Desde la ironía y la reflexión, el montaje plantea preguntas complejas sobre cómo contar un clásico en nuestros días
A partir de ‘El mercader de Venecia’ de Shakespeare, una de sus obras más controvertidas, emerge un espectáculo que alterna el castellano y el inglés
Compañía de Babel, colectivo abierto y diverso conformado por Javier Lara, Carlos Aladro, Jose Padilla y Greg Hicks, será una de las compañías asociadas al nuevo proyecto Abadía
En el reparto, además del propio Hicks interpretando a Shylock, podemos encontrar a Javier Lara (Antonio), Natalia Huarte (Porcia), Ramón Pujol (Basanio), Alba Enríquez (Nerisa / Jessica) y Juan Blanco (Graciano / Lorenzo). Ellos son la parte activa que da cuerpo a la investigación en torno a los personajes y temas centrales de la obra para la creación de un espectáculo que busca actualizar formalmente las inmortales preocupaciones del texto de William Shakespeare. El encuentro de lo que podría ser un múltiple reflejo en un mismo espejo: dos culturas y dos tradiciones teatrales, la inglesa y la española; dos autores, Padilla y Shakespeare; dos tiempos, Siglo XVI y XXI; y dos ciudades como representación del comercio y el amor: Venecia y Belmont.
Pérez y Goldstein, junto a la propia compañía, en colaboración con el Teatro de La Abadía, producen este experimento escénico que busca poner en cuestión el teatro clásico, los límites a la hora de llevar a cabo su puesta en escena y a los mismos creadores en su empeño por abordar una obra que se muestra actual y controvertida: antisemita, homófoba, antifeminista… políticamente incorrecta. Desde la ironía y la reflexión, el montaje plantea preguntas complejas sobre cómo contar un clásico en nuestros días.
Podrá verse en la Sala José Luis Alonso del 3 al 27 de octubre.
El mercader de Venecia, ¿una comedia… romántica?
El mercader de Venecia cuenta la historia cruzada de diversas pasiones. Por un lado, el mercader cristiano Antonio y el usurero judío Shylock, unidos por un odio fraternal. Por otro, la heredera de fortuna Porcia y el derrochador Basanio, destinados el unoal otro por el amor que esconde un enigma; quizás el mismo que desvela la muy íntima relación entre Antonio y Basanio; o la fuga y traición filial de Jessica con Lorenzo: ¿cómo resolverlo?
Se hilan dos tramas, en apariencia diferentes, en dos espacios opuestos: la luz de Belmont y la sombra de Venecia; arriba y abajo, el espíritu y la carne, el aire puro de la montaña y el olor de la ciudad de los canales, el ornamento y la pureza, la luz que ciega o la oscuridad que guía, lo legítimo y lo legal. Mujeres que se hacen libres, que dicen amar, lo que se vende y lo que no, hombres que aman a hombres que dicen amar a mujeres, lo que se empeña y lo que no. ¿Qué habrá de perverso, amoroso, sincero o mentiroso en las calles y alcobas de la Venecia del cuento, vestida de Babel para la ocasión? Más allá de la caridad y el interés, se mantiene irresoluble el enigma del verdadero amor; su ausencia, más allá de la confusión que provoca, nos muestra cuánto lo necesitamos, y nos lleva a intuir por qué esta pieza, a pesar de sus sombríos tintes trágicos, siempre ha sido considerada una comedia, de leyes y legados, malentendidos y malintencionados, donde gobierna bajo el juego de las apariencias, en su férreo patriarcado, un único dios: el dinero.
Vamos a hacer un juicio
Según Harold Bloom, “el Holocausto hace irrepresentable El mercader de Venecia. Tendría uno que ser ciego para no reconocer que es profundamente antisemita”. Para otros como Salomón Reznick, “Shylock no es la reencarnación de su raza, sino de todos los seres oprimidos”. Para Compañía de Babel la mirada a la historia solo puede desplegarse desde la conciencia del mundo sobre la realidad en la que vivimos ahora, con nuestros ojos, más allá de 1945, y en este escenario se abre todo un abanico de preguntas: ¿Quién es el oprimido? ¿Shylock? ¿Es el único? ¿Quiénes son Shylock? ¿Qué poderes son los que oprimen? ¿Cómo cambia el concepto de justicia según el poder? ¿Cómo cambia con el tiempo? ¿Quién legisla esto? ¿Quién lo juzga? ¿Cómo se lleva a juicio? ¿Debemos? ¿Cómo nos miramos en este espejo? ¿Podemos? Si es una obra antisemita, también lo es anticristiana; o un clásico imposible. ¿Qué importa esto? ¿A quién? ¿Qué se juzga? ¿Sale alguien indemne? ¿Quién juzga a quién?
“Vamos a hacer un juicio”, sentencia Carlos Aladro.
Fechas y horarios
Del 3 al 27 de octubre
De martes a sábado, 20:30h
Domingos, 19:30h
El encuentro con el público tendrá lugar el 16 de octubre al finalizar la función.