No hay que dejar de escuchar las voces de los que han estado hora y media vibrando con una obra tan potente que latía al ritmo del corazón que llenaba el escenario nada más acceder a tu localidad. Un corazón que ha sido el centro de toda la trama que se ha desarrollado sobre las tablas de este auditorio de Valdepeñas. Al igual que con cada palpitación del corazón sus conversaciones llevaban ese ritmo cadencioso, se fundieron al final de la misma, casi sintetizándose con la obra. Lo único que les faltó es estar en el escenario para haberlo logrado, aunque desde sus butacas demostraron lo mucho que habían sentido esta tragedia clásica y lo que les había gustado. Porque cuando se presenta una obra de tal magnitud el calado en el corazón del espectador está más que asegurado.
Como bien he dicho antes, el corazón del escenario te atrapa, su latido te llega y mucho más lo que encierra en él. Ese corazón es el de Fedra, una mujer que está muerta en vida por amar a quien no debe. El corazón es un órgano que va por libre y por mucho que intentemos luchar por eludir lo que nos hace sentir, es imposible, porque nos atrapa de tal manera que es difícil escapar de un amor así. Eso le ha pasado a la protagonista de la tragedia de Eurípides cuya versión está firmada por Paco Bezerra y dirigida por Luis Luque.
La garra y la raza de Lolita quedan patente durante toda la actuación. Esa personalidad que tiene la actriz la saca a flote en su personaje, en el que la pasión y la sensualidad son lo que hacen que su final sea la tragedia por descubrir la verdad. Fedra lucha por el amor que siente por Hipólito, el hijo de su marido Teseo. Piensa que es correspondido y se lanza a decirle lo que siente. Ante el rechazo de él y para que su marido a su regreso no sepa sus verdaderos sentimientos, miente. Ante eso, Teseo se enfrenta a su hijo con el dolor de verse traicionado por el ser que más quiere y lo echa de su lado. Nadie cree a Hipólito, ni su padre ni su hermano. Al final la tormenta se lo devuelve muerto. Las criaturas del bosque reclaman su muerte y es Fedra quién confiesa la verdad y se entrega a ellas.
Potente el derroche de fuerza en el escenario de Juan Fernández. Brillante la actuación de Tina Sainz a lo largo de la trama. Y destacar la intensidad en la escena representada por Críspulo Cabezas y Michel Tejerina en la pelea que protagonizan los hermanos. Son noventa minutos intensos en los que vibras con cada escena. Aparte de envolverte con las proyecciones de Bruno Praena, la música de Mariano Marín y una perfecta iluminación a cargo de Juan Gómez-Cornejo.
En resumidas cuentas, un disfrute para los sentidos en una obra de tan magnífico calado y con el grandísimo elenco de actores que la componen, que a pesar de ser una tragedia, se disfruta al máximo por la buena dirección e interpretación.