El espectáculo del creador uruguayo se presenta, los tres primeros días de función, dentro del marco de 40º Festival de Otoño
La Abadía culmina así su colaboración con el Festival, que incluye tres espectáculos más en su cartelera: Cómo convertirse en piedra, Aspecto global de una cuestión y Oro negro
Ana contra la muerte se puede considerar, quizás, la obra más convencional de Calderón en sentido dramático. La estructura se construye a base de diálogos entre tres mujeres que hablan sobre el calvario de una de ellas, Ana, que ve cómo su hijo se apaga enfermo de cáncer. Se asiste así a un desplazamiento poético para transformar el dolor en arte, sin tener que contar directamente la historia propia del autor. De esta manera, Calderón presta su dolor y duelo a su protagonista, para dejarlos al servicio del espectador.
Calderón quiso escribirla a la manera clásica, pensando en los diálogos entre el coro y el actor de los albores del teatro; regalando al espectador una catarsis de manual. El público que asiste nunca sale indiferente.
Una verdadera catarsis emocional con visión social
Una obra sobre una madre que confiesa que sería capaz de “robarle la enfermedad” a su hijo con tal de salvarle. Probablemente lo haría cualquier persona que estuviera en su situación. El nivel de identificación con el personaje de Ana es alto, tanto para espectadores como elenco. Las actrices, durante el periodo de ensayos, tenían problemas para aprenderse el texto porque hay momentos del montaje en las que es imposible no llorar. Cuenta Calderón que había sesiones de trabajo en las que dejaba que eso ocurriera, “llorábamos juntos un rato y luego seguíamos con el trabajo”. Ana contra la muerte no es un drama sentimental, sino que es un grito metafórico atravesado por otras muchas cuestiones. Las filosóficas de un lado, porque se plantea qué hay detrás del rechazo a la muerte, tan consustancial al ser humano. También las psicológicas, porque se reflexiona sobre lo que hay detrás de esa manipulación de la memoria que, consciente o inconscientemente, llevamos a cabo tantas veces. Y cuestiones políticas, porque además a Ana se le niega una serie de privilegios que sí pueden disfrutar otras personas. De esta manera, el autor marca también la cuestión social de su teatro en esta función.
Gabriel Calderón, una voz internacional de la dramaturgia uruguaya
Ha escrito más de 30 obras de teatro y ha sido reconocido con diferentes premios, entre los que destaca el Premio Nacional de Literatura de Uruguay en dos ocasiones. Ha formado parte del International Summer Residency for Emerging Playwrights del Royal Court Theatre de Londres. Fue miembro del Lincoln Center Theater Directors Lab y artista residente del Théâtre des Quartiers d’Ivry en París, Francia. Sus obras se han representado en una veintena de países como Argentina, Brasil, España, Francia, Grecia y Estados Unidos. Sus textos han sido traducidos al francés, alemán, inglés, italiano, catalán, griego y portugués. En los últimos años se ha intensificado sus trabajos en Europa estrenando en el Teatro Quartier d´Ivry de Paris, y convirtiéndose en el primer autor uruguayo en estrenar en el Teatro Nacional de Catalunya y en el Teatro Nacional de Modena.
Más Festival de Otoño en el Teatro de La Abadía.
Tres espectáculos más completan la programación del 40º Festival de Otoño que podrá verse en el escenario de la Sala Jose Luis Alonso. Como convertirse en piedra de Manuela Infante será la primera de ella los días 11 y 12 de noviembre. La directora, dramaturga, músico y guionista chilena lleva unos años entregada a la tarea de pensar y hacer un teatro no-humano. No expulsa al ser de la escena, lo usa para hacer una crítica a la mirada antropocéntrica y al modo de relacionarse entre las personas y estas con “otros” habitantes del mundo. Tres actores van superponiendo niveles narrativos y de acción. Además, los personajes son una suma de ser vivo y no-vivo, porque cada uno carga con su cadáver, están duplicados. A través de improvisaciones se fueron extrayendo, como minerales, las palabras y las situaciones que quedaron luego fijadas en la obra.
Los días 18 y 19 de noviembre es el turno de Atresbandes con su espectáculo Aspecto global de una cuestión. La compañía catalana hablará de la épica minúscula del día a día a partir de dos fuentes de inspiración: la literatura y el cómic. El espectáculo cuestiona cómo hacer teatro hoy para el espectador de ahora, a partir de otras dos bellas artes. Un despliegue de situaciones cotidianas y reconocibles, un mapa de lo común, que invita a descubrir el elemento trágico que habita en todo aquello que pasa inadvertido.
Y para terminar con la programación del 40º Festival de Otoño en el Teatro de La Abadía, los días 22 y 23 de noviembre Poliana Lima representará Oro negro. La bailarina y coreógrafa brasileña, afincada en España desde hace 12 años, realizará un viaje hacia su identidad, un viaje hacia dentro, hacia el centro de un cuerpo, el suyo, que como el de tantos otros y otras se revela como una amalgama de procedencias, linajes y registros genéticos diversos.