Lluís Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, lleva a las tablas Lo fingido verdadero, que, junto con Hamlet, de Shakespeare y El impromptu de Versalles, de Molière, construye una fascinante trilogía sobre el teatro dentro del teatro en el siglo XVII, y una de las reflexiones más fascinantes sobre la verdad en la vida y en los escenarios que ha producido el teatro de todos los tiempos.
En palabras de Lluís Homar, «convertir aquello que se finge en verdad. Este ha sido y es el propósito del teatro desde sus orígenes y lo es porque sin esa capacidad de crear realidades que pueden observar, superar y trascender a la propia realidad, el teatro perdería una de sus atribuciones más fascinantes, permitirnos ver aquello invisible: emociones y almas humanas».
Las dos temáticas principales que recorren el montaje, según señala Lluís Homar, son «el teatro dentro del teatro, el metateatro y el ser humano y lo trascendente. Lo que une a los dos es el amor que viaja de uno a otro, desde el más mundano al más trascendente. La obra nos habla del amor como herramienta: cómo pasar del ser humano puesto en el pedestal de lo universal al ser humano puesto al servicio de lo universal». La figura del protagonista Ginés sirve a Lope «para pedirle a la dramaturgia que reivindique su enorme capacidad para llevarnos a ver las cosas desde otras perspectivas de la realidad, desde otras formas de conocer la verdad», asegura Lluís Homar.
Un tríptico metateatral
Lope de Vega propone en Lo fingido verdadero una tragicomedia de temática metateatral que, siguiendo sus ideas del Arte nuevo de hacer comedias, es una obra total que toma la forma de un tríptico formado por tres jornadas o actos, cada uno de los cuales corresponde a un género teatral diferente: el drama histórico, la comedia de capa y espada y la comedia de santos. En la primera parte se narra, tras una serie de luchas y vicisitudes, la llegada al poder del emperador Diocleciano. En la segunda jornada el césar le pide al actor Ginés que represente una obra teatral en la que este mezclará ficción y realidad para expresar sus celos a la actriz Marcela quien, a su vez, está enamorada de otro actor, Otavio. En el tercer y último acto Ginés interpreta con tanta realidad el fingimiento de un bautismo ante el emperador romano que acaba creyendo el papel, y convirtiéndose en santo.
Israel Elejalde encarna al personaje de Ginés al que define como «un hombre de teatro que cree que la vida y el teatro deben estar necesariamente relacionados. Defiende que para crear en un escenario es necesario sentir lo que se está haciendo. Tiene que haber una línea muy difusa entre vida y arte. Casi imperceptible. El teatro como lugar donde poder alcanzar la verdad. Es un hombre que vive la vida de forma apasionada y esa pasión es su motor artístico».
En torno a Ginés, aparecen otros personajes. Su antagonista es el emperador romano Diocleciano quien encarga a Ginés dos representaciones teatrales para celebrar su llegada al poder. Su intérprete Arturo Querejeta describe a este personaje como el hombre «que va a cambiar el Imperio romano hasta entonces conocido. El que viene a instaurar el buen gobierno. Es el viaje vital de un militar hijo de esclavo hasta la más alta jerarquía del imperio, hasta proclamarse césar». Cuenta con la ayuda de Camila, que se convierte en la pareja de su vida. Para la actriz María Besant, «es una mujer que tiene el poder de cambiar el estado de ánimo y los pensamientos del mismísimo emperador de Roma, el césar Diocleciano. Y esto es posible gracias a su generosidad y a su pensamiento humanista».
Ginés, por su parte, está enamorado de Marcela interpretada por Aisa Pérez. Ella quiere a otro actor de la compañía, Otavio (Ignacio Jiménez). Esto da lugar a un triángulo amoroso que se representará también en escena delante del emperador. «Para Marcela el teatro es su vida. No es baladí el hecho de que sea precisamente en medio de una representación, donde su compañero y director Ginés le declare los celos que siente hacia Otavio, otro actor y amante de ella», explica Aisa Pérez.
El montaje, que podrá verse en el Teatro de la Comedia entre el 1 de febrero y el 27 de marzo, saldrá posteriormente de gira por diversas ciudades españolas, como A Coruña (1 y 2 de abril), Santander (8 y 9 de abril), Vitoria (23 y 24 de abril), Logroño (29 y 30 de abril), Barcelona (del 12 al 22 de mayo) o Las Palmas (del 2 al 4 de junio).
Breve ficha artística
El elenco está formado por Silvia Acosta, María Besant, Montse Díez, Israel Elejalde, Miguel Huertas, José Ramón Iglesias, Ignacio Jiménez, Álvaro de Juan, Jorge Merino, Aisa Pérez, Paco Pozo, Arturo Querejeta, Verónica Ronda, Aina Sánchez y Eva Trancón.
El equipo artístico está integrado por Lluís Homar (dirección), Oscar Valsecchi (dirección adjunta), Vicente Fuentes (voz y palabra), Jose Novoa (escenografía), Juan Gómez-Cornejo (iluminación), Pier Paolo Alvaro (vestuario) y Xavier Albertí (música).
Lo fingido verdadero es una producción propia de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que cuenta con el patrocinio de Loterías y Apuestas del Estado.