Gisela Llimona, interpretada por Georgina de Yebra, bajo la dirección de Mireia Fernández, viaja en bicicleta, para contar historias y recitar poemas del llamado «fénix de los ingenios»
En palabras de Georgina de Yebra, responsable de la creación, dramaturgia e interpretación del montaje, «el público infantil puede viajar, en Lope sobre ruedas, de la mano de uno de los escritores más importantes de nuestra historia». El objetivo es que los más pequeños tengan un primer contacto con nuestros clásicos. «El gran reto es desendiosar a los clásicos para poder acercarlos y llegar a divertirnos con ellos; porque si disfrutamos de los clásicos de pequeños y nos entra la curiosidad por descubrirlos, estoy convencida de que esto hará que de mayores sigamos aprendiendo de ellos», asegura Georgina de Yebra.
El montaje dirigido por Mireia Fernández presenta en escena a Gisela Llimona, una narradora oral que viaja en bicicleta, para contar historias y recitar poemas del llamado «fénix de los ingenios». En el espectáculo se recitan las poesías: «Barco de las sierpes», «El jardín», «Hortelano era Belardo», «Huerto deshecho», «La granada que el pecho se descubre», «La nena astuta» o «Los ratones», y se dan a conocer dos obras: La dama boba y La Gatomaquia. Georgina de Yebra, en el papel de Gisela Llimona, no solo adecua su lenguaje, sino que improvisa e interpela al público infantil. «Obviamente hemos adaptado el texto a un lenguaje más llano, pero también aprovechamos la ocasión para introducir palabras que desconocen o les son insólitas como, discreta o mentecata. La narración oral nos permite ese diálogo con los niños, donde añadimos definiciones y contestamos preguntas o dudas que les puedan surgir referentes al lenguaje», explica la actriz.
En la representación Gisela Llimona cuenta con un conjunto de objetos que le ayudan durante su narración oral. Además de la bicicleta, aparecen en escena un cántaro mágico, libros, ilustraciones realizadas por las artistas Josefina Wolf y María Girón, letras, imanes o un escenario con láminas de papel que se muestra en un teatrito de madera llamado butai y empleado en el kamishibai, una forma tradicional japonesa de narrar cuentos nacida el siglo XII.
Según cuenta Georgina de Yebra, «hemos dispuesto un teatrito de manera que permite jugar con letras imantadas y descubrir cómo Lope de Vega se recreaba con las palabras. Quizá lo más importante es un cántaro mágico que Lope regaló a Gisela Llimona que, durante la función, se colma de palabras favoritas y sirve para contar las historias y recitar los versos. También se utilizan libros que se convierten en ratones y tormentas o que esconden la palabra favorita del autor, pero que igualmente sirven para jugar y crear un jardín o escribir una palabra. En definitiva, además de para ser leído, el libro sale a escena como objeto».
Los más pequeños de la casa conocerán a través de este montaje por primera vez la obra de Lope de Vega, producción literaria en la que el niño tiene mucha presencia, como demuestra el hecho de que los niños hayan hecho suyas muchas de sus creaciones con el transcurso del tiempo.
Lope sobre ruedas se representará los días 12, 13, 19, 20, 26 y 27 de febrero en la Sala Tirso de Molina, en sesión matinal, a las 12:00 horas.