A Panadaria, “el teatro es un foro, un lugar para encontrarnos y hacernos preguntas, pero también un altavoz. Elisa y Marcela tienen que ser reconocidas porque pelearon por una sociedad más justa en la calle, en una iglesia, en la escuela. El teatro nos parece muy buen lugar y herramienta para imaginar nuevos mundos”.

 

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