Nacido en 1951 en un campo de concentración albanés, de madre albanesa y padre italiano, el personaje de Tonino se ve encerrado en el campo hasta bien cumplidos los cuarenta años, después de que el régimen del dictador albanés Enver Hoxha les negara, a él y a su madre, la posibilidad de entrar en Italia. La ausencia del padre es el leitmovit central del espectáculo. La vida de Tonino transcurre marcada por la nostalgia por un padre del que apenas sabe nada y la imagen ficticia que se ha hecho de él. Además, con un tono ligero, poético y una mirada cándida, Tonino nos habla también de su pasión por las telas o su amor a una joven en el campo.
Una aberración olvidada tras la Segunda Guerra Mundial
Tonino y su madre son víctimas de una tragedia hoy olvidada, a la que los libros de historia apenas hacen alusión: al final de la Segunda Guerra Mundial, miles de soldados y personas civiles italianas permanecieron atrapadas en Albania con la llegada del régimen dictatorial, obligadas a vivir en un clima de terror, sujetas a violentas persecuciones. Acusadas de realizar una actividad subversiva, la mayoría fueron condenadas y enviadas a Italia. Pero muchas mujeres y menores se internaron en campos de prisioneros. Estas personas vivieron en casas rodeadas por una alambrada, controladas por la policía secreta del régimen. Personas sometidas a constantes interrogatorios, trabajos forzados y torturas. Tras más de cuarenta años, en 1991 se reconocerán como refugiadas por el estado italiano, y 365 de ellas llegan al “Bel Paese”, convencidas de que serán recibidas como héroes. Paradójicamente, no sucede así, se consideran extranjeras: italianas en Albania y albanesas en Italia.
La Ruina (creador de la compañía Scena Verticale y promotor desde 1999 del festival de teatro contemporáneo Primavera del Teatro, galardonado, entre otros, con el Premio Ubu en 2009), recurre en Italianeses a las constantes de su teatro: la noción de la escena dramática como instrumento de comunicación útil para la transmisión de un contenido de corte social e ideológico; las historias de identidad oprimida y vilipendiada; personajes que viven traumas, casi al límite de lo humanamente soportable; recurre al “teatro de narración”, un género teatral en crecimiento desde los años 90, a partir de una puesta en escena a partir de un “actor-personaje».
Sobre Riccardo Rigamonti
Tras estudiar teatro y cine en la Universidad de Pavia (Italia), Rigamonti se forma en canto y teatro físico con Domenico Castaldo, ex-alumno de Jerzy Grotowski, y con él y su compañía sale de gira por Italia y Polonia en 2006 y 2007. Posteriormente se forma con I. Angelini e L. Serrani, P. Borowski y J. Fret. En Pavia trabaja como actor y director en los montajes de Compagnia della corte y Les Enfants Sans Souci. A su llegada a Madrid trabaja como presentador de televisión y continúa su formación con V. Bovino, Residui Teatro, J. Varley, R. Iaiza, S. Linke… Participa como actor en La escuela de los bufones, El principito, The Taming of the Shrew, The Merchant of Venice y California Suite. Actualmente trabaja en Lingua Arts, compañía dedicada al teatro educativo en inglés.
En 2016 funda, con María Gómez, la compañía NadaDeLirios, que se dedica al Teatro de Narración y lleva dos montajes en su haber: Kohlhaas, para público adulto y El diario secreto de los hermanos Grimm, para jóvenes espectadores a partir de 6 años. Está preparando su cuarta producción, Anomalía, escrita e interpretada por María Gómez.