Ahora, llegan al Centro Dramático Nacional presentando su último trabajo: Así hablábamos, que podrá verse del 7 de febrero al 24 de marzo en el Teatro Valle Inclán. El Centro Dramático Nacional produce esta pieza que ha sido creada a partir del universo de Carmen Martín Gaite y su constante búsqueda de interlocutor. Tras montajes como Renacimiento, Future Lovers, CINE, Materia Prima, Años 90 o Nacimos para ser estrellas,con las que han pasado por escenarios como el Festival de Otoño de Madrid, el Théâtre de la Ville de París, Cena Contemporânea de Brasilia, el Festival Grec de Barcelona, la Comédie de Reims, el Théâtre de Liège, el Teatro Central de Sevilla, Auawirleben de Bern o el Noorderzon Festival de Groningen, por primera vez desembarcan en el Centro Dramático Nacional.
Esa larga conversación que no acaba nunca
En Así hablábamos, La tristura continúa investigando la frontera entre la ficción y el documental, entre la presentación y la representación, y mantiene la intuición de que la intimidad y la poesía son, esencialmente, conceptos políticos. En esta pieza, la compañía trata de ampliar los límites de la escena y la creación; Así hablábamos presenta a un grupo de jóvenes que, tras sufrir una pérdida, se vuelve a encontrar tras un año sin trabajar juntos. Se preguntan: ¿Qué sucede cuando alguien muere antes de tiempo? ¿Cómo continúa la vida? ¿Y la noche? ¿Cómo continúa la conversación? Los que se han quedado tienen tres días para retomar un disco que dejaron por terminar. ¿Pero qué sentido tiene todo esto ya? ¿Cómo asumir que la vida cambia en un instante?
A veces, solo a veces, en mitad de la noche, alguien empieza un ‘beat’, otro lo sigue, alguien se ríe, quizás se levantan, y sin saber muy bien cómo, casi sin hablar, todas saben cómo continuar la canción. Así hablaban. Así hablábamos. En una larga conversación a través del tiempo que no acaba nunca. Y que no acabe.
En busca de interlocutora
“Carmen Martín Gaite pasó toda su vida buscando interlocutores, buscando a la persona con quien poder seguir pensando, escribiendo, imaginando. Le obsesionaba el habla de las personas, perseguía sin descanso esa conversación siempre deseada. Sus personajes buscaban comprensión, buscaban amor, exponían su fragilidad y su fortaleza, trataban de sentirse menos solos. Hoy, aquí, en el teatro, te decimos: hacemos lo que podemos, Carmen, hacemos lo que podemos. Nos parecemos a ti en algunas cosas y eso nos alegra; buscamos siempre, hablamos y escuchamos, intentando generar esa situación sencilla pero trascendente para comprendernos mejor. Aunque ahora, pensándolo bien, si aún estuvieras aquí no haríamos esta obra. Ya sabes, donde esté una buena conversación que se quite el teatro y todo lo demás. Pero vamos a intentarlo, Carmen.” La tristura.