Josep Maria Pou quiso agradecer la presencia de los medios a lo que es el primero de los montajes que estrenan oficialmente la temporada teatral en el Teatre Romea. Además, el director artístico compartió que el proyecto le hace especial ilusión por varias razones. Por un lado, se trata del regreso al Romea de las T de Teatre, después de haber estrenado dos espectáculos: Mujeres como yo y E.V.A., y que ahora vuelven por tercera vez al histórico teatro del Raval barcelonés.
“Hablamos de cuatro mujeres que, hace treinta años, tuvieron el valor de emprender y crear una empresa, una empresa que hoy está donde está en cuestión de prestigio, de popularidad… En fin, creo que ninguna de ellas necesita presentación. En cualquier caso, hoy, que se habla tanto del empoderamiento femenino y de las mujeres emprendedoras, tenemos, en las T de Teatre, un auténtico ejemplo a seguir”.
Por otra parte, Pou mencionó los vínculos y las sinergias culturales presentes entre Cataluña y Argentina, y cómo la programación de un reconocido dramaturgo argentino como Mariano Tenconi, en su debut en el territorio, contribuye a solidificar esta larga cadena de colaboración.
Ya en referencia a la obra en sí, Josep Maria Pou definió la propuesta en los siguientes términos: “La obra es un collage de muchísimas cosas, pero, por encima de todo, es, claramente, un homenaje al teatro, una celebración de su misma esencia y del oficio de actriz y de actor.”
Un título tan sugerente no podía evitar la referencia a la envoltura sobrenatural que envuelve la producción. Éste es el espectáculo número 13 de la compañía, y se estrena en el teatro donde, según dicen, todavía permanece el fantasma de otra gran actriz, la mítica Margarida Xirgu.
Por su parte, las T de Teatre explicaron el privilegio que supone poder volver al Teatro Romea, al que Àgata Roca se ha referido como “casa”, y tener la suerte de interpretar uno de los textos de Mariano Tenconi, un texto expresamente escrito para ellas, y lo agradable que ha sido todo el proceso de ensayos. Tal y como dice Mamen Duch: “Mariano lleva diez años al frente de la compañía Teatro Futuro y, de repente, nos hemos encontrado trabajando las dos compañías juntas en un proceso muy placentero y fácil”.
Carme Pla aseguró que es inevitable recordar cómo estaban en sus inicios, atrevidas pero todavía muy inconscientes del mundo que pisaban.
“Tenemos la sensación de que volvemos con más experiencia, más maduras, y con más medios, claro. Muchos más recursos de vestuario, de caracterización… por no hablar de que nos hemos puesto en manos de Tenconi”.
Marta Pérez añadió que “para nosotros, este espectáculo es como volver a la esencia, a nuestros inicios. Volvemos a estar las cuatro solas sobre el escenario. Bueno, no sólo solas, ya que nos acompañan dos músicos”.
En efecto, en escena hay permanentemente dos intérpretes (Rafel Plana al piano y Joan Palet al violonchelo) que acompañan, complementan e intensifican las escenas, la mayoría en forma de monólogo, y que esculpen, en todo momento, la atmósfera dramática y el ritmo de la pieza. El propio dramaturgo y director del espectáculo se ha referido a la música como una especie de escenografía sonora.
«Creo que la música define, no sólo las emociones que sobrevuelan las escenas y el paisaje emocional interno de los personajes, sino que dibuja espacios, épocas y ubicaciones concretas por el público.» – precisó Mariano Tenconi.
Un espectáculo sobre la figura de la mujer y los fantasmas que nos acompañan
Mariano Tenconi realizó cinco céntimos de los temas que conforman los pilares fundamentales de la dramaturgia de La mujer fantasma.
“Este texto cuenta la historia de cuatro mujeres, cuatro profesoras a finales de los años 70, que tienen los problemas propios de las mujeres de esa época. A una de ellas le ha abandonado el marido. Otra tiene la madre enferma y establece una relación complicada con el médico que la cuida. La tercera se enamora perdidamente de una joven profesora de gimnasia, sufriendo el conflicto del amor prohibido. La última sufrió un brote psicótico un año antes y no se le permite dar clase a las menores. Sin embargo, se le da la gestión del grupo de teatro. Es, precisamente, entrando en la sala de teatro, cuando ve un fantasma”.
Tenconi reflexiona sobre la figura del fantasma, tanto a lo largo de la cultura dramática como a nivel simbólico y cultural en nuestra sociedad.
“Un fantasma puede ser un espectro, por supuesto. Una presencia etérea que comparte propiedades básicas con el hecho teatral pues, cada día, los personajes, las situaciones, las historias, aparecen y desaparecen, en una existencia insustancial que sólo pervive en el recuerdo de los espectadores. Pero también podemos entender el fantasma como el recuerdo de un amor perdido que nos persigue, o las preocupaciones que nos atormentan. Además, en la obra aparecen cuatro fantasmas, cuatro actrices que no pudieron representar la obra que ensayaban y necesitan completar la cuenta pendiente para poder avanzar en su tráfico. Todo ello, en clave de comedia y con una puesta en escena donde prima la interpretación de las actrices”.
Historias universales
Mariano Tenconi indicó que, en realidad, la obra no especifica una ubicación de la trama, sólo que se trata de un contexto de post-dictadura donde los cuatro personajes femeninos están encorsetados en sus emociones y lucharán por liberarse de los prejuicios y las barreras que les separan de la felicidad. La mujer fantasma se convierte así en una historia universal, pues resuena con todas las mujeres, con la historia de cada una y con los conflictos reconocibles dentro del contexto de la transición, ya sea en España o en Argentina.
“La obra se extiende a lo largo de un año en las vidas de los personajes. El recorrido que hacen en este lapso es precioso.” – confesaron las actrices.
La mujer fantasma se representará a partir del viernes 29 de septiembre de 2023 en el Teatre Romea
Sinopsis
La mujer fantasma es una comedia delirante y excesiva, una sátira inmoral sobre la moral, una revisión sobre la función de la ficción, un retorno a la infancia, al primer amor, en el momento en que todo era posible, como en el teatro.
La mujer fantasma gira en torno a cuatro maestros a finales de los años setenta. Llevan una vida intensa y melancólica, marcada por el cuidado de los padres y de los hijos, por los desengaños amorosos y por los desafíos que les provocan sus alumnos. Lo extraordinario irrumpe en esta cotidianidad sobrecogedora: una mujer fantasma.
La aparición del fantasma es la puerta de entrada a otro mundo: el del pasado, el de la memoria. La ficción para explicar lo imposible. El teatro como sesión de espiritismo. El teatro como artefacto de memoria. De fantasmas, de espectros, de muertes que hablan; de todo esto está hecha la historia, y de todo esto está hecho el teatro.
¿Qué es ser un fantasma? Sólo el teatro puede responderlo.